Mírame (Romione)

Parte 19

Sus hombros están caídos y sus ojos miran al suelo donde sus pies pesados obligan a sus desgastadas zapatillas a raspar y patear los escombros que están esparcidos por todas partes. Ron gira una esquina, sus dedos inertes se extienden para rozar la pared y pequeños trozos de piedra se desmoronan de su mano. Esta pared, como muchas otras, fue claramente desmantelada por un hechizo o un encantamiento.

No ha dicho una palabra desde que salió del Gran Comedor; ni una vez ha mirado detrás de él, aunque sé que puede oírme. Extraño sus ojos que, cuando se fijan en los míos, revelan todos los sentimientos que tiene, sin ocultarme nada. Pero ahora están dirigidos hacia otro lado, y no ha hablado, y no me ha mirado, y lucho con si tengo o no la fuerza para mirarlo, para asumir todo lo que sé que debe estar sintiendo. Temo romperme. Así que lo sigo por este pasillo y aquel otro, todos ellos oscurecidos por la falta de lámparas y el cielo nocturno cubierto de nubes, de modo que apenas entra la luz de la luna a través de las ventanas destrozadas. Mientras esquivo agujeros en el suelo y miro por los escombros que caen, me siento egoísta por estar agradecida por el silencio.

Sin embargo, sé que no puedo dejarlo solo así, pero no encuentro el valor para ser lo suficientemente fuerte como para decirle que está bien, para siquiera hablar, porque ¿realmente está bien? ¿Alguna vez lo estará? Un hecho que sí sé es que nunca seremos los mismos.

Así que, por ahora, él camina, y yo lo sigo.

XXXXXX

Oí a alguien decir, –¡Hemos ganado!–

Oí a otros gritar, –¿Por qué?!–

Oí murmullos de dolor y susurros de emoción. Y palabras como "héroe" y "victoria"... y "muerto".

A mi alrededor había personas, hablando y susurrando y murmurando y sentí manos en mis hombros y manos apretando las mías mientras decían gracias, pero también lo siento. Buenas noticias, pero una mierda para ti.

No había visto a Harry regresar de la oficina de Dumbledore, donde Hermione y yo lo dejamos. Eligió mantenerse alejado de todo esto, y no lo culpo.

Las voces, el tocar, las imágenes de la batalla y de Fred siendo arrojado de espaldas, de él desapareciendo de la vista por ese segundo, el sonido de su risa antes de ser golpeado, las palabras de Percy, el sonido del choque... todo esto me presionaba y no podía soportarlo. Necesitaba seguir el ejemplo de Harry y largarme de allí.

Dejé a mi familia llorando alrededor del cuerpo de Fred. Dejé a Hermione sentada, con sus manos entrelazadas con las de Ginny, quien miraba fijamente al frente, con una expresión atormentada en su rostro. Sabía que debía quedarme, pero ese no era el lugar donde debía estar. Aún no.

Cuando me levanté, vi a Hermione por el rabillo del ojo, levantar la cabeza de golpe y sentí sus ojos siguiéndome fuera del Gran Comedor, sus puertas colgando de sus bisagras y perforadas con agujeros de todos los tamaños y formas.

Puedo sentirla y oírla detrás de mí ahora, siguiéndome a poca distancia. No está hablando, no me está tocando, no da ninguna indicación de detenerme.

XXXXXX

Estoy tan concentrada en Ron que no reconozco hacia dónde nos dirigimos hasta que desaparece por la puerta abierta del baño en el tercer piso. El baño donde hace solo unas horas él y yo entramos a la Cámara de los Secretos y juntos destruimos el horrocrux.

Dentro, las llaves aún están abiertas, el túnel que conduce a la Cámara está abierto y oscuro. Ya no representa una amenaza, pero aún así un escalofrío recorre mi columna y recuerdo la cara de Voldemort cerniéndose sobre nosotros antes de que apuñalara la copa con el colmillo de basilisco. De alguna manera, no creo que esa imagen ni la sensación ominosa que la acompaña desaparezcan nunca.