Era Dorada y Aparente Prosperidad

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Tras firmar la histórica alianza, los planetas Sadala y Taiyo comenzaron a intercambiar recursos y conocimientos de manera regular. El comercio floreció, y pronto, los Taiyos establecieron una embajada y varias pequeñas bases militares en Sadala, simbolizando la profunda confianza y colaboración entre ambas civilizaciones.

En los campos de entrenamiento de Sadala, los Saiyajines observaban con fascinación la habilidad de los Taiyos para manipular la energía. Aunque muchos Saiyajines podían generar ataques de energía y levitar, esta habilidad no era universal entre ellos y resultaba difícil para algunos. Reconociendo este desafío, los líderes científicos de ambos mundos se unieron para desarrollar tecnología avanzada. Crearon cañones de energía que se incorporaban en los brazos y cascos especiales que forzaban la manifestación del Ki, permitiendo tanto ataques energéticos como la levitación. Esta innovación revolucionaria permitió a todos los guerreros Saiyajines acceder a habilidades que antes solo algunos podían dominar.

La tecnología a la que me refiero:

La relación entre ambas civilizaciones se fortaleció tanto que se organizaron torneos de combate masivo en Sadala

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La relación entre ambas civilizaciones se fortaleció tanto que se organizaron torneos de combate masivo en Sadala. En estos torneos, guerreros Saiyajines y Taiyos se enfrentaban en épicas batallas que demostraban su destreza y poder. Aunque los Taiyos solían tener una ligera ventaja debido a su experiencia en manipulación de energía, las competencias eran intensamente equilibradas, dando lugar a combates inolvidables donde la victoria podía ser de cualquiera.

Después de consolidar una gran relación estable y próspera, ambas razas empezaron a establecer contacto con otras civilizaciones más allá de su sistema solar. Este nuevo horizonte les presentó una idea ambiciosa: llevar el comercio de recursos a un nivel intergaláctico, negociando con otras razas inteligentes.

Con esta visión, pusieron en marcha un plan para desarrollar naves espaciales mucho más rápidas que las actuales. La ambición era tal que aspiraban a construir naves capaces de superar la velocidad de la luz, revolucionando así los viajes interestelares y abriendo nuevas fronteras para el comercio y la cooperación.

Durante este período de intensa investigación y construcción, un acontecimiento significativo marcó la historia de los Taiyos. El Rey Boros I celebró el nacimiento de su hijo, a quien bautizó con su mismo nombre, Boros. Este recién nacido, destinado a convertirse en una figura poderosa y formidable, sería el mismo Boros que más tarde conoceríamos en la historia de One Punch Man.

Mientras la construcción de las nuevas naves avanzaba, la cooperación entre los Saiyajines y los Taiyos se fortalecía aún más. Los ingenieros y científicos de ambos mundos trabajaban incansablemente, combinando su conocimiento y recursos para alcanzar la meta común. La noticia del nacimiento del joven Boros trajo una nueva esperanza y motivación, simbolizando el futuro brillante y la expansión de su influencia en el vasto cosmos.

Después de más de 20 años de arduo trabajo y colaboración incansable, las naves intergalácticas finalmente estaban listas. Ambas civilizaciones celebraron este monumental logro con gran entusiasmo. Se organizó una gran ceremonia en el planeta Sadala, donde los reyes de ambas razas se reunirían de nuevo, rememorando el histórico encuentro que cimentó su alianza.

Saiyajines en One Punch Man (What If)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora