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Las trompetas se escuchan anunciando el inicio del día. Me levanto de inmediato, aunque el cansancio de los desvelos le suplica a mi cuerpo una hora más de sueño.

Mi nombre es Joshua Romero, tengo 23 años. Nací en Bradley Stoke, una ciudad en South Gloucestershire, Inglaterra. Fui dado en adopción a los 5 años y adoptado un año después por los mejores padres del mundo. Estudié en la universidad de la marina para luego pedir mi cambio a las fuerzas especiales.

Formo parte de las Fuerzas Especiales de México, mejor conocidas como la F.E.S. Cuenta con las mejores unidades de operaciones especiales marítimas en el mundo, debido principalmente a su vasta experiencia en redadas contra el narcotráfico, sus altas capacidades operativas y el alto grado de adiestramiento.

—Coronel Romero— me giré ante el llamado.

—¿Qué se le ofrece? —pregunté de manera seca.

—El general de brigada lo llama a su oficina.

Asentí, dándole las gracias. Caminé hacia la oficina del General, tomé un suspiro y llamé a la puerta.

—Pasa.

Entré haciendo una muestra de respeto y, con una posición rígida, me puse en guardia.

—Sí, mi General— saludé con voz firme y postura rígida.

—En descanso, Coronel Romero. Tome asiento.

Acate órdenes y tomé asiento. Después de unos segundos entraron mis compañeros López y Hernández, quienes, al igual que yo, tomaron asiento.

—Los llamé porque tengo una misión confidencial para ustedes, enviada desde los altos mandos.

La sangre se me heló cuando descubrí que tendría que volver a Inglaterra para esta misión. Un mafioso de Inglaterra había estado haciendo algunos movimientos en México, por lo cual Inglaterra dio permiso a México para cruzar la frontera e ir por el mafioso.

—La persona cuya confianza queremos que ganes es ella, de la cual nos informaron que es mano derecha del mafioso —mostró una foto de mi madre biológica y luego me miró—. Sé que no estás involucrado en esto, Romero, pero tendrás que hacerle creer que la quieres volver a ver.

Mi madre, tan hermosa pero tan malditamente irrelevante en mi vida hasta ahora. Me había dejado a mi suerte en México a los siete años y ahora tengo que reencontrarme con ella.

—Tendrás que llamarla, hacerle creer que te quieres reconectar con ella y ganar su confianza.

No podía negarme a algo que era mi deber, así que solo asentí.

—Sus expedientes serán borrados, será como si jamás hubieran estado en la milicia —puso tres carpetas en el escritorio—. Aquí están sus nuevas vidas, desde que estudiaron en la preparatoria hasta ahora. Cada uno tiene que estudiar perfectamente esta supuesta vida. Si los descubren, no tendrán piedad con ustedes.

Tomé mi carpeta. No solo contenía una historia muy diferente a la que realmente había tenido, sino que también venía información sobre las personas a las que tendría que engañar ganándome su confianza.

—¿Cuándo viajaremos? —pregunté mirando al general.

—Le enviamos un mensaje a tu madre hace unas semanas, haciéndonos pasar por ti, y enviará un avión privado para ti en cuatro días.

Asentí. Tomamos nuestras carpetas, nos despedimos y nos encaminamos a nuestras estaciones.

Llegué a mi oficina y comencé a leer la información que me proporcionaron sobre las personas que traicionaría después de ganarme su confianza.

Llegué a mi oficina y comencé a leer la información que me proporcionaron sobre las personas que traicionaría después de ganarme su confianza

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Tomé los documentos que contaban una falsa historia de mi vida

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Tomé los documentos que contaban una falsa historia de mi vida. Estudié en escuelas privadas desde casa, practico fútbol en mi tiempo libre, hablo cinco idiomas y me gradué en ingeniería mecánica.

—Es sencillo— me dije a mí mismo, suspirando.

CazadoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora