El hechizo del Príncipe Tweek

Un Nuevo Comienzo

Había pasado un día desde la confesión de Feldspar, y su relación con el príncipe había dado un vuelco radical. La actitud de Tweek hacia él había pasado de la hostilidad a una cautelosa comprensión. Su vínculo, antes marcado por la tensión y la desconfianza, ahora se caracterizaba por una naciente amistad. El príncipe, despojado de sus prejuicios y recelos, había comenzado a ver a Feldspar con ojos nuevos.

Feldspar, sin reservas, había abierto su corazón ante el príncipe, revelando los secretos más íntimos de su pasado. Le había contado todo sobre sí mismo y sobre el extraordinario poder que poseía. Le había explicado cómo había descubierto sus habilidades, cómo funcionaban y sus efectos.

El príncipe había escuchado con atención, absorbiendo cada palabra, cada detalle. La historia era impactante, pero lejos de alejarlo de Feldspar, había despertado en él una mezcla de curiosidad y empatía. Esta confesión, en lugar de generar rechazo o temor, provocó en el príncipe una mezcla de fascinación e intriga. Ahora comprendía la complejidad de la vida de Feldspar, las cargas que llevaba sobre sus hombros. Lo veía por lo que era, un simple ser humano con errores.

El futuro era incierto, pero una cosa era segura: Esta charla había marcado un antes y un después en su relación. Había abierto una puerta, sentando las bases para una nueva etapa en su historia.

Sin embargo, aún quedaba algo por confesar. Feldspar no podía seguir ocultándolo, no podía seguir con ese peso en su interior. El príncipe necesitaba saber toda la verdad, y no solo tenerle lastima. El ladrón no era solo una víctima, sino también el causante de muchas de sus desgracias.

Mientras cabalgaban por el bosque, Feldspar le narró al príncipe cada detalle de la tormentosa historia que habían vivido. Desde el encuentro que marcó el inicio de su vínculo, las veces que habían roto el hechizo que los unía, hasta las repetidas muertes que había sufrido a manos del príncipe. Consumidos por el odio y la venganza, disfrutando del dolor del otro, terminando atrapados en un ciclo sin fin con un final que siempre terminaba en tragedia.

Feldspar observaba al príncipe con atención, esperando ansiosamente una respuesta. Sumido en un mar de incertidumbre. La confesión estaba hecha, las cartas estaban sobre la mesa, y ahora solo quedaba esperar. Un torbellino de emociones lo embargaba. Conocía de sobra la hostilidad que este le profesaba, la furia que había desatado en sus anteriores encuentros. Y aunque ahora se habían vuelto cercanos, todo podía cambiar en cuestión de segundos.

El silencio se hizo pesado, cargado de una tensión. Feldspar deseaba poder leer los pensamientos del príncipe. ¿Qué actitud adoptaría esta vez? ¿Lo vería como un monstruo o tal vez como algo más? Realmente nunca le había importado nadie a excepción de su familia, pero por alguna razón, el príncipe había empezado a agradar.

Atónito, bajo la penetrante mirada de Feldspar, buscaba desesperadamente las palabras adecuadas. En el momento en el que empezó a hablar, sus palabras resonaron como un trueno, para el ladrón.

PRÍNCIPE. – Debo admitir que tu confesión me ha provocado una oleada de emociones, pero al mismo tiempo, comprensión. Me di cuenta de que mi propio anhelo de venganza había contribuido a la espiral de sufrimiento que ambos vivimos. – Con nerviosismo dijo. – No puedo enfurecerme por algo que no puedo recordar, o que tal vez ni siquiera ocurrió ¿Sabes? Creo que lo más sensato sería olvidarlo. ¡Ya no tiene cabida en nuestras vidas! O tal vez nunca la tuvo... ¡Mierda! ¡No sé cómo reaccionar ante tu poder! Es algo tan difuso, tan... ilusorio – Se pasa la mano por el cabello con desespero, visiblemente frustrado. – ¡No estoy seguro de si lo que he dicho tiene sentido...! Conociéndome, antes habría reaccionado de forma estúpida, pero ahora solo siento confusión No puedo enfurecerme, y tampoco quiero hacerlo – En ese preciso instante, una nueva determinación floreció en su interior. – ¡No permitiré que el pasado nos domine! o que lo que tu recuerdes tenga que volver a pasar, esta vez, romperemos el ciclo y construiremos un futuro diferente.