Misión 4: El Tercer Descendiente De Sparda

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CAPTILO IV

22 de julio de 2019

09:15 a.m.

En la mañana, los rayos del sol comenzaron a atravesar la cortina de la ventana, oía el canto de los pájaros. Abrí los ojos lentamente, me sentía fresca como una lechuga, me estiré y largué un profundo bostezo. Tenía pensado en bañarme e ir a la biblioteca otra vez, necesitaba saber que era es amuleto y cuál era su origen o para que serbia.

Bajé las escaleras, pude observar que Dante aún seguía dormido, en mis manos, llevaba ropa y toallas. Fui con cuidado de no hacer ruido para no despertarlo, pero fue en vano, el oído del cazador era mucho más agudo que el de un ser humano común, al igual que todos sus otros sentidos.

¿A dónde vas? –

Me voy a bañar, tengo que ir a devolver a la biblioteca el libro que traje –

El amuleto cuando los demonios te persiguieron ¿reaccionó ante ellos? –

No, solo lo hace cuando vos estas cerca –

Contigo tampoco reacciona –

No, nunca lo hizo –

Entonces puede ser que solo reaccione con los híbridos –

Puede ser, todavía no supe descifrarlo –

No importa, ve a bañarte –

Le dediqué una sonrisa y me dirigí hacia el baño. Luego de una hora y media, había terminado de bañarme, y si, tardaba bastante en prepararme. Sin dar más vueltas partí hacia la biblioteca, cuando llegué, entré y el bibliotecario me recibió entusiasmado.

Hola señorita, buenos días –

Buenos días – dije con una sonrisa de oreja a oreja.

¿Pudiste encontrar lo que buscabas? –

No todavía no, pero me queda más por investigar –

Oh bueno, entonces supongo que esto te va a alegrar –

¿Qué sucede? –

Alguien dejó este libro para ti –

Estaba envuelto en un papel, cuando rasgué el papel y vi la tapa me sonaba bastante familiar.

El hombre que lo dejó, simplemente me dijo que te lo diera, no supe quién era, no dijo su nombre –

¿Cómo era? -.

No lo sé, estaba encapuchado y no se veía su cara –

En ese momento se me detuvo el corazón por un par de segundos, provocándome un mareo.

¡Señorita ¿está bien?! –

Volviendo en sí, le respondí – sí, estoy bien, discúlpeme –

¿Quiere que llame a un médico? –

No, no hace falta de verdad, ahora vuelvo necesito hacer una llamada –

Salí de la biblioteca para ir al teléfono público que estaba en la esquina, entre a la cabina y marqué el número de la agencia.

Salí de la biblioteca para ir al teléfono público que estaba en la esquina, entre a la cabina y marqué el número de la agencia

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Entre El Cielo y El InfiernoWhere stories live. Discover now