BUENA ESPOSA

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JUNGKOOK

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JUNGKOOK

Venía pensando en como iba a matar al cabron de Anderson cundo algo casi se estrella contra mí y antes de que los hombres de mi seguridad la quitaran de mi camino, yo la detuve de los hombros. Un pequeño "Bloop" se escuchó debajo de mis pies.

—¿Economía? —cuestione al agacharme por el libro y levantarlo—. No es un libro que una princesa de la mafia leería.—Mi ceja izquierda se levantó y un chillido salió de esos pequeños labios.

—Coronel Jeon —Escuche al brabucon de Anderson.

—Por favor no digas nada—Aquella pequeña mujer suplico sin verme, seguro su mirada estaba llena de miedo detrás de sus párpados apretados, y antes de decir algo me arrebato el libro de las manos y salió corriendo. La comisura de mi labio por poco se alza en una jodida sonrisa.

—¿A qué debo su visita Coronel? Pensé que lo vería hasta mañana en la fiesta.

El señor Anderson parecía desconcertado mientras me servía un vaso de whisky en su despacho. Tome el vaso que me ofrecío, definitivamente había cambiado los jodidos planes.

—Todo el mundo sabe que me importan un a mierda ese tipo de reuniones en los cuales solo los hombres buscan con quién coger o "hacer negocios". Cómo sabrás despues de la muerte de mi abuelo yo quedé como el jefe de la familia, se me informo que no has pagado el dinero que se te presto.

—J~jeon. Yo pagaré. Solo debo conciliar un matrimonio para mí hija y poder fusionar nuestras familias para que mis negocios nuevamente estén bien.

—¡Tsk! ¿Tuve que venir personalmente hasta tu casa para escuchar esa mierda? Le pediste ese maldito dinero a la mafia. Lo pediste en mi nombre. Me importa una jodida mierda si tus negocios sucios no avanzan. Yo. Quiero. Mi. Dinero.

—Dame un poco de tiempo, mañana conseguiré un buen esposo para mí hija. Ten por seguro que será uno de tus hombres y cubriremos la deuda.

—Si que eres un hijo de puta. Casar a tu hija por tus malditas deudas —negue con mis dedos— Eso no hace un buen padre. ¿Tú hija es con la que me encontré en la entrada? .

¡Mierda! La última vez que ví a su hija tenía como 15 años. Era toda una adolescente. Y no negare que era jodidamente hermosa. Por eso ahora que l ví correr con su traje de dos piezas se me hizo conocida. Ahora todos hablaban de la señorita Belice Anderson. Su forma tan exquisita de montar a caballo y lo elegante que era.

—Sí. Belice ya está en edad de casarse. Por favor deme un poco de tiempo.

—¡Cállate! —espete al pensar—. Ya no tienes que buscar más. Eres un jodido hijo de puta con tanta suerte. Escuché que tu hija tiene una larga lista de admiradores y me pregunte ¿Por qué no se había casado ya?

—Ella es mi tesoro, mi única hija. Fui uno de los mejores hombres de tu abuelo y mi familia también es influyente. Es claro que quiero el mejor hombre para ella.

EL CORONEL Donde viven las historias. Descúbrelo ahora