*° 25 °*

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Christopher

La Teniente vuelve en sí como si nada hubiese sucedido mientras yo debo luchar con una erección. Al volver, Marie me avisa que fue invitada a la condecoración y ni atención le pongo; ni a ella ni a su hija ni a la publicista o cómo se llame. Le quito el control de mi auto a Alex y subimos el perro al McLaren.

—Te acompañamos, hijo. —Marie se acomoda en el asiento trasero con Gema y mi mujer en el del copiloto.

—Vas a ganarte esto —me dice Gema—. Tu campaña electoral será una de las mejores que tendrá la FEMF.

—Una de las mejores no, será la mejor —la corrige Rachel inexpresiva y tanto la sirvienta como a su hija se les borra las sonrisas fingidas.

El perro pone el hocico contra mi hombro y luego contra el de Rachel y como puedo lo acaricio.

—Ven aquí, mi amor —lo hace sentarse sobre su regazo y Gema protesta.

—Puede ensuciar los asientos —le recuerda a Rachel y ella hace un gesto descuidado.

—Es solo si está obligado a tener cerca a alguien que le disgusta. Con su mami no hará eso, ¿cierto, mi vida? —Zeus se pone cómodo contra su cuerpo.

—Es el perro de Christopher, no el tuyo —suelta Marie queriendo hacer enfadar a la Teniente.

—Para su información, tanto los documentos como el amor que le tengo a este precioso, dicen lo contrario. No es sólo suyo, también es mío —su tono se vuelve mordaz mientras que su expresión se mantiene serena.

—¿De qué demonios habla? —se dirige a mi.

—¿Te volviste sorda de pronto?

Se indigna con mis palabras, pero finalmente opta por morderse la lengua. Poso la mano sobre el muslo de mi mujer ignorando a las otras. Gema sigue hablando y no capto nada, ya que mis oídos se cierran para tan solo apreciar a la mujer que tengo al lado. Aprieto el volante y le sumo velocidad a la marcha queriendo llegar rápido al comando.

***

—Nos vemos luego ¿si? —se alisa las arrugas del vestido antes de besarme.

Marie sostiene a Zeus y Gema intenta abordarme al llegar al Comando. Únicamente me despido del can y me dirijo a mi torre donde me cambio, abotono la chaqueta del uniforme de gala y busco el sitio donde esperan los demás. El patio está lleno de uniformados, los cuales portan el traje oficial que les permite relucir las medallas.

El centro religioso sigue en el proceso de «caridad». Se supone que todos los sacerdotes están haciendo beneficencia y no vuelven hasta mañana.

—¿Desayuno en High Garden y juntándote con la ex de mi hijo? —Se me atraviesa Martha—. Par de desgraciados...

—Basuras como tú no merecen mi tiempo. Quítate, maldito estorbo —La dejo hablando sola.

Trato de localizar a cierta mujer en la multitud y siento que me pica el uniforme cuando no la veo.

Avanzo un par de metros más y… todo se me tensa cuando mis ojos captan la situación en la que se encuentra la mujer de cabello negro y ojos azules.

Camino en línea recta hacia ella atropellando a todo el que se me interpone. La rabia que traigo se me acumula en las células y siento que mi pulso se eleva en lo que acorto la distancia.

El marica está por tocarle el hombro cuando me interpongo entre ellos, sorprendiéndola.

Rachel

*°𝑭𝒖𝒄𝒌𝒆𝒅 𝒎𝒚 𝒘𝒂𝒚 𝒖𝒑 𝒕𝒐 𝒕𝒉𝒆 𝒕𝒐𝒑°*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora