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Feitan llegó al lugar donde Hina lo citó, era cerca de donde ella siempre salía a divertirse con sus amigos

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Feitan llegó al lugar donde Hina lo citó, era cerca de donde ella siempre salía a divertirse con sus amigos. Ella se encontraba de pie bajo un poste de luz, se abrazaba a sí misma protegiéndose del frío de la noche, una expresión triste adornaba su rostro, ella estaba perdida en sus pensamientos, tanto que ni notó que Feitan ya estaba a unos metros de ella. 

Decidió acercarse a paso rápido, no quería perder tiempo.

— ¡Viniste! — el rostro de Hina se iluminó, podía ver en sus ojos que ella realmente estaba alegre por verlo, de seguro no confiaba en que él atendiera su mensaje y lo confirmó cuando Hina frunció su ceño, apenada con lo que sea que esté ocurriendo.

— ¿Estás bien? — preguntó inspeccionándola con su mirada. Si por él fuera la inspeccionaría con sus manos, pero no quería invadir su espacio.

Hina asintió — Sí... ¿cómo estás tú?

— Bien.

ambos guardaron silencio, el ruido de fondo de las personas transitando por el lugar y la música proveniente de los locales los acompañaban.

— Lo siento por pedirte que vinieras... en realidad fue un impulso, no lo pensé bien y no sabía qué hacer. — dijo Hina aun sin borrar aquella expresión apenada.

Feitan se encogió de hombros, ella estaba viva y eso era lo importante, estuvo bastante preocupado cuando no contestó su mensaje.

— No te preocupes. — él no tenía idea de qué hacer, no le gustaba estar bajo aquel poste de luz, así que estaba ocultando su rostro bajo una gran bufanda, pero deseaba moverse de aquel sector.

Hina se percató de eso — Podemos... podemos ir por allá... — señaló un local que se veía más discreto que el resto de los bares y restaurantes — ¿Ya cenaste? — Feitan negó con su cabeza — Yo te invito, por la molestia de traerte aquí. — musitó echando andar hacia esa dirección sin esperar una respuesta por parte de él.

así que la siguió hasta llegar al lugar. Hina saludó a una chica que estaba ahí, quien también les tomó de inmediato los pedidos, al parecer se conocían con Hina, de seguro y ha estado con sus amigos en ese lugar.

aun así, no estaba convencido de que ella estuviese bien — ¿Estás bien? — preguntó cuando tomaron asiento en un lugar apartado del resto.

Hina apretó sus labios y suspiró finalmente — No... estaba en un restaurante con mis padres y huí.

Feitan no dijo nada, así que ella asumió que podía continuar su historia.

š…šžš¢š­ššš§  | š‡š±š‡ Ė£ įµ’į¶œ į¶ įµ‰įµDonde viven las historias. DescĆŗbrelo ahora