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En la segunda planta de 221B Baker Street, la Sra. Hudson corrió las cortinas, dejando entrar un rayo de luz que atravesó la habitación polvorienta. Al hacerlo, tosió ligeramente al inhalar el polvo que se había acumulado en los pliegues del tejido, dispersándolo en el aire. Todo estaba exactamente como John lo recordaba, desde los muebles hasta las pequeñas huellas del tiempo que habían dejado una marca silenciosa en cada rincón. Había una calma extraña en el ambiente, como si el espacio hubiera estado esperando pacientemente su regreso.

—¿Por qué ahora, John? —preguntó la Sra. Hudson, su curiosidad evidente mientras se volvía para mirarlo, con una mezcla de preocupación y afecto en su voz.

John observó a su alrededor, tomándose un momento antes de responder. Su mirada se detuvo en el violín de Sherlock, que descansaba en su estuche, y luego se volvió hacia la Sra. Hudson.

—Recibí noticias —dijo finalmente, con un tono medido.

La expresión de la Sra. Hudson cambió al instante, asumiendo lo peor.

—¿Noticias?  ¿Cuánto tiempo te queda? —preguntó, su voz temblando ligeramente con la preocupación que no podía ocultar.

John negó rápidamente, levantando una mano para calmarla.

—No, no es eso. —respondió, tratando de tranquilizarla.

La Sra. Hudson frunció el ceño, pensativa, y luego probó otra teoría.

—¿Te vas a tu país natal entonces? ¿Es eso?

John volvió a negar, aunque esta vez con una ligera sonrisa en los labios.

—No, tampoco es eso. Es... bueno, conocí a alguien —dijo, con una leve pausa, observando la reacción de la mujer.

La Sra. Hudson lo miró con sorpresa, parpadeando un par de veces antes de que una sonrisa se formara en su rostro.

—¡Oh, John, eso es maravilloso! —exclamó, con sincera alegría—. Felicidades, cariño.

John inclinó ligeramente la cabeza, agradecido por su reacción.

—Gracias. Se llama Mary.

La Sra. Hudson volvió a sorprenderse, aunque esta vez con una curiosidad diferente.

—¿Mary? —repitió—. ¿Una mujer alfa? Eso sí que es un cambio, ¿no?

John negó con una leve risa, aunque algo incómodo.

—No, no es alfa. Es beta.

La Sra. Hudson asintió lentamente, procesando la información.

—Un cambio drástico entonces, en verdad —comentó, más para sí misma que para él.

John se desplazó nerviosamente por la habitación, sus pasos resonando en el suelo de madera. Observó el polvo acumulado, la ligera capa que cubría todo, y respiró profundamente, captando un aroma casi imperceptible a hojas de té negro. Era como un susurro del pasado, algo que había estado allí, esperando ser recordado. Si se concentraba lo suficiente, podía casi sentirlo como antes.

—Se podría decir... —murmuró John, como si hablara consigo mismo.

—¿Se van a casar? —preguntó la Sra. Hudson, genuinamente interesada, mientras lo observaba.

John desvió la mirada, su voz baja y reflexiva.

—Se podría decir que en algún momento. Pero las noticias de las que hablaba... —se detuvo un momento, reuniendo sus pensamientos antes de continuar—, mi abogado me dijo que había conseguido que aprobaran los documentos para pasar mi tutela a Mary.

Vínculos - JhonlockDonde viven las historias. Descúbrelo ahora