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𝐏𝐚𝐝𝐨𝐤𝐢𝐚

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𝐏𝐚𝐝𝐨𝐤𝐢𝐚

Hina hablaba por teléfono con Loray. Su amiga intentaba convencerla de escaparse esta noche para salir con sus amigos.

Si bien quería salir con ellos, por otro lado, le daba pereza tener que escaparse y estar pendiente de la hora para no regresar tarde. Sumado a que debía poner extra-cuidado para salir y regresar sin ser descubierta por sus padres.

— Aceptaaaa. — insistió Loray — Además, Liam tendrá prestado el auto de su padre, podemos estar más rato divirtiéndonos sin preocuparnos por el bus porque tardaríamos menos si regresamos en auto. — con esa información, Hina ya tenía un pie adentro del plan.

— No estoy segura... — vaciló con su cabeza — No tengo ganas de ir a hacerme la linda por tragos, me aumentaron la dosis, así que ya no puedo beber tanto y sinceramente eso que hago solo los beneficia a ustedes más que a mí.

— ¡No beberemos entonces! — solucionó en seguida — Pero veeen, es más divertido cuando estás tú... no te invitamos porque nos beneficiemos de ti, te invitamos porque eres nuestra amiga y queremos que te diviertas.

— Buenoo. — que fácil de convencer era.

Solo quedaba esperar a que sus padres se fueran a la habitación. Si bien, ellos no se duermen temprano, prefieren quedarse encerrados en la habitación viendo programas en la televisión y se quedan dormidos con eso de fondo. En más de una ocasión le ha tocado ir a apagarles la televisión en la madrugada para ella poder dormir.

Cenó con su familia como era lo normal. Se levantó con la excusa de estar cansada por estos días agotadores de la universidad. Se despidió como siempre de sus padres y partió a su habitación.

Ella sabía los horarios en los que su madre y su padre se iban a inspeccionar que ella estuviera durmiendo bien y con todo en orden. Así que después de arreglarse, se acostó dándole la espalda a la puerta. Con sus luces apagadas y abrazando a su osito de peluche.

Su madre fue la primera en ir. Un vistazo y cerró la puerta.

media hora después, fue su padre, quién incluso entró para arroparla y besar su frente. Menos mal, ella no se maquillo y decidió colocarse la camisa de pijama por sobre su vestido.

esperó otros diez minutos y en su lugar dejó ropa y peluches para formar un bulto similar al de su cuerpo. Arregló su cabello y se maquillo un poquito.

sus amigos ya estaban esperándola a una cuadra de su casa.

ella se escabulló silenciosa por la ventana, con su cartera cruzada y los tacones amarrados a ella. Sus pies descalzos aterrizaron en el césped húmedo por la regadera nocturna.

corrió descalza hasta llegar a la vereda y ahí limpió sus pies con unas toallitas húmedas. Se colocó sus tacones y se fue corriendo hacia el auto donde la esperaban sus amigos.

š…šžš¢š­ššš§  | š‡š±š‡ Ė£ įµ’į¶œ į¶ įµ‰įµDonde viven las historias. DescĆŗbrelo ahora