13

160 28 3
                                    

La mansión de la familia Holmes estaba deslumbrante bajo la luz de las estrellas, con luces centelleantes adornando los jardines y la música flotando en el aire nocturno. Era una noche especial, una noche de celebración por el compromiso recién anunciado de Sherlock y John.

La madre de Sherlock, había organizado una fiesta elegante para marcar la ocasión, pues era una enorme sorpresa que su testarudo hijo finalmente se comprometiera. Los invitados, vestidos con sus mejores galas, llenaban los exuberantes salones de la mansión mientras disfrutaban de la opulencia y el lujo que solo los Holmes podían ofrecer.

En un rincón del salón principal, una mesa estaba adornada con una deslumbrante exhibición de pasteles y champagne, esperando ser disfrutada por los invitados. La música, suave y envolvente, invitaba a los presentes a la danza, mientras las risas y las conversaciones animadas llenaban el aire.

Todo ello era muy pomposo para el gusto de Sherlock, quien personalmente consideraba los eventos sociales como una pérdida de tiempo. "No entiendo por qué la gente se empeña en celebrar compromisos románticos. El amor es un concepto efímero y subjetivo, y el compromiso parece una restricción innecesaria", pensó. Todo eso era estresante. Sostuvo su copa de champagne dándole un leve sorbo, buscando con la mirada a John, quien conversaba con su madre. El alfa no pudo evitar suspirar cansado, mientras mentalmente se decía: "Supongo que para algunas personas, la seguridad y la estabilidad de una relación comprometida son reconfortantes".

—Tus padres son... normales —comentó John, parándose al lado de su prometido.

El alfa arqueó una ceja, para luego soltar una leve carcajada.

—Lo sé, son una cruz que debo cargar.

—¿Conoces a alguien de aquí?

—No, o tal vez sí, pero no importa; sus nombres no me son memorables —respondió el alfa, robando una bandeja de bocadillos que un mozo llevaba.

—Espera, ese hombre es del parlamento —John levemente abrió los ojos, sorprendido.

Sherlock giró su cabeza levemente, mostrando una sonrisa burlona, entregándole la bandeja a John.

—Cariño, si me disculpas, parece que mi hermano ha llegado junto a sus estirados colegas —el alfa avanzó hacia un grupo de hombres mayores. Entre ellos estaba Mycroft, con su típico porte y expresión severa.

John agarró un bocadillo y comenzó a comerlo, dirigiéndose a un rincón alejado del bullicio, disfrutando del pequeño respiro que ofrecía la noche.

—Entonces, ¿estás embarazado? —una voz familiar y cargada de sorpresa surgió detrás de él. Era Greg, con su usual tono sarcástico.

John casi se atragantó, su corazón saltando en su pecho ante la repentina pregunta. Girándose y tosiendo bruscamente, vio al policía sosteniendo dos copas de vino tinto, mirándolo con una ceja levantada y una sonrisa divertida.

—¿Qué? ¡Por supuesto que no! —negó John vehementemente, todavía tratando de recuperar la compostura. Las palabras de Greg lo habían tomado completamente por sorpresa.

Greg observó a John con una expresión de falsa acusación, respirando profundamente para captar el familiar aroma de cedro y lavanda. Una sonrisa irónica se dibujó en su rostro mientras le ofrecía una de las copas de vino. John aceptó, aún ligeramente aturdido, y dejó la bandeja en un muro cercano que daba a una gran ventana, mostrando el paisaje nocturno del exterior. Ambos omegas dieron un sorbo a sus copas, buscando un momento de calma en medio del caos de la fiesta.

—Ni siquiera hemos pasado un celo juntos —susurró John, más para sí mismo que para Greg, mirando la profundidad del vino en su copa.

Greg sonrió, más comprensivo esta vez, y respondió con un tono más suave:

Vínculos - JhonlockDonde viven las historias. Descúbrelo ahora