Capítulo 25

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Tortura Final
Flora

Abro los ojos tras sentir grandes dolores recorrer cada parte de mi cuerpo, los últimos sucesos impactan de forma dolorosa y me deja aturdida. Las hadas, Layla, la posible muerte de Gantlos... no pude evitar nada de esto.

Trato de moverme pero no puedo, algo me lo impide, cuando consigo enfocar me doy cuenta de que estoy encerrada en una especie de cárcel. Las cadenas rompen mis muñecas y no me dejan oportunidades de moverme, siento mi magia bloqueada, me siento perdida y sola.

—Has despertado antes de lo esperado— una voz nubla mi mente, levanto la vista para ver la silueta de una mujer ante mi. Por la voz puedo deducir que se trata de Nebula —Oh Flora... donde te has metido cariño, amar a un mago te ha llevado a tu perdición.

Las cadenas retienen mis movimientos y no me dejan avanzar —Tranquila, aún no llega tu muerte amiga mía— susurra con una sonrisa —Antes vienen los castigos por ser cómplice de los asesinos de hadas.

Niego —¿Crees que no se la verdad? No hay nadie bueno— escupo.

Ella sonrie agachandose a mi altura y sosteniendo mi rostro entre sus frías manos para obligarme a verla —Con el que posiblemente te acuestas es el asesino del novio de tu amiga, o la que era tu amiga— dice lentamente mientras sus palabras se clavan como cuchillas en mi corazón.

—No sabes cuanto lloro, cuantas veces se pregunto porque habías decidido unirte a los magos— susurra.

Niego queriendo sacarme las palabras de mi mente, no podía ser débil de nuevo, no me dejaría aplastar por ellas una vez más. Podían cuestionarse lo que sea, yo en su momento me cuestione si era parte del grupo o si era importante para ellas, con Anagan no me cuestiono si me ama como si lo hacía estando con ellas.

—Eres peculiar, luchas contra tu propio grupo para proteger a los asesinos— susurra —Las hadas estamos destinadas a dominar cada sitio de este universo, nuestro poder es inmenso, pero hay hadas que no saben controlar ese poder para llegar alto... como tú.

Me suelta y se aleja unos pasos —Quizás tu hermana pequeña si aprende de tus errores para poder vivir.

Miele. Levanto la vista guiada por la rabia ante la mención de ella, no se atreverían —Tranquila, tu querida hermana está bien, solo debes colaborar.

Sale dejándome sola, pero antes comparte unas palabras con alguien más y otra silueta entra. Layla. No me digno a mirarla aún, ella no es la que conocía y yo no soy quien conocía.

Toma asiento ante mi, su rostro inexpresivo —No pienso ayudaros a matarlos.

—Lo sé— dice —cuando una ama a alguien haría lo que sea para mantenerlo a salvo, o para vengar su injusta muerte.

—Yo no sabía que Nabu... sabes que lo siento— digo sincera, jamás imagine que la situación llegaría tan lejos hasta guiar a uno a la muerte.

Ella suspira, trata de mantenerse firme ante mi —Es difícil creerte, ese día no te quedaste a mi lado te marchaste para huir con los asesinos de Nabu— su frialdad se expande.

Levanto al fin la vista —A veces me he puesto a pensar en el porqué, ¿Estas bajo un hechizo de ellos o te han amenazado? Necesito saber porque la que creía mi amiga se ha aliado con los asesinos de Nabu.

—Las que me llevaron a la muerte fuisteis vosotras— digo en un arranque de ira —me dejasteis caer sabiendo que yo hubiese dado todo de mi por ustedes, no signifique nada.

La muerte siempre ha estado.

Rie —¿Es por eso? ¿Por qué elegimos la humanidad antes que a ti? Las prioridades son claras.

La Bestia [Flora x Anagan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora