Capítulo 30

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Final
Anagan

Las nubes tapan el Sol lentamente dándo paso a mayor oscuridad, el viento deja de correr cuando me adentro al bosque frondoso, adentrándome en lo profundo rodeado de silencio. Los arbustos se remueven con la suave brisa otoñal fría, las aves sobrevuelan las copas de los árboles.

Detengo mis pasos cuando veo su silueta al final, sentada sobre las cortas plantas que cubren la tierra. Su mano sobre unas pequeñas plantas cercanas a un árbol, la calma llena cada parte, tararea una suave melódia. Su respiración es lenta y tranquila, cuando doy otro paso una rama bajo mi pie cruje llamando su atención pero no se gira para mirarme.

A medida que me acerco veo su cabello castaño claro removerse con la suave brisa que se cuela entre los árboles, entre sus manos pequeñas flores blancas como la nieve. Su mirada verde esmeralda sobre las plantas, me agachó a su altura con curiosidad.

—¿Te gustan?— cuestiona rompiendo el silencio sin aún mirarme.

Miro detenidamente la flor —Es bonita, ¿es una nueva que creaste? ¿Cómo la anterior?— interrogó.

Rie, su risa es como una melodía para mis oídos —Es algo diferente— susurra mirándome al fin —La anterior mata, esta cura.

Elevo una ceja sorprendido por su capacidad —Es increíble, eres increíble— halago.

—Lo he estado pensando, me gustaría poder curar— Deja caer su cabeza sobre mi hombro, su aroma invadiendome.

Puedo ver aún el dolor reflejado en sus ojos, dice estar bien pero su alma no deja de sangrar. Quiere ayudar a los demás pero no busca ayuda para ella.

La flor...

La herida escuece, arde de forma violenta y no es una herida exterior, es interior. Puedo sentir la magia de las hadas matar cada parte de mí lentamente, dejándome casi sin nada, llegando a la muerte. Trato de respirar aún, me hice una promesa a Flora, me hice una promesa a mi. Los aromas de la naturaleza me envuelven recordándome a ella, miro el bosque y mi mente vuela a aquella vez que ella investigaba su magia por estos bosques.

Estiró mi mano, tratando de llegar a la pequeña flor blanca brillante pero puedo sentir mis últimos latidos, mi mano cae a mitad de camino. A centímetros de la vida. Mis ojos se cierran y siento que caigo en una densa oscuridad, una tormentosa llena de silencio. Las punzadas de dolor aún hacen arder mi cuerpo magullado, lo último que deseo ver es a Flora y es lo que trato de hacer. Espero sin energía mi último aliento, mi último latido, pero no sucede.

Una luz cegadora ilumina la oscuridad de mi vista, puedo sentir magia, su magia envolverme. Por un momento creo que ella está aquí, un producto de mi imaginación delirante. Su magia me rodea y envuelve en forma de vida. Aturdido abro los ojos lentamente, mi vista enfoca primero la flor que nunca llegue a tocar, sus pétalos caen y la luz de la flor se apaga.

La Bestia [Flora x Anagan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora