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–¿Pablito está bien?–.

Rudy llegó jadeando hacia la camilla del pequeño, el cual se encontraba mordiendo la almohada por el dolor de las inyecciones.

–Sí lo está pero ¿Qué haces aquí? ¿Y con el uniforme militar puesto?— le cuestioné mientras lo alejaba despacio de la camilla para que no se alterara el niño.

–Es que vine corriendo desde la base hasta aquí porque se descompuso la Jeep... buenos días enfermera— saludó a mi amiga que seguía viendo atenta a todo lo que hacía Carolina.

–Buenos días, teniente— contestó Alicia.

–¡¿Cómo que corriste desde la base hasta aquí?! ¡Son casi 6 kilómetros!–.

–Es que recibí el mensaje de mi mamá mientras andaba desayunando, fui por la camioneta y como ví que no encendía tomé la decisión de correr hasta aquí–.

–Con razón estás todo sudado— me reí.

–¿Y cómo va mi sobrino? Veo que ya lo están atendiendo–.

–En primer lugar, no sabía que tenías un sobrino, y segundo, el niño ya está en tratamiento con mi compañera–.

–Te digo que es una larga historia, pero ya le avisé a su papá que pudieron atenderlo sin problemas–.

Carolina estaba de espaldas atendiendo al pequeño Pablo junto con la señora Parra mientras Alicia, Rudy y yo estábamos en el marco del cuarto de las camillas, terminó muy rápido y el niño logró estabilizarse y aún de espaldas ella tomó su bitácora y llamó al encargado del paciente.

–¿Rodolfo Parra se encuentra aquí?— hojeando los expedientes.

–Sí, digame— se acercó al otro lado de la camilla.

–El pequeño ya se encuentra estable, solo que se va a quedar en camilla unos días para ver como progresa su recu...peración–.

Ambos se voltearon a ver, podría jurar que hubo un flechazo a primera vista porque ninguno de los dos se animaba a decir algo, no podía creer lo que estaba viendo.

–S... sí enfermera— carraspeó y tomó aire —muchísimas gracias–.

–Nada que agradecer señor Rodolfo— Carolina sonrió levemente sin soltarle la mirada.

–Por favor, tú llamame Rudy— mi amigo también estaba sonriendo ¡¿Qué carajos acaba de suceder?!–.

–Esta bien Rod... Rudy, por ahora paso a retirarme, con permiso...— se da la media vuelta y sale del cuarto a toda velocidad, le hago la seña a Alicia de que la sigamos y la perseguímos hasta los casilleros, dejando solos a los Parra.
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–Carolina, ¿qué demonios acaba de ocurrir allá adentro?— le pregunté una vez que la encontramos.

–No se, pero creo que me acabo de enamorar— soltó ella en un tono suave, estaba colorada y tenía una enorme sonrisa de oreja a oreja, eso significa 'Peligro'.

–Amiga ¿estás bien? ¿Te sientes mal o algo así?— dijo Alicia divertida tocandole la frente.

–Estoy bien, solo que... jamás había conocido a alguien tan guapo, uniformado  y de cuerpo trabajado— soltó Carolina en un suspiro.

–Ay Dios, eligió el momento menos indicado para enamorarse— le dije quedito a Alicia.

–¿Y qué hacemos? Es ilegal interrumpir un enamoramiento–.

–Ya se pero, ¿porqué se fijó específicamente en él?–.

–Ay yo que sé, por algo fué y porque el destino lo quizo–.

UNA SIMPLE ENFERMERA (Alejandro Vargas x Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora