[Terminada/ Actualmente siendo reescrita y editada] ⚠️+18⚠️
Primer libro de la serie Almas Impuras.
Si te dieran la oportunidad de revivir tu pasado, ¿la tomarías?
Tal vez lo considerarías, pensando en volver a tus más preciadas memorias.
Sin embarg...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ring! ¡Ring! ¡Ring! Sonaba el teléfono en el despacho del detective Andrew temprano, era una verdadera suerte que se encontrara en la oficina a esas horas.
—Detective Andrew, se le necesita en el correccional de menores con suma urgencia —habló la persona al otro lado de la línea, debía ser la secretaria del director Erick. Terminó la llamada sin una sola palabra, indicador de que estaba en camino.
¿Ahora qué había pasado?
Una vez más, el correccional estaba rodeado de sirenas, esta vez era de la ambulancia que venía a revisar al muchacho. Para cuando el detective llegó, lo atendían aún en su habitación, esperando sus palabras para proceder.
El muchacho no estaba muerto ni corría verdadero riesgo, sin embargo, los paramédicos creían que lo más sensato era llevarlo al hospital e inducirle un coma por algunos días. El director estaba en contra de ello hasta que el verdadero encargado del interno dictará alguna orden.
Cuando el hombre llegó acompañado de su esposa Tamara, detective como él, los guardias los recibieron preocupados.
—Señor Andrew, se trata del joven Ivens...
—¿Qué ocurrió? —cuestiono la mujer con voz severa, sabía que ese era el muchacho del proyecto, era un sujeto importante para la agencia.
La mano de su esposo se posó sobre su hombro, una medida para hacerla entender que la calma era su mejor aliada. Todo estaba bajo control.
—La psicóloga lo encontró inconsciente en su aposento y a su lado un frasco de píldoras totalmente vació...
—Bien. Llévame con el director, debo hablar con él —hizo una pausa volteando a ver a su esposa, confiaba en ella. —Lleva a la detective con el muchacho, no dejes que lo lleven al hospital hasta que llegue, cariño.
Con un asentimiento de cabeza separaron caminos.
Con un par de golpes en la puerta, el detective entró solo a la oficina del director del lugar, sabía que debía existir un motivo para qué lo llamará cuando no había crimen alguno involucrado.
—Director Erick, iré directo al grano, ya que tengo más casos importantes que atender...
—Es mi culpa, le di las píldoras para que quedará inconsciente y así la doctora pueda estudiar sus recuerdos lo más rápido posible y sin causarle tanto daño. ¿Será posible encontrar paramédicos o doctores que permanezcan aquí para que puedan hacer ambas cosas mientras duerme?
El director no se tomó mucho tiempo en formalidades, tomando con la guardia baja al detective, quien con frustración llevó su mano contra su rostro y comenzó a pensar en cómo resolver el problema que ahora tenía. Él entendía, de verdad, que lo hacía, pero entender no era sinónimo de legal o correcto. Justo el día que no venía en solitario.
