[Terminada/ Actualmente siendo reescrita y editada] ⚠️+18⚠️
Primer libro de la serie Almas Impuras.
La tecnología avanza tan rápido que se cree que ahora es posible proyectar los recuerdos de las personas en pantallas y hologramas con el fin de demo...
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Era el segundo día de Melania en aquel instituto, quien venía acompañada de una marca morada en su rostro que reflejaba su insistencia el día anterior. No se había molestado en ocultarla con maquillaje, le parecía mejor y más posible que el muchacho sufriera una sanción si se mostraba el efecto de su agresión.
¿Sus padres? Estaban acostumbrados a mirar su cuerpo marcado, ella lo buscaba, pero ellos no podían hacer nada más, las charlas interminables nunca daban resultados, solo provocaban su rebeldía. Los intentos de corregirla eran en vano, ya no perdían más su tiempo en ello. Era no más que un caso perdido.
La chica caminaba algo nerviosa por los pasillos, con su rostro levemente bajo. Cada paso era un murmullo que se sumaba a su tortuoso desfile que tenía como meta un salón o un baño donde ocultarse de las miradas.
¿Qué tenían con ella? ¿Solo la veían así porque tenía un morete? O ¿Era solo porque era la chica nueva? Quizás la miraban así por el episodio del día anterior. ¿Acaso nunca nadie se le había opuesto a ese muchacho? Patéticos.
Aún no empezaba su día de clases y ya deseaba que acabara. Tal vez le diría a sus padres que la cambien de nuevo de instituto a uno donde ella pueda ser la reina y todos le tengan miedo, eso de ser pisoteada no me agradaba para nada.
Jason la esperaba a mitad del instituto, al parecer se había divertido mucho el día anterior. Cuando el muchacho de los ojos grises la divisó, se río fuertemente haciéndola estremecer en su lugar, ella se detuvo a algunos metros del chico de los ojos grises. Debía mantener distancia. Al menos por un tiempo.
—Mira lo que tu necedad provocó, querida, si ya aprendiste tu lección permanece lejos de mí —Hablo burlón señalando la marca y ella solo sentía su sangre hervir.
Todos los demás prestaban atención a aquel show que siempre era interpretado por una víctima distinta. Víctima decían, Jason nunca había lastimado a alguien que no le hubiera hecho algo primero, era regla para él. Los inocentes no tienen vela en ese entierro.
—Tú solo eres un machista más —Dijo ella titubeante. No podía permitirse ser una burla. ¿De verdad no sabía quién era ella en la realidad? ¿De verdad era tan necesario fingir?
A pesar de todo lo que pasaba por su mente, no quería otro golpe en su primera semana, solo le dejaría claro a sus padres que no cambió y perdería una posible presa.
—¿Machista? No, solo le doy aquello que merecen a quienes me colman la paciencia, a quienes me atacan y tú no eres la única... —Aclaro él. Dejando al aire las palabras, sabía en ese mismo pasillo estaban algunos testigos.
Los estudiantes guardaron silencio ante tal verdad, los jugadores del instituto también sufrieron su furia, así como muchos matones que no guardaron el respeto que él merecía. Otra verdad era que, aunque le tenían miedo a Jason, gracias a él los abusos que sufrían algunos jóvenes se detuvo.
