*°𝑭𝒖𝒄𝒌𝒆𝒅 𝒎𝒚 𝒘𝒂𝒚 𝒖𝒑 𝒕𝒐 𝒕𝒉𝒆 𝒕𝒐𝒑°*

Epílogo

Christopher

—¿Necesita una mano para relajarse, padre? —la voz melodiosa aumenta mis niveles de excitación—. Debe ser complicado seguir los caminos de nuestro señor.

Su mano ejerce presión a modo de apretones en el miembro caliente que reposa sumamente erecto contra mi abdomen bajo. Juguetea con él mientras besa y chupetea el lóbulo de mi oreja. Sonrío a la nada disfrutando de sus atenciones. «Me tiene entre sus manos»

—¿Siente eso?  —jadea restregándome las tetas en el pecho—. Oh por dios, qué duro está. ¿Duele?

—Más —exijo con los dientes apretados.

—A merced de sus órdenes, padre —se deshace del manto por completo haciéndome salivar con las increíbles vistas.

Se sienta sobre mi encajando el miembro entre sus húmedos labios inferiores. La ternura de su coño me hipnotiza y el que me monte sin encajársela con los brazos encima de la cabeza me tiene absurdamente embrujado.

—Dilo —le apretujo los pechos con ambas manos sacándole jadeos/gritos y aumentado el nivel de su humedad.

—T-te amo... —musita y me introduzco en ella hasta la empuñadura haciéndola temblar.

Sus paredes me acojen y sus músculos flaquean de la intensidad.

—¡De nuevo! —exijo y como puede responde con la boca entreabierta.

—¡T-te amo! —me la cojo a lo bruto haciéndole poner los ojos en blanco y convulsionar de placer.

Esas malditas palabras me posicionan en lo más alto y aumentan la toxicidad que me posee cada que me encuentro fuera de sí.

Es una dependencia insana y bestial pero que nunca cambiará y menos a un cuento de hadas, y si tan sólo lo hace, será para peor. Rachel James podrá tener apariencia de ángel pero es una diosa del pecado; hecha sólo para pecar. Diosa de la lascivia, la lujuria y de mi polla.

Y es sólo mía.

Absolutamente mía.

—Maldita seas, Rachel James, yo también te amo.