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Hina se había quedado dormida hace un buen rato. Chrollo la estuvo observando mientras tanto. Analizaba sus rasgos comparándolos con los de Satomi cuando era una niña, pero incluso su forma de dormir era la misma. Ambas dormían como si no hubiera un mañana, la boca ligeramente entreabierta, un brazo por sobre su cabeza o sino abrazando un peluche o almohada. Hina había bajado el brazo y ahora estaba abrazando la almohada de Feitan.
Su expresión tranquila hizo sonreír a Chrollo, quien no pudo resistir más tiempo sin acercarse a su hermana. Llevó su mano a la cabeza de esta y la acarició, le cantó la canción que solía cantarle cuando esta tenía pesadillas.
Cuando Hina esbozó una pequeña sonrisa mientras dormía Chrollo sintió las lágrimas caer por su rostro. Cubrió su boca para no emitir algún ruido que pudiera despertarla, sin poder completar la canción para dormir. Ella se veía tan afectada hasta hace una hora atrás, pero ahora estaba durmiendo serena frente a él, como si nadie la hubiese agredido o hecho sentir mal. Dormía tan tranquila que probablemente en sus sueños estaba olvidando la realidad que tenía en su casa.
Quería protegerla, no quería volver a fallarle. Su hermanita estaba ahí con él, todo lo que él siempre había deseado.
Sintió la puerta principal cerrarse, Feitan acababa de llegar.
Salió cerrando la puerta de la habitación tras su espalda y confundiendo a Feitan que no entendía por qué Chrollo estaba en su habitación.
— Satomi está aquí. — Feitan bajó el cuello de su abrigo dejando ver la sorpresa en su expresión — Discutió con esa mujer, ellale abofeteó el rostro así que Satomi no lo aguantó y huyó. Te estuvo llamando, no sabía si responder pero por la insistencia lo hice.
— ¿Cuánto rato?
— Lleva como una hora aquí, se quedó dormida en tu habitación. Si quieres ir a verla ve con cuidado. — Feitan asintió — ¿Los encontraste?
— Sí, no fue problema. — se quitó su abrigo el cual estaba sucio en los bordes de sus mangas y lo arrojó a la ducha del baño, la sangre era mejor quitarla con las manos y no en la máquina de lavar ropa — Fue su padre.
— Ya no respetemos sus etiquetas. — declaró el más alto — Satomi no regresará a esa casa.
Feitan lo observó en silencio desde su lugar.
— La han estado llamando así que tuve que salir a apagar su celular en otra dirección. Le inventaremos una excusa a Satomi para que se quede.
— ¿Cómo?
— Dame la dirección de su casa, visitaré a sus padres.
le anotó la dirección en una servilleta que encontró a la mano — ¿Qué piensa hacer?
