*° 23 °*

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Christopher

Ya está cayendo la noche para cuando finalmente me encuentro caminando por los pasillos del hospital militar con prisa. Subo al piso que me indicó Patrick y me topo con las miradas sorprendidas de las amigas de Rachel y sus esposos, sumada la desagradable presencia del inútil de Bratt, Klein y Parker.

—Hermano no puedes pasar, ya es muy tarde —se me atraviesa Patrick y con una sola mirada hago que de unos pasos atrás.

No estoy para juegos

—Diles que se larguen a su puta casa, en especial a Lewis. No lo quiero aquí —gruño iracundo.

Asiente con las manos en los bolsillos.

—Lo que tú digas, hermano, pero por favor, espero que estén haciendo las cosas bien esta vez.

No digo nada. Simplemente me planto frente a la habitación correspondiente girando el pomo.

Hallo la habitación vacía y la cama desarreglada. Inmediatamente me inquieto así que me acerco al baño tocando la puerta con insistencia. «Debe estar aquí»

—¿¡Rachel?!

La puerta se abre sin más y su cuerpo choca contra el mío.

—¡Dios! ¡¿Estás bien?! —inquiere alarmada.

Sus manos palpan mi musculatura con preocupación y yo sólo voy a por lo que me interesa: su boca. Gime relajándose en mis brazos así que la cargo para mayor comodidad.

Le acaricio la espalda por encima de la tela del pijama y aprovecho a colar mi lengua en su cavidad.

No es ningún roce de labios o un beso breve. Es uno de los besos más profundos e intensos que nos hemos dado. Demuestra la posesividad y la dependencia que nos tenemos.

Jadea queriendo separarse y simplemente me toca ceder.

—Debes tomar una ducha —consigue decir y hago un gesto queriendo que venga conmigo pero niega—. No puedo.

Frunzo el entrecejo y es cuando me muestra su mano derecha. Una vía de encuentra fija en la parte superior de su mano, inspecciono la muñeca notando que leves moretones empiezan a surgir en la zona de sus venas.

—¿Te duele? —niega con el cansancio danzando en sus rasgos.

—No, tranquilo —me toca el rostro con ambas manos acariciando con suavidad. Simplemente suspiro—. ¿Tienes hambre? Patrick me puso al tanto de tú situación.

Resoplo.

—Es un chismoso.

Hace una expresión de indignación.

—¡Es tú mejor amigo!

—Ajá.

Deja un pico en mis labios y se aparta.

«Qué manía la suya de andar separándose de mi»

—¿Hasta cuando debes estar aquí? —pregunto deshaciéndome del saco, la corbata y la camisa.

Toma asiento en la cama mordiéndose el labio inferior.

—Solo pidieron que pasara la noche aquí, así que asumo que mañana podré irme —se encoge de hombros—. ¿Lo tienen, no?

—Sí. El veredicto ha cambiado, está condenado a pena de muerte como debió pasar desde el inicio —suelta un suspiro tembloroso y encuentro tranquilidad en su expresión—. Antoni dejará de ser un problema en nuestras vidas. Te lo prometo, nena.

Sus ojos chispean con el mote.

—Lo dijiste —susurra.

Descanso mis manos dentro de mis bolsillos sin dejar de observarla. Le es difícil mantener la coraza conmigo y sin yo percatarme, dejo caer la mía cada que nos encontramos en privado.



*°𝑭𝒖𝒄𝒌𝒆𝒅 𝒎𝒚 𝒘𝒂𝒚 𝒖𝒑 𝒕𝒐 𝒕𝒉𝒆 𝒕𝒐𝒑°*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora