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— ¿Así que tienes novio? — su madre ingresó a la habitación sin pedir permiso ni nada. Lo de siempre.
Hina simplemente asintió sin levantar su mirada de los apuntes — Así parece. — escuchó la noche anterior como sus padres discutían desde la habitación, su madre no parecía nada contenta con esa idea, así que Hina se mentalizó con que después buscaría discusión con ella al no lograr nada con su padre.
— Te dijimos que no tenías permitido esas cosas, ¿lo conociste en la universidad?, tal vez yo sea quien necesite para esto antes que... — Hina se giró en su silla para enfrentarse a su madre.
— No, tú no harás algo así. — frunció su ceño — No me vayas a avergonzar en la universidad, además a Feitan lo conocí por ahí.
su madre carcajeó — ¿Por ahí? ¿Dónde?
— Por ahí.
— No sé por qué tu padre te da tantas libertades, siempre es lo mismo con él, no toman mi opinión en cuenta para las decisiones, ¡Por esa razón te accidentaste! ¿Ahora tener un novio cinco años mayor? ¡Él no te quiere! se va a aprovechar de ti por ser una joven ilusa, tonta, inmadura. Por eso me sorprende que tu padre no haya puesto más resistencia a su rechazo.
— Feitan es buena persona. — defendió decidida a no permitir que hablen de esa forma de él. Si Feitan dijo que la protegería incluso de quienes hablaran mal de ella, entonces ella igual lo haría — Feitan se preocupa por mí, es atento y siempre me escucha, cosa que tú nunca has hecho.
su madre abrió los ojos incrédula — ¡¿Qué nunca he hecho?! La mujer que eres hoy en día es gracias a mí, me he dedicado a ti y a que crezcas siendo la señorita que debieses ser, no una cualquiera que se mete con hombres mayores y ni siquiera dice en donde lo conoció. De seguro fue gracias a esa amiga tuya, no me extraña, ella y su madre son unas zorras.
su madre realmente odiaba a Loray y a su madre, siempre ha dicho que son mujeres corrientes o vulgares — ¡No hables así de mis amigos!
— Desde hoy no quiero que te juntes más con ellos. — ordenó apuntándole con el dedo, Hina apretó sus labios — ¿No querías tener novio? mira las consecuencias.
— Tengo 21 años. — se levantó de la silla para acercarse a su madre — Jamás pedí nada más que tener una vida normal, algo no imposible considerando que mi condición no es como otras que requieren morirme en una cama sin poder salir. Mis amigos son lo que más quiero, ellos me han apoyado y cuidado, me han ayudado, ¿Quién me trajo todos los apuntes de las clases sin que se lo pidiera? Esa chica a la que llamaste zorra. — espetó enojada — No soy quién tú crees que soy, tú quieres una copia tuya, una niña idealizada que cumpla lo que tú no pudiste ser, pero no, yo no soy así, ¡está es mi vida! — golpeó su pecho con el puño sintiéndose llena de frustración— ¡Ese maldito accidente solo ocurrió por negligencia suya! ¡Yo no tengo la culpa que ustedes no hayan sabido cuidar de una ni...!
