Capítulo 11

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–Maldita sea –murmuró Zee, apretando la mano de NuNew y volviéndose para mirar al intruso.

–Zac –le saludó poniéndose en pie– Creía que estabas en Estados Unidos –dijo estrechándole la mano.

NuNew se fijó en él. Era atractivo y tendría la misma edad que Zee. Era rubio y delgado, y tenía unos ojos verdes cuya mirada podría atravesar una armadura si se lo proponía.

–He vuelto hace un mes –respondió Zac–. Eres tú el que ha estado fuera de la circulación últimamente –dijo mirando con una curiosidad puramente masculina a NuNew–. ¿Tiene esta hermosa criatura la culpa? –preguntó con suavidad. Luego miró a Zee y le preguntó––: ¿Qué ha ocurrido con la encantadora J…?

–Mi esposo –le interrumpió Zee. NuNew, sin embargo, imaginó el nombre que Zac iba a pronunciar.

–NuNew–añadió Zee con un gesto de la mano– Zac Callum. Tenemos el mismo abogado.

Zac Callum miró a Zee pensativamente.

–Vaya, vaya –murmuró antes de rodear a Zee para ofrecerle la mano a NuNew.

NuNew estaba demasiado ocupado tratando de recordar por qué le sonaba aquel nombre como para pensar en lo que aquel pequeño comentario significaba. Zac Callum era el dibujante de la sección política del Sunday Globe, y tenía un humor mordaz. Tenía la infalible capacidad de captar las debilidades de la gente y utilizarlas de modo que podía convertir a la persona más eminente en el mayor hazmerreír. Aquella habilidad también le había convertido en una celebridad de la televisión.

–Ahora entiendo por qué nadie ha visto a Zee durante semanas –murmuró cuando NuNew le tendió la mano––. Te has casado –añadió con suavidad– No hay duda de que tu gusto ha mejorado, Zee.

NuNew supo que lo estaba comparando con Jane.

–Gracias –respondió en lugar de Zee, que estaba tan tenso que no parecía capaz de pronunciar palabra aunque quisiera– He oído hablar de usted, señor Callum. Admiro su trabajo.

–¿Un admirador? –replicó Zac con humor– Dígame una cosa... –añadió haciendo ademán de retirar una silla para sentarse.

–Zac, cariño, ¿no te olvidas de algo? –dijo una mujer interrumpiéndole. Con un gesto de fastidio, hecho para que NuNew lo viera, se irguió y se dio la vuelta.

–Disculpa –dijo–, pero debes entender que tenía que saborear este momento. Este hombre ha sucumbido a los encantos del matrimonio –dijo con un suspiro y se volvió a Zee agarrando a su acompañante por la cintura– Claree, éste es Zee Pruk Panich, de quien, sin duda habrás oído hablar.

–¿Y quién no? –añadió Claree con sequedad– Todos esperábamos con impaciencia el resultado de la venta de Harvey’s.

NuNew bajó la vista, preguntándose si sería la única persona del mundo que no sabía lo importante que había sido la venta de Harvey’s.

–Encantada de conocerte –dijo Claree.

Zee se limitó a responder con una sonrisa. Tenía los ojos fijos en Zac, que miraba a NuNew con un no disimulado interés.

–Nos gustaría que os sentarais con nosotros, pero ya hemos pedido la cena –mintió.

–No te preocupes –dijo Zac con una sonrisa– No tenemos ningún deseo de interrumpir a unos recién casados.

Zee abrió la boca para corregir el error, pero la mirada de NuNew le obligó a guardar silencio. «¡No!», le decían sus ojos, «¡No les digas la verdad! Conoce a Jane, así que no me pongas en ridículo diciéndole que llevamos casados siete años y que nuestros hijos tienen seis».

infiel ; zeenunew Donde viven las historias. Descúbrelo ahora