[Terminada/ Actualmente siendo reescrita y editada] ⚠️+18⚠️
Primer libro de la serie Almas Impuras.
Si te dieran la oportunidad de revivir tu pasado, ¿la tomarías?
Tal vez lo considerarías, pensando en volver a tus más preciadas memorias.
Sin embarg...
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Habían pasado unos cuantos días y Jason había salido del hospital, pero había sido incluido a un grupo de rehabilitación por órdenes del médico de cabecera.
¡Tontos todos! Los doctores creían que su mejoría se debía a ello, pero él no asistía a las sesiones ¿para qué?, y sus padres imaginaban que estaba en aquella sala con otros adolescentes hablando de cosas tan banales, muchos no tenían ni la mitad de motivos del chico de los ojos grises para estar allí, pero no lo sabían. Nadie sabía realmente a dónde se iba durante horas.
Jason volvería a clases ese día. Su padrastro luego de aquel episodio decidió monitorear a su "hijo", había dejado el alcohol cuando vio la vida de su verdadero primogénito peligrar. Debía mantener al bastardo bajo cuidado, así no le haría nada a su amado hijo.
Padre e hijo iban camino al instituto en un mismo auto, hacía mucho tiempo que eso no sucedía, para ser exactos ¿Había pasado antes? Jason no recordaba. Jeykel prefería caminar, no quería volver a estar en el mismo sitio que su hermano mucho tiempo.
El chico de los ojos grises entró en el instituto luego de bajar del auto con una mirada penetrante y un aura peligrosa. Siendo el centro de atención, caminaba causando impresión y temor en quien lo mirará. Se alejaban de su camino porque temían causar su furia y terminar, tal cual lo hizo su hermano.
Él reía a carcajadas en su interior, le gustaba estar solo y más de este modo, sabiendo que nadie podría molestarlo. Su rostro solo mostraba inexpresivo y seriedad. Equilibrio perfecto.
Una chica despistada interrumpió su paso al chocar con él. Causó que el chico posara sus ojos grises en aquellos negros que reconocía, era una de las chicas que había visto en el hospital, pero ella no lo sabía. Nunca le prestó mucha atención a la gente a su alrededor durante su estadía en el centro médico.
— Hola... Disculpa, ¿me ayudarías? —Cuestionó nerviosa por las profundas miradas en ella.
Un bullicio comenzó a invadir el pasillo, todos le miraban sorprendidos. Murmuraban. ¿Por qué? Ella solo estaba perdida.
¿Cómo se atrevía a hablar con él? Los muchachos asustados veían venir un grave acto de violencia. El chico de los ojos grises la miro con frialdad intimidándole por un momento causando que se preguntara ¿Por qué la miraba así? ¿Qué había hecho?
Él acercó su rostro al de ella, la observo y con una media sonrisa le habló.
—No me hables, no te acerques a mí —Murmuró con vos frívola y a la vez divertida, tal vez había encontrado un ratón con el cual jugar —, cualquier otro te puede ayudar.
Se alejó de ella y volvió a su mirada fría. Se dio media vuelta y comenzó su camino a la clase.
Los estudiantes sorprendidos, más que eso asustados por sus palabras y acciones, comenzaron a ir en dirección de sus salones, al menos la gran mayoría, no querían recibir una palabra de ese chico o tal vez acabarían como acabo ese día su hermano. Recibir una palabra de él era lo menos peligroso.
