Misión 2: Respuestas a Incógnitas

13 11 0
                                    

CAPTULO II

21 de julio de 2019

11:38 a.m.

A la mañana siguiente, fui despertando lentamente al escuchar el sonido de las aves cantando extinguiendo el silencio, también se escuchaban vehículos y gente pasado por la calle, era algo de esperarse, estaba en una ciudad. Es la primera vez en muchas noches que pude dormir plácidamente desde que llegué acá. Abrí los ojos que a continuación me los refregué y parpadeé varias veces hasta aclarar mi vista, sentía como si tuviera un camión encima, pero eso se debía al cansancio que fui acumulando en todo este tiempo. Me levanté de la cama, me dirigí hacia la ventana para correr la cortina y que entrara un poco más de luz, había salido el sol después de la tormenta de anoche.

Al pasar por el espejo estaba completamente despeinada, pero no me importó demasiado, aún seguía de pijama, pensaba que sería oportuno darme un baño ya que me había mojado anoche, aparte tenía que lavar la ropa que llevaba puesta ya que tenía olor a perro mojado.

Busqué un par de toallas del ropero y las tomé. Antes de salir de la pieza, abrí la puerta, asomé la cabeza y observé ambos lados, no había nadie, no se escuchaba ruido alguno, como si el departamento estuviese desierto.

Bajé las escaleras, Dante parecía no encontrarse en el local, no estaba en el escritorio ni tampoco durmiendo en el sillón, lo que, si seguía estando, era el quilombo desde que aterricé en su casa. Me dio un poco de bronca, al ver que es un tipo tan desecho.

Me acerqué al baño, agarré el picaporte, sin embargo, antes de abrirla me percaté que la ducha estaba abierta, así que supuse que era Dante que se estaba bañando.

Decidí esperar sentada en el sillón hasta que saliera, no tuve que esperar mucho, ya que, pasados quince minutos, se abrió la puerta del baño. Vi salir a Dante sin camisa mientras se frotaba el pelo con ambas manos. Levantó la mirada para verme. Ante eso me sonrojé un poco, pero no tenía vergüenza.

 Ante eso me sonrojé un poco, pero no tenía vergüenza

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

¿Necesitas usar el baño? –

Asentí con la cabeza sin emitir una sola palabra,

¿Y qué esperas? Ya está libre –

Fui corriendo al baño, no solo por querer bañarme, sino que también es porque tenía ganas de orinar y ya no aguantaba. Coloqué a un costado las toallas y abrí la ducha, soy bastante friolenta, aun así, no me gusta el agua hirviendo como a Dante. Me metí bajo el agua, cerré los ojos para poder relajarme un poco. Estaba pensando en todo lo que está ocurriendo. Nunca pensé que iba a estar parada ante un hijo de Sparda, lo veía casi imposible, pero era real.

Salí de la ducha, agarré las toallas, me enrolle una en la cabeza para los dos metros de pelo que tengo y la otra me la envolví en el cuerpo. A los segundos me di cuenta de que no había traído la ropa para cambiarme y ya había pisado el pijama y obviamente se ensucio todo. No tenía más remedio que salir, e ir hacia arriba para buscar ropa. Cuando salí del baño no vi al albino por ningún lado, algo que me tranquilizó un poco, ahora sí, me daba vergüenza que me viera así. Subí las escaleras, entré a la pieza y tome la ropa, me sequé bien y dejé la toalla en los pies de la cama, en ese preciso momento Dante abrió la puerta, cuando volteé a verlo me quedé helada con una mirada de impacto, no podía reaccionar, él no dijo nada, simplemente se limitó a entrar y cerrar la puerta. Seguía sin reaccionar con la vista perdida, tomó la toalla, la envolvió sobre mí y me abrazó por los hombros.

Entre El Cielo y El InfiernoWhere stories live. Discover now