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Cross Keys Inn tenía una pequeña mesa apartada del bullicio general, donde el corpulento y barbudo dueño solía comer solo. Sin embargo, en este momento, el hombre parecía un poco nervioso al tener a un policía revisando sus recibos de gastos y sus libros contables.

Sherlock y Watson estaban de pie a un lado, observando cómo se desarrollaba la escena. El alfa se alejó momentáneamente al ver en el mostrador tazas, un hervidor y sobres de café.

Lestrade revisaba minuciosamente cada hoja con suma atención, con la mirada del dueño fija en él. La situación era incómoda, y Watson observó los movimientos de las manos del hombre, lo que revelaba incomodidad y nerviosismo en el beta.

John arqueó una ceja al ver a Sherlock ofreciéndole una taza.

-¿Qué es esto? -preguntó extrañado.

-Café. Te preparé café -soltó el alfa.

John parpadeó incrédulo. -Tú nunca preparas café.

-Bueno, ahora lo hice. ¿No lo quieres? -Sherlock guardó silencio, desviando la mirada y manteniendo la taza en sus manos. El corazón de Watson se conmovió ligeramente mientras lo pensaba unos segundos.

-Gracias -el omega recibió la taza de café y la acercó a sus labios, sintiendo un dulzor que no le agradaba. -Yo no tomo azúcar -se quejó.

El alfa fijó nuevamente la mirada en un punto vacío, y John pensó que había sido demasiado duro con su compañero. Decidió dar otro sorbo a pesar de su disgusto.

-Estos registros tienen casi dos meses -habló finalmente Lestrade, mirando al dueño del hospedaje. -Coincide con el momento en que surgió la idea después del programa.

-Escuche, intentaba aumentar un poco las ventas -empezó a sonreír el dueño. -Que un inmenso perro corriera libre en el páramo fue como un regalo del cielo. Como mi propio monstruo del lago Ness.

-¿Y dónde lo puso? -preguntó el policía de manera tajante.

El hombre miró sus manos. -Estaba en una vieja cueva, pero se puso agresivo -comenzó a jugar nerviosamente con sus manos. -Lo llevé al veterinario hace un mes y le dieron eutanasia -sonrió tristemente.

John dejó la taza y se acercó a la mesa.

-¿Murió?

-Sí, no había otra opción -el beta miró a Lestrade. -Era solo un juego, señor.

-Sí, hilarante -habló el policía con ironía, poniéndose de pie. -Casi volvieron loco a un hombre -alzó la voz, haciendo que el dueño temblara.

Lestrade salió primero de la habitación con paso firme, dejando al pobre hombre sudando y cubriéndose la cara con las manos. Watson siguió al policía rápidamente, y Sherlock miró por unos segundos al dueño pensativo, para finalmente ponerse en marcha, no sin antes revisar la taza que le dio John, la cual estaba vacía.

-De hecho, le agrada que estés aquí -habló John cuando estuvo cerca del policía, el cual sonrió ante la idea. -En secreto, le complace.

-¿En serio?

Ambos salieron del hospedaje, dando con el sol del día.

-Supongo que le agrada tener los mismos rostros reunidos de vuelta -agregó Lestrade con cierto tono de burla. -Apela a su síndrome.

-¿De Asperger? -preguntó John siguiéndole la broma.

Sherlock los alcanzó y por un minuto se preguntó si se estaban burlando de él, negó con la cabeza y salió del Cross Keys Inn.

-¿Piensas que hayan destruido a ese perro? -preguntó el policía al alfa.

-No hay razones contrarias.

Vínculos - JhonlockDonde viven las historias. Descúbrelo ahora