*° 13 °*

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Christopher

«...Ingresa en el espacio desatando el caos mantiene la cabeza en alto y el rostro en blanco. No viene sola, está acompañada...»

Respiro hondo controlando la jaqueca intensa para no desaprovechar este instante.

«...La rabia me consume al imaginarla con ese saco de mierda»

Consigo distinguir una clara imagen del rostro y aprieto los dientes. «El maldito soldado sirviente»

Apenas y consigo lidiar con el hecho de que le sonrió frente a mí para tener que procesar el que ella iba a regresar con ese y hacerlo parte de su vida si yo no cambiaba el curso de toda esta mierda.

A pesar de todo esto, la visión de su regreso inesperado no me tomó por sorpresa, internamente siempre supe que volvería.

Agradezco el jodido momento en que empecé a tener estas visiones del carajo, de lo contrario, hubiésemos pasado por un montón de mierda innecesaria.

—¿Oye... ya estás? —llama al otro lado de la puerta.

—Sí —entra a mi habitación con el perro siguiéndola.

Claramente se abstiene a mirar la cama que se encuentra en el centro de la habitación para evitar recuerdos, supongo. No le va a servir de nada. Pronto estará allí igual de húmeda y dispuesta para mi que siempre.

—Toma asiento —le pido yendo a por lo que necesito un segundo al baño y volviendo con ella.

Tiene los hombros hundidos y las manos clavadas sobre las rodillas.

—¿Desde cuando no le dan una limpiada profunda a tú colchón? —inquiere intentando camuflar los celos.

—¿Estás interesada por saber sobre mi vida sexual o sobre la posible contaminación de fluidos en mi colchón? —suelto sin más.

Hace una mueca.

—Mejor ninguna —asiento.

—Sabia decisión.

Me acerco posando mis dedos en su barbilla elevando su rostro. Me concentro en no mirar más que el lente en su ojo mientras ejecuto el procedimiento.

Traga grueso mientras respira hondo.

—¿Te pone nerviosa el que tenga el poder de privarte de tú visión o mi cercanía?

—No sé de qué hablas y concéntrate, maldición —sisea agitada, suelto una risa entre dientes mientras aplico las gotas necesarias para retirar las lentillas—. ¡Eso arde, hijo de puta!

—Shhhh. Mantén los ojos cerrados, loca.

Se echa el cabello hacia atrás manteniendo la calma.

—¿Estás seguro de que lo estás haciendo bien? —inquiere después de 40 segundos.

—Rachel...—gruño.

—¡Vale, vale, ya paro!

Mueve su pierna de arriba a abajo, y en un impulso, poso mi mano sobre su rodilla. El movimiento cesa y se pone rígida.

—Dime algo que me... distraiga —pide suavemente y no puedo resistirme.

—El colchón es nuevo.

Suelta un breve suspiro de alivio.

—¿Representa algo?

Dudo en si responder o no. Finalmente lo hago y mi respuesta resulta contundente.

—Sí.

*°𝑭𝒖𝒄𝒌𝒆𝒅 𝒎𝒚 𝒘𝒂𝒚 𝒖𝒑 𝒕𝒐 𝒕𝒉𝒆 𝒕𝒐𝒑°*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora