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𝐏𝐚𝐝𝐨𝐤𝐢𝐚
𝐦𝐮𝐜𝐡𝐨𝐬 𝐚𝐧̃𝐨𝐬 𝐝𝐞𝐬𝐩𝐮𝐞́𝐬...
Cerré la última caja con la ropa que donaría.
Me levanté sacudiendo el polvo de mi ropa y de mis manos, antes de observar lo gigantesco que lucía el departamento que me acompañó estos últimos años. Loray regresó de la cocina con la última caja en la que se guardó la loza y la situó sobre otra pila de cajas antes de incorporarse junto a mí y admirar por ultima vez lo que fue nuestro hogar.
— De repente siento ganas de llorar. — dijo mi amiga.
me giré hacia ella y la abracé, ella envolvió sus brazos por mis hombros — Pensé que después de todo lo que lloré ayer no volvería a hacerlo... — sentí mis ojos humedecerse y mi amiga sollozó escondiendo su rostro en el espacio de mi cuello — Gracias por haberme acompañado todo este tiempo.
— ¡No me digas eso porque lloraré aún más! — soltó rompiendo en lágrimas — ¿En serio debes mudarte de ciudad?
asentí.
— Pero... — musitó separándose de mí — Siento que no te disfruté lo suficiente.
negué con mi cabeza — Estos fueron los mejores años de mi vida... — guardé abruptamente silencio luego de recordar el detalle que este suceso de poder vivir junto a mi amiga fue gracias a que mis "padres" murieron.
— Ay, Hina. — Loray sostuvo mis mejillas entre sus manos — Has sido tan fuerte, de verdad te extrañaré tantooo.
— Solo me mudaré de ciudad. — reí golpeando su hombro — No es que me vaya morir. — ella me miró fijo.
— ¡No digas eso! — me sacudió en mi lugar regañándome por decir algo así — ¿Te imaginas que sería de tu hermano si mueres? — por supuesto que tengo una idea de que sería de él.
sentí mi corazón apretarse, como si lo quisieran exprimir hasta sacarle la última gota de sangre que alguna vez bombeó. No puedo sostenerle la mirada tanto tiempo a mi amiga. La amo demasiado.
Tragué en seco y me separé de mi amiga fingiendo buscar mi celular — ¿Ya viene Liam? ¿Sabes algo de él y Ume?
— Mmh... — dijo a mi espalda, también yendo por su móvil — Ume dijo que Liam estaba llegando a recogerla, pero eso fue hace un buen rato. No he visto los mensajes por ordenar... estoy cansadísima. — soltó un gran suspiro.
