Prólogo

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Había dulce, miel, naranja y canela. También chocolate, manzana, durazno y hiervas silvestres. Eran al menos unos de los cientos de aromas que podían encontrar al entrar a la universidad.

Entre alfas, omegas y betas. Había una relación tranquila, al menos lo que decía la gente o directivos sin tomar en cuenta los riesgos.

—Quítate... —el empujón del alfa la hizo tambalear y derramar un poco de su té sobre sus propias prendas.

El problema principal era el acoso a los más extraños, a los alumnos más listos y a veces a los más tímidos.

Ese era el caso de Danielle Marsh. Omega de diecisiete años que a su corta edad vivía del maltrato, considerada una de las peores betas que alguien podía escoger.

Dije ¿beta?, sí, bueno. Nadie en realidad sabía que era una omega. Debido a su aroma extravagante y exótico de flores. No era de agrado al ser puro, una omega que según su madre no podría tener más de dos hijos.

—¿Danielle Marsh?

—¡Presente! —su mano pequeña, pero larga, se levantó dando lugar a su asistencia.

El profesor asintió, para terminar de ver a todos y finalmente levantarse de su escritorio analizándolos.

—Es un nuevo año, el primero según recuerdo. Varios piensan que será fácil, pero no. Ya aquí estaban tres meses para conocerse y es momento de trabajar.

Tres meses, solo tres meses y ya era maltratada tanto verbalmente como físicamente por la mayoría.

Pasó su mano por su mejilla jugando con el bolígrafo y haciendo garabatos en su cuaderno.

Recordó a su mamá, ella solía decirle que todo estaría bien. Siempre y cuando no saliera con un alfa mediocre o malo que no la quiera.

—Ahora, creo que esto será bueno para los omegas. Pues hoy ingresa una alumna nueva. Por favor, pasa. Su nombre de Kang Haerin. Y estará con nosotros en filosofía.

El ruido de pasos, como Danielle solo pegó su frente a la butaca y suspiró ante el hambre que tenía desde la mañana. Porque sus compañeros le quitaron su desayuno.

Pasó algo que no quiso, tal vez su lobito que estaba escondido dentro de ella se levantó emocionado. Moviendo su colita y saltando.

Haerin solo olfateo levemente, había algo diferente en el ambiente. Un aroma que le gustaba, el sándalo y café juntos que le llamó la atención.

Abrió sus ojos, observó como una mujer. Tal vez alfa, se sentaba en la parte de adelante.

Incluso se levantó inclinándose por el aroma que le encantaba. El mismo que parecía una droga.

—Jovencita Marsh.

Se sentó bien, agachó la mirada observando sus manos y temblando. Tal vez no le gustaba la voz de los alfas. Menos cuando la alzaban.

—Si va a molestar a su compañera este no es el lugar, después puede pedirle una cita o hablarle. Pero no en mi clase.

Se sonrojó, cerró sus ojos y sumisa ante el momento no pudo hacer nada. No cuando sus compañeros se burlaban de ella en voz baja.

Seguro incluso la alumna nueva ya la tenía tachada de rara y acosadora.

Quiso llorar, pero como no sabía bien que hacer, solo tomó su bolígrafo y lo apretó con fuerza. Desquitando su vergüenza con el objeto entre sus manos y pequeños dedos.

—¿Estás bien? —la voz grave que la tranquilizó un poco —. ¿Te sientes mal?

Levantó la mirada, con sus ojos brillosos a punto de llorar. Con sonrojo en sus mejillas y temblor en su cuerpo.

—Soy Haerin ¿Tú eres?

No era correcto hablar en clase, pero poco le importó que su profesor estaba explicando. Solo abrió los labios lentamente y con su voz, la misma ligera y suave, dejó escapar su nombre.

—Danielle, mi nombre es Danielle.

—Oh, Danielle. Es un lindo nombre. No deberías de hacer que te afecte lo que dijo. Ya sabes, las cosas se malinterpretan.

Entendió, que esa alfa delante suyo con aroma hermoso podría ganarse muy fácilmente su corazón.

—Danielle —el nombre se repitió por ambos, el profesor y la alumna nueva.

Parpadeó confundida ante el llamado, pero solo le puso atención a la alfa de aroma peculiar.

—Te hablan...

Uhm, que triste. Y pensar que ella le dió su atención.

—Danielle toma tus cosas y fuera de mi clase. Ahora.

No dijo nada, no miró a nadie más. Solo se levantó tomando sus cosas y sin mirar atrás, o incluso a la alfa atractiva. Salió del aula para avanzar hacia los sanitarios.

—Demasiado bueno, lo malo es que dura poco —suspiró, sabía perfectamente que no se fijaría en ella.

Nadie se fijaba en lo linda que era, en su sonrisa o sus risas. Nadie, porque todos parecían más odiarla y tenerle asco.

—Gracias, al menos por alegrar a mi lobo y hacerme sentir feliz —un murmuro que quedaría solo con ella.

Lo que las personas no esperan, es el amor verdadero. Porque ya están acostumbradas a las sombras, que si ganan más no les parece real.

Mírame, soy la indicada.

...

Holaaaa

(Historia que probablemente me tarde en actualizar)

Cierta persona me pidió que hiciera un fic omegaverse pero como no sé escribir ese tipo de historias, decidí adaptar una.

Si no les gusta el omegaverse o no sé, no lo lean y evitense los comentarios malos.

Esta historia no me pertenece, es una adaptación. Todos los créditos y derechos a su autora original LyzOrtega15.

Baii (menos para Pili)

LAZO | Daerin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora