Cuando entró en el salón, Zee estaba sentado en el sofá con un libro entre las manos. Tenía el aspecto de alguien que no se hubiera movido del sitio durante horas. No se molestó en saludar a NuNew, que, tras una corta pausa, esperando su repentina explosión de furia, que no llegó, cerró la puerta y se dirigió a la cocina. Esbozaba una sonrisa. Zee no lo engañó ni por un momento con su aire de indiferencia, le había visto mirando por la ventana justo antes de entrar por la puerta del jardín.
Dejó el abrigo sobre una de las sillas de la cocina, se quitó las botas y preparó café. Zee entró como un gato en busca de su comida diaria. Llevaba vaqueros y camisa de algodón.
–Será mejor que llames a Mali –murmuró, apartando una silla con el pie para sentarse en ella.
–¿Por qué? –dijo NuNew con curiosidad, y mirándolo por un instante.
–Porque no he parado de llamarla creyendo que estarías en su casa, y ella no me lo quería decir.
–¿Y por qué estás tan seguro de que no ha sido así?
Antes de contestar, Zee guardó silencio por unos instantes.
–Porque llamé a mi madre para que cuidase de los niños y me fui a su apartamento para ver si era verdad.
–Así que no sólo Mali, sino también tu madre sabe que he estado fuera todo el día –dijo NuNew con acritud sirviéndose el café, que ya estaba listo.
No puedes echarme la culpa de que estuviera tan preocupado después de cómo te fuiste –se quejó Zee.
«Eso está mejor», pensó NuNew. «Eso le enseñará a no tratarme como a un niño. Puede que lo sea, pero eso no significa que me guste que me traten como tal. Además, así se dará cuenta de que su predecible esposo no es tan predecible después de todo.» Se sentó frente a él, tomando con gusto la taza de café caliente entre las manos, todavía frías. Zee se pasó las manos por el pelo y luego las apoyó sobre la mesa y comenzó a tamborilear con los dedos, como si algún pensamiento le rondara en su interior. Inclinó la cabeza hacia delante. Tenía el pelo revuelto, como si se hubiera apasado las manos por él muchas veces.
NuNew nunca lo había visto así, con un aspecto tan frágil.
–Tus padres también lo saben –dijo inesperadamente– Los llamé cuando no se me ocurrió ningún otro sitio donde pudieras haber ido. Han estado esperando que aparecieras por su casa toda la tarde. Será mejor que los llames para decirles que estás bien.
Así que sólo se le había ocurrido llamar a tres sitios para localizarlo. ¿Qué le decía eso a él de sí mismo? Se preguntó, pero decidió que ya había hecho suficiente auto análisis aquel día y decidió posponer la respuesta.
–Te voy a decir una cosa, Zee –le sugirió– ¿Por qué no los llamas tú ya que fuiste tú quien los has preocupado? Llama a tu madre y a Mali, no tengo ninguna gana de hablar con ella.
–¿Con quién? ¿Con mi madre?
–No, con Mali –dijo NuNew sarcásticamente– Has sido tú el que la ha vuelto a meter en este lío después de decirle que se ocupara de sus asuntos, así que, si crees que está preocupada, llámala tú.
–iTodos estábamos muy preocupados! –exclamó Zee, dirigiéndole una mirada furiosa.
–No pienso suicidarme –dijo NuNew con calma, sorbiendo su café.
Cuanto más nervioso estaba Zee, más tranquilo estaba él.
– Puede que me hayas tomado por un imbécil, pero no me voy a perder el resto de mi vida por eso.
–¡Yo no te he tomado por un imbécil!
–Claro que lo has hecho. Por ejemplo, cuando h asperdido el tiempo pensando que había hecho una tontería –dijo NuNew con mordacidad.
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infiel ; zeenunew
RomanceNuNew y Zee tenían tres hijos y formaban un sólido matrimonio, o al menos eso era lo que NuNew pensaba. Adaptación.