Capítulo 23.

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Jeymi estaba demasiado sorprendida y asustada como para reaccionar a lo que había visto, ¿acaso eso lo supo el jurado cuando dio su veredicto? ¿De veras le dieron una segunda oportunidad a un homicida? Mientras, Jason, antes de que la doctora tuvi...

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Jeymi estaba demasiado sorprendida y asustada como para reaccionar a lo que había visto, ¿acaso eso lo supo el jurado cuando dio su veredicto? ¿De veras le dieron una segunda oportunidad a un homicida? Mientras, Jason, antes de que la doctora tuviese la mínima chance de preguntar algo, cerró de nuevo sus ojos, fundiéndose una vez más en sus terribles y dolorosos recuerdos. Era hora de terminar con todo. Los hologramas volvieron a aparecer.

Jason salió de esa habitación asustado, dejando el cuerpo de su hermano allí tirado, se repetía a su mismo que lo hacía por ella. Quería llamar a alguien por ayuda, no quería hacer esas cosas, pero ella, podía verla a su lado. Le asustaba no llenar las expectativas que tenía de él.

Con un par de respiraciones, tomó coraje y arregló una cena romántica en la cocina de su hogar. Velas encendidas, comida, vino y copas en la mesa principal que pronto estaría ocupada por sus padres. Jason no recordaba la última vez que habían decorado tan hermosa esa mesa, nunca pudo usarla acompañado.

Cuando todo estuvo listo, tomó su móvil y busco entre los contactos el número de su madre, los traería a casa. Estaba nervioso, le temblaban las manos, suplicaba para que nadie atendiera.

Dos timbres, tres timbres y la llamada fue atendida.

Maldición ¿No podía ocurrir una sola vez que el destino estuviera de su lado?

—Jason, ¿qué necesitas? —preguntó su padrastro con acento enredado.

Estaba borracho, lo delataba su amabilidad y su madre quizás también, ya que habían salido juntos a beber. ¿Cómo podía su madre vivir así? Siendo una total hipócrita y cretina, adultera.

—Corre a casa. Jeikel te tiene una sorpresa —Murmuró el chico como si su vida dependiera de ello.

Un bufido fue lo último que se escuchó antes que ver cómo la llamada se acababa. Mauro ni siquiera analizó el porqué de que la llamada viniera de Jason si la sorpresa la había preparado su hijo. El joven no se dio cuenta del hecho de que quien atendió el número de Emma fue Mauro. ¿Por qué? Dejó caer el celular al suelo creando un estruendo al chocar contra aquellas bellas cerámicas blancas. De pronto sintió náuseas.

Parecía que al fin su cuerpo reaccionaba a todo lo atroz que había hecho y a lo que podía ocurrir. En ningún momento cruzó por su mente lo que Mauro haría al descubrirlo. Luego de vomitar absolutamente todo lo poco que había en su cuerpo, de alguna manera y en algún momento terminó frente al espejo, no se reconocía, podía notar odio en sí mismo, pero también sufrimiento. Miedo, de nuevo, se sumía en ello. Trataba de convencerse de que lo que hacía estaba bien, que era lo correcto, pero su moral le decía que no. ¿Quién lo hizo sufrir más que Jeikel? Nadie, pero aun así no se lo merecía. Quería parar.

Dudaba en continuar, él no quería ser un asesino, pero de pronto al lado de su reflejo se encontraba ella de nuevo, con sus rulos rubios y ropas negras de cuero, era ella en verdad. Había ido a asegurarse de que Jason no fallase.

Almas Impuras I: Reviviendo el pasado | +18 #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora