Santo Padre, castígame por mis pecados (Jikook)

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La grandeza de este lugar era asombrosa. Sinceramente intenté recordar la última vez que estuve aquí y no pude hacerlo. Al parecer, sólo después del nacimiento, cuando fui bautizado. Cuando el coro empezó a cantar, olvidé por completo que estaba en el funeral de mi propia madre. Fue tan increíble. No tengo más recuerdos de ese día. Mi tía se negó a hacerse responsable de mí y los vecinos dijeron en voz alta que bajo ninguna circunstancia debería terminar en un orfanato. No participé en la controversia. Al final, ella todavía me adoptó, pero sólo formalmente. De hecho, me quedé a vivir en nuestro apartamento, bajo el cuidado de una simpática vecina. No veo ningún sentido en describir nuestra vida, pero diré simplemente que nada ha cambiado mucho desde que mi madre se fue. 

Los vecinos no tenían hijos, por lo que incluso puedo decir que me mimaron un poco. Les estoy muy agradecido por todo lo que han hecho. 19 años. Este año una palabra siempre me ha acompañado: rechazo. Negativa en el trabajo, en la universidad. En algún lugar no estaba satisfecho con mis habilidades, en algún lugar mi situación financiera. Hasta el último momento traté de no rendirme, me desarrollé, me preparé incansablemente para las pruebas de acceso. Pero en todas partes me faltaban 1 o 2 puntos. Todo esto, además de la fatiga crónica y la falta de sueño, desembocaron en el alcohol. 

Un día, tomé el auto de mi segundo padre y conduje donde pude. Recuerdo sujetar el volante con una mano y luego descuidadamente, porque en la otra había una botella de whisky barato. Una serie de destellos incoherentes y un golpe. Una pequeña grieta en el parabrisas y un hombre tirado en el asfalto. Juzgados, juicios, constantes interrogatorios y diligencias. Por cierto, el tipo sobrevivió. Un día nos encontramos en el baño después de otra reunión y él dijo con toda sinceridad: "Estoy tan cansado de todo esto". Lo entendí como nadie. Entonces me dijo que no quería todos estos procedimientos. No quiere que vayas a la cárcel. Todos estos son caprichos de sus estrictos padres, que no le dan derecho a voto. Se disculpó, pero todavía no entiendo por qué. Al final ganamos. El tipo finalmente dijo entonces, haciendo callar a sus padres, que él mismo se tiró debajo del auto, queriendo morir, sólo para que no lo empujaran más. Se suponía que nos iban a compensar, pero nos negamos.

Y aquí está el momento que probablemente se convirtió en un punto de inflexión. Salimos del juzgado y agradecí a mi abogado por todo el trabajo que había realizado. A lo que él sólo dijo: "No des gracias a mí, sino al Señor". Esperaba escuchar cualquier cosa menos estas palabras. Y luego pensé: ¿tal vez realmente lo sea? ¿Tengo tanta mala suerte aquí porque no lo necesito? ¿Por qué mi llamado es servir a Dios? Nunca llevé una cruz, nunca oré antes de comer y la frase "¡Oh, Señor!" después de un fuerte susto, se escapó de mis labios como una simple palabra parásita. ¿Y tal vez todos estos eventos están tratando de ayudarme a seguir el camino correcto? No creas, no, no fue un deseo espontáneo. Pensé en esto durante mucho tiempo y consulté con mis segundos padres. Todo esto lo percibía como un trabajo ordinario, porque los monjes negros que no tenían familia podían ascender en la "escalera profesional". 

Por cierto, no tenía ninguna intención de formar una familia. En 22 años de mi vida, nunca había experimentado este sentimiento del primer amor del que tanto habla todo el mundo. O tal vez lo fue, simplemente fue tan fugaz y temprano que no lo recordé en absoluto y no tuve tiempo de disfrutarlo. Puedes vivir sin amor y sin sexo. Todas mis conexiones no iban más allá de los baños del club, pero luego dejé de visitarlos también. Y así, cuando cumplí 20 años, tomé mi decisión final. Me acerqué a mis padres adoptivos y les confronté con un hecho: en 4 horas tengo un tren a Busan. La segunda madre se puso a llorar, pero no la disuadió. Sólo le pedí que llamara. O al menos escribiera. Por cierto, todavía les envío cartas un par de veces al mes. Y a veces pequeños paquetes con algo sabroso. Fui a la tumba de mi madre. No hablé con ella, no me despedí en voz alta. Simplemente coloqué un modesto ramo de flores artificiales en la tierra seca. Busan me recibió con un clima desagradable. 

Según tengo entendido, en ese momento había algo así como una tormenta: lluvia rara y cortante, viento fuerte, árboles doblados por la mitad. De alguna manera llegué a un pequeño templo en las afueras de la ciudad. Ya era tarde y, para ser sincero, pensé que no me abrirían las puertas. Pero no estaban cerrados. El viejo ministro nunca esperó que yo le pidiera que me aceptara como novicio. Me miró larga y atentamente y luego llamó a otro hombre. Más majestuoso y sabio. Dijo que yo era demasiado joven y que si quería dedicarme a la religión no tenía por qué ir a un monasterio. Pero yo insistí por mi cuenta. El hombre me dio un breve recorrido por su casa y los terrenos del templo en general. Me dijo que podía llegar a ser sólo un trabajador, es decir, trabajar aquí, servir al Señor, con la posibilidad de salir en cualquier momento. Fui inflexible. Llevo dos años sirviendo en la Iglesia de Busan. 

No describiré mis clases y lo que tuve que pasar. Permítanme decir simplemente que la vida de los monjes o novicios no es tan mala. Yo mismo solía pensar que tendría que vivir de pan y agua y rezar 23 de las 24 horas, pero no es así. Sí, dedicamos mucho tiempo a las oraciones. Nos despertamos con ella en los labios y nos reunimos para leer un servicio de oración. Leemos una oración sobre el santo cuyo nombre ilumina este día. Los leemos antes y después de las comidas. Pero esto se convierte fácilmente en un hábito y no causa ningún inconveniente. Cumplo regularmente con mis deberes y cumplo con todas las asignaciones. Para ser novato no es necesario ser creyente. Muchos puntos de una misma Biblia me parecen muy controvertidos y absurdos. 

En algún momento dejé de percibirlo como algo maravilloso e inexplicable, simplemente se convirtió en una fantasía muy aburrida. Los caminos del Señor son misteriosos, pero aun así tratamos de confesarlos. ¿No es esto una tontería? Algunos novatos y trabajadores no me toman en serio por una razón completamente estúpida. No tengo barba. Una ligera barba es todo lo que se ha dignado crecer en mi rostro. Mi padre dijo que llegará con el tiempo, algo que realmente espero. De hecho, me preocupaba que fuera por esto que los monjes mayores no me ofrecieran tomar votos monásticos. Pero esto resultó ser sólo un miedo estúpido, porque ayer mismo mi padre se me acercó y con una sonrisa contenida me anunció que ayer en su consejo general llegaron al veredicto de que yo estaba listo para convertirme en monje. Mi felicidad no tenía límites. Me dieron medio año para pensarlo. Después de todo, una cosa es vivir aquí y otra abandonar por completo y para siempre todas las preocupaciones mundanas".

Jimin dejó su lápiz. 

Los ojos se cerraron solos y el chico decidió que ya era suficiente por hoy.