Capítulo 20

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Un perdón no vale tanto
Anagan

Con mi velocidad vuelvo en menos de un minuto al hotel tras recoger dos de los libros de Silvia, los dejo sobre el escritorio de la habitación y miro mi alrededor sin rastro alguno de Flora. Me siento en la cama suspirando, aguanto mi cabeza entre mis manos y mis emociones retenidas se acumulan.

La frialdad e indiferencia que le mostré no se la merecía. Quizás fui muy duro con ella, pero no sé tratar con seres tan vulnerables en el sentido emocional, es fuerte y jamás la había visto tan desbordada emocionalmente. Frustrado tiro el libro al suelo, una extraña sensación invade mi pecho. Me levanto y camino hasta la ventana y aparto las cortinas para mirar el cielo oscuro.

Una llamada del móvil irrumpe mis pensamientos, me acerco para ver una llamada grupal de los otros tres. Con un suspiro acepto la llamada.

—Por fin— suspira la voz de Duman y no puedo evitar hacer una mueca, la verdad es que he convivido tanto con ellos que ahora me hacen falta. Ellos comprenden el caos que habita en mi interior.

—No ha sido un día fácil— gruño mirando el libro en la mesa.

Escucho risas en la línea —¿Problemas en el amor o en la misión? Eso sí están centrados— Duman comenta y no puedo evitar voltear los ojos aunque no estén.

Rie de forma irónica —Duman no estés con tonterías— interviene Gantlos.

—¿No está Flora contigo?— la voz fría de Ogron deja la línea en silencio unos segundos.

¿Cómo explico que ha atacado a una bruja y luego la he dejado ir sola? Y que también ha desatado su magia por lo que nos encontraran antes.

Suspiro —No. Tendría que llegar— miro el reloj pero al ver la hora siento mi corazón dar un vuelco. Tendría que haber llegado hace media hora.

Sin responder nada cuelgo la llamada y tiro el móvil frustrado. Mi mente no para de pensar en todas las posibles posibilidades en donde podría estar ahora mismo la hada que tan mal me trae, estaba harto, mi mente y mi corazón solo podían verla a ella y a nada más. Sabía que esta misión sería difícil con ella a mi lado, es una gran distracción pero al mismo tiempo estoy aliviado sabiendo que esta a mi lado. Pero ahora no puedo decir eso, la deje ir y aún no ha vuelto. Ella no es alguien impulsiva sin motivos, ni vengativa, esto no se trata de una simple reprimenda. Algo le ha tenido que pasar.

Con el corazón en la mano no dudo ni un segundo en salir a buscarla, sería difícil sin un mínimo rastro de magia de su parte. Me maldigo de nuevo por haber sido tan duro con ella, por ser tan poco comprensivo y no haber tenido en cuenta sus sentimientos y emociones. Si algo le llegara a pasar... no podría vivir en un mundo donde ella no está.

Repaso con rapidez las calles, pero no servirá de nada ir con la mente en blanco, me paro bajo una farola y pienso como debo actuar. No sentiré su magia, pero aún así sigue siendo una hada a pesar de la pulsera, y mis instintos de magos me llevarán a ella. Cierro los ojos y me dejo guiar por mi instinto cazador, corro sintiendo el viento de la noche helada chocar contra mi cara y darme la vida de nuevo. Unos gritos me alertan, una mala sensación deja mi pecho vacío y abro los ojos para terminar de llegar a donde me ha llevado mi poder.

La escena me deja paralizado un segundos antes de que la rabia y me deje guiar por la oscuridad una vez más. Salto sobre el hombre que sujeta a Flora contra una pared, esta cae rodando, los otros tres hombres se paralizan unos segundos. Uno sigue sujetando el brazo de la hada mientras que los otros dos dudan ante mi presencia. Dirijo mi mirada a la castaña, con la espalda en la pared y los ojos llenos de lágrimas y terror. Su pecho sube y baja de forma violenta debido al miedo, sus mejillas se ven manchadas de lagrimas.

Corro y separó al que aún sujetaba a la hada, por un momento vuelvo a ser aquel monstruo y no me importa en absoluto. Cargo contra los hombres, y acabo con la vida de ellos uno por uno sin compasión alguna pero un leve sollozo interrumpe mi mente y detengo mis actos antes de acabar con el último. Este me mira aún asustado, el miedo se refleja en sus ojos, gruño y clavo mi arma en la chaqueta de este evitando que escape y seguido me levanto. La sangre tiñe el suelo iluminado por las farolas.

Flora sigue pegada a pared con su vista perdida hasta que la centra en mi, levanto mis manos y me acerco a ella con cuidado y sin movimientos bruscos. Al estar frente a ella, la envuelvo con suavidad entre mis brazos y ella reposa su cabeza en mi pecho.

—¿Te han hecho algo?— pregunto con cierto temor, pero ella niega con la cabeza.

La separó de mi para que centre su vista en mi —Ya estas bien— le aseguro, ella mira a los hombres sin vida en el suelo.

Sujeto su brazo y le quito la pulsera con pesar y culpabilidad, esta se cae y no la recojo del suelo sino la piso hasta que se rompe bajo mis pies. Tiró de Flora con suavidad pero los gritos del hombre me recuerda que sigue ahí.

Me acerco a el y me agachó a su altura centrando mi mirada oscura en el, el terror le provoca espasmos en el cuerpo y se sacude con violencia. Levanto mi cuchilla de su chaqueta y se arrastra por el suelo, pero antes de que pueda hacer algo un hechizo hace que se detenga y raíces verdes lo sujetan con fuerza. No me hace falta mirar para saber de quien se trata, una ola de energía poderosa se expande por la calle pero esta vez no la detengo. Las raíces cada vez lo envuelven con más fuerza, rodean su cuello y el color del hombre se vuelve cada vez más rojo. Me levanto y miro a Flora, su mirada es perdida y sus orbes verdes brillan con intensidad, esta no es la Flora de siempre. Sin piedad deja que el hombre se quede sin aire, no hay compasión en su mirada. Lágrimas se escapan de los ojos del hombre mientras suelta su último suspiro, su cuerpo convulsa y aún así ella no lo suelta. La ira la consume y se lo que sucede, la he corrompido para despertar a la bestia.

La Bestia [Flora x Anagan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora