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La venda en sus ojos no ayudaba ante la angustia saber que era lo que Haerin quería regalarle. 

Puchereo ante el frío del ambiente, como algo fue puesto en sus hombros y escuchó varios "aww" de alrededor. 

—Listo Elle… cariño. Puedes quitarte la venda. 

Desató la venda poco a poco, hasta al fin dejarla caer y abrió sus ojos ante el frío del lugar. 

No tardó en retroceder, con sus manos en la boca y lágrimas a punto de caer. 

—Elle, me dijiste que no te gustaba celebrar tu cumpleaños porque tu familia era diferente. Por eso, hoy… —extendió sus manos —. delante de la universidad, con permiso de los profesores. Te extiendo a ti mi regalo. 

No podía, había un camino bonito de rocas finas que la guiaban a su alfa. La misma que en sus manos tenía un lobito enorme de peluche de color dorado. Justo como ella. 

—Cariño, te amo. Tal vez sea pronto ante los ocho meses de conocernos, pero siento que sin ti sería difícil sobrevivir. 

—Haerin…

No podía, sabía que el aroma de felicidad se hacía presente. Ahora ya no le importaba que se enteraran de su lugar en la jerarquía, solo quería correr con su alfa y abrazarla. 

—Danielle, amo que esté contigo en este día. Quiero permanecer contigo el resto de mi vida. Para los tontos alfas que te molestan, ser la golpeadora personal de cada uno, ser quien te defienda de tu entorno y hacerte feliz. Te amo y no me arrepiento de nada.

El lobo grande fue dejado en el auto de la alfa, para acercarse con una cajita bonita pequeña para dejarla en las manitas de Danielle. 

—Feliz cumpleaños. 

—¡Haerin! —se lanzó, apresandola con sus bracitos y llorando en su hombro sabiendo que todo estaba bien. Que la quería —Mi alfa… Gracias.

...

Meses llenos de amor, el inicio de una relación tranquila. Una donde nadie molesta por temor a ser golpeados por la misma alfa, por el temor de hacer llorar a Danielle.

—Aquí, otro besito aquí. Y uno más aquí —su dedito guiaba donde los labios de Haerin dejarían un toque ligero.

Se rió, estaba bien. Feliz, y completa. Con su segundo año en la Universidad todo parecía ir en orden.

Ya no hay problemas, solo comentarios de personas. Algunos profesores incluso las sentaban juntas para evitarse problemas con los demás alfas.

No había nada de malo en su relación acaramelada, la misma en la que adoraba que Haerin se dejara hacer en el cabello.

—En vacaciones iré a Seúl. Con mis padres, quería saber si te gustaría venir conmigo. Pasar las seis semanas conmigo y mi familia escandalosa.

—Uh, tal vez sea divertido. ¿Puedo conocer a mi suegra? ¿Me dejarás hablar con tus hermanos?

—Conocer a la familia. Tal vez así ganemos más apoyo.

Sonrió, sí. También debería presentarla a sus padres.

—Mis padres quieren conocerte Haerin. ¿Cómo lo haremos?

Fue donde Haerin sonrió y tomó sus manitas para juntarlas ante el frío del invierno.

—¿Qué te parece si conozco a mis suegros primero? Después nos quedamos en casa de mis padres una semana y más tarde en mi casa el resto de vacaciones.

—¡Si! Espera... ¿Significa que iré contigo a todas partes? —se sonrojó.

¿Se bañarían juntas? ¿Dormirían juntas?  ¿Comerían juntas? Dios. ¿Cómo lo haría?

—Sí, llevarás tu maleta y yo la mía.

Asintió, tal vez debía acostumbrarse a la idea. Dejar de sentir vergüenza delante de la alfa que la quería y pelearía por ella por todo. Tal vez llenarla de besitos y sonreír feliz.

Se sintió mejor, Haerin siempre pensaba en ambas y no solo en su propia comodidad.

—Será en una semana. ¿Cierto?

Asintió, abrazando a Danielle y dejando que su abrigo se llenara del aroma a café. Que el calor la hiciera olvidar el frío del entorno.

Danielle incluso acomodó su cabeza un poco, y sonrió con sus ojitos color miel brillando. Con su aroma a fresa acoplándose a Haerin.

—Uhm, no usas supresores.

—Desde hace dos días. No quiero dañar mi cuerpo con ellos, creo que es tiempo de que sepan. Que Kang Haerin ama a una omega pura como yo.

—Y que Danielle Marsh ama a una alfa como yo. También eso —rió bajo, la quería demasiado. La amaba.

Era simple, tal vez no podría llenarla de cachorritos como las personas normales, pero su lazo sería fuerte sin necesidad de niños corriendo de un lado a otro.

Solo eran ellas, y el amor que profesaban.

Quiero tenerte cada día a mi lado.

LAZO | Daerin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora