CAPÍTULO V ―

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Sonya caminaba por delante de madame Rosema, estaba curiosa de saber qué había pasado con el rey y su padre. Ella había notado que el viejo hombre ni siquiera se dirigió a ella, nunca la saludó, como si no existiera... siquiera la miró una sola vez. No le molestaba realmente, pero la falta de educación era muy notoria. Pero sabía que todo eso había sido planeado por el hombre, para demostrar su descontento con su presencia. Si le hubieran permitido hablar con honestidad, ella hubiera dicho que no era su culpa, que podía agarrar sus cosas e irse por donde llegó. Obviamente, por respeto del rey y a la privacidad, al final no sería honesta. Solo esperaba que el rey la mantuviera lejos de los desacuerdos que tuviera su padre.

―Aún falta para el horario del almuerzo así que, ¿le gustaría que le traiga algo para comer? ―le preguntó Rosema, interrumpiendo sus pensamientos. Sonya miró sorprendida que se encontraba al frente de una habitación distinta a la que había estado.

― ¿Preparan alguna infusión de café, amargo? ―quiso saber Sonya, entrando a la habitación ni bien se la abrieron.

―Sí, mi señora.

―Perfecto, quisiera una jarra, que sea amargo y fuerte. También, alguna porción de algo dulce, pero que no contenga frutos secos. Muchas gracias, Rosema.

Madame Rosema dio una reverencia y la dejó sola. Sonya se sintió emocionada. Había entendido sin que le dijeran que ese lugar era suyo. La habitación que tenía en el burdel era a penas un cuartucho en comparación. El lugar que tenía ahora era inmenso, elegante y lleno de serenidad, diseñado con un estilo refinado. Las paredes estaban revestidas con tapices de seda en tonos suaves, que creaban una atmósfera cálida y acogedora. El suelo estaba cubierto por alfombras finamente tejidas, cuyo intrincados patrones que añadían un toque de lujo.

En un rincón de la habitación, una chimenea de mármol tallado proporcionaba un cálido resplandor, iluminando suavemente los muebles antiguos y las cortinas de terciopelo pesado que colgaban de las altas ventanas. Cerca de la chimenea, había un conjunto de sillones tapizados en brocado, perfectos para la lectura y reflexión que tanto quería llevar a cabo Sonya.

Lo más notable de la habitación era la biblioteca que le prepararon, las estanterías, hechas de maderas oscuras y nobles, estaban repletas de volúmenes cuidadosamente seleccionados. Entre estos, se destacaban numerosos libros de medicina, realmente pensó en todo William. Algunos libros eran tratados antiguos con cubiertas de cuero desgastadas por el tiempo, mientras que otros eran obras más recientes, encuadernadas en tela y con letras doradas en los lomos.

También había un elegante escritorio de caoba, situado junto a la biblioteca, albergaba una colección de instrumentos de escritura, pergaminos y todo lo que podría llegar a necesitar para sus estudios. Vio que encima había un globo terráqueo y hasta un microscopio antiguo.

Nunca había visto tantos libros en un mismo lugar. Ni siquiera a las mansiones que solía ir, podía encontrar semejante colección. Sentía que ese era su lugar favorito. ¿En qué momento el rey había tenido tiempo para que armaran esa habitación? ¿A caso ya sabía que ella se quedaría? Bueno, siendo racionales, era obvio para cualquiera que ella no tendría más solución que quedarse. Y ahora, realmente se alegraba de haberlo hecho. Agarró un libro que le parecía que le ayudaría a investigar qué afección padecía el rey, estaba motivada a saberlo, sobre todo, porque el poder diagnosticarlo a tiempo lo ayudaría a él y a ella, para así poder seguir instruyéndose.

Al llegar el horario de la merienda, Sonya ya tenía algunas teorías que abarcaban virus y enfermedades hereditarias. Pero debía hablar con el rey con profundidad para poder hacer un historial completo de su persona, debía saber si él en algún momento estuvo enfermo y no fue tratado con propiedad. Recordaba la gran cicatriz en su pecho, por ahí cuando lo hirieron, lo contaminaron con algo. Tenía muchas teorías y demasiadas dudas.

LA CONCUBINA DEL REY [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora