Parte 12

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Tengo hambre, no, estoy muriendo de hambre, y mi hombro duele como mil demonios. Cuando le dije a Hermione antes de que saliéramos en esta misión que me sacrificaría, ¡no quería decir que daría un trozo de mi propio hombro, por el amor de Dios! Y ahora tenemos que cuidar este maldito guardapelo, y no cualquier guardapelo; este guardapelo contiene un fragmento del alma del mago más malvado que jamás haya existido. Y ahora Harry lo lleva alrededor de su cuello, el loco. Te juro que cuando tuve esa cosa en la mano, lo primero que pensé fue en tirarlo. Quería salir corriendo de la tienda y lanzar esa maldita cosa lo más lejos posible de nosotros. Por supuesto, nunca lo haría, pero la urgencia está ahí de todos modos. (Además, apenas puedo moverme sin ponerme verde.) Hay maldad en esa cosa, y suena extraño, pero todavía puedo sentirlo, aunque solo lo sostuve durante unos minutos...

Mi estómago gruñe y reprimo un gemido porque Harry está fuera de la tienda hablando con Hermione y no quiero que sepan que todavía estoy despierto. Por mucho que me quejé de la falta de comida y de casi desangrarme, estoy tratando de mantenerlo al mínimo. Puedo notar que Hermione se culpa a sí misma por la despartición y por no haber empacado comida. Y no importa cuántas veces le haya dicho que no se preocupe, que podría haberle pasado a cualquiera de nosotros y que no había forma de que ella pudiera saber que no llegaríamos a Grimmauld Place, ella sigue luciendo tan culpable, suspirando cada vez que me ve hacer una mueca de dolor. Y luego intentó compensar nuestra hambre con esos repugnantes hongos. Amo a Hermione, y haría cualquier cosa por ella, cualquier cosa, pero aparentemente pongo el límite en esas grises manchas viscosas que intentó decirnos que en realidad eran comestibles. En serio, no lo eran. Pero Harry de alguna manera logró encontrar una manera de tragárselos, lo que creo que hizo que Hermione se sintiera un poco mejor. No estoy seguro de cómo me siento al respecto todavía...

Escucho el aleteo de la tienda abrirse y cerrarse, luego a Hermione caminando silenciosamente adentro y luego detenerse.

—Oye, estás despierto.

Ella camina hacia las literas donde estoy acostado en la de abajo, oculto de la vista.

—¿Cómo supiste que estaba despierto?

La tienda está iluminada con solo unas pocas velas en las dos únicas superficies de la tienda: la mesa de café y la mesa de la cocina, ninguna de las cuales llega hasta mí ya que estoy acurrucado en mi rincón, supuestamente recuperándome. Veo una luz azul acercándose a mí y allí está Hermione, sosteniendo una llama en su mano, su rostro tomando un tinte azul y haciéndola parecer una especie de hada o ángel, o algo igualmente majestuoso y delicado.

—Estás resplandeciendo —digo y veo cómo su rostro se vuelve púrpura desde el rojo de sus mejillas y el azul de las llamas.

—No escuché tu habitual ronquido cuando entré —dice Hermione, todavía sonrojada mientras las comisuras de sus labios se curvan en una sonrisa. Apoya el costado de su pierna contra la cama y yo muevo mi rodilla para empujarla un poco.

—No ronco —digo en tono de burla; sé que ronco, gracias a las incesantes burlas de mis hermanos y de Ginny. Crecer en una casa con tanta gente, no puedes rascarte el trasero sin que alguien se dé cuenta. Pero ahora, sin saber qué está pasando con ellos, haría cualquier cosa por estar de vuelta en la Madriguera, quejándome de mi falta de privacidad y de quién usó el último de agua caliente.

Hermione me da una mirada de complicidad y luego me empuja de vuelta con su pierna antes de mirar alrededor en busca de un lugar para guardar su llama. Ella se aleja y regresa con un cuenco lleno de fuego azul y lo coloca en el suelo junto a la cama.

—Deberías estar descansando —dice suavemente mientras se sienta en el borde de la cama y gira su cabeza hacia mí. Los rizos que se han escapado de su trenza están salvajes alrededor de su cabeza, pero no se molesta en apartarlos. Está demasiado ocupada estudiando mi rostro en busca de signos de angustia, su rostro ya no es juguetón, sino preocupado, lo cual me pone nervioso.

Mírame (Romione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora