Capítulo 4

14 7 0
                                    


"Mucho se puede ocultar detrás de una encantadora sonrisa."

Luego de haber pasado un rato agradable con Vaggie y Angel Dust, los tres fuimos al pequeño bar, que era atendido por Husk. Él con su simpatía desbordante, Angel Dust molestándolo como parecía ser costumbre, Vaggie regañándolos y dándome consejos, y Niffty pasaba corriendo de vez en cuando persiguiendo a unas cucarachas que habían alrededor. En ese momento sentí que todo estaba yendo bien, si recientemente había tenido la desdicha de caer en el infierno, este lugar se sentía como... un hogar. Tenía una sensación de lejanía con los sucesos que entristecían mi alma al recordarlos. Tal vez no era tan malo ir acostumbrándome un poco a este sitio.

Mas tarde, cada uno volvió a sus respectivos asuntos. Angel Dust salió del hotel diciendo que tenía algo que resolver, parecía un poco nervioso, pero nadie cuestionó nada. Vaggie dijo que iría a buscar a Charlie para informarle de algunas cosas. Y finalmente me quedé sentada en uno de los taburetes de la barra, suspirando ligeramente.

—¿Vas a quedarte aquí?

La voz de Husk me sacó de mis pensamientos, haciendo que levantara mi vista hacia él. Ni siquiera me estaba observando, parecía limpiar el borde de un vaso de cristal con un trapo blanco.

—No tengo más nada que hacer. Me gustaría poder trabajar o ayudar de cualquier forma.— Le respondí y luego volví a soltar un leve suspiro.

—Lindo pensamiento, pero no lo vayas diciendo por ahí, no todos los demonios somos "buenos", muchos se aprovechan de los más débiles.

Husk hablaba en un tono casi monótono, luego de la última frase y de colocar el vaso sobre la barra, me miró a los ojos finalmente. Realmente no creí poder tener una conversación con él de más de cinco palabras.

—¿Eso fue un consejo?— Fue lo que le pregunté, alzando ligeramente una ceja y sonriendo un poco.

—Tómalo como quieras.— Respondió él en el mismo tono vago, encogiéndose de hombros.— Un alma nueva en el infierno casi siempre es una tentación, y más si proviene de alguien como tú. Por eso te digo, se nota demasiado la poca maldad que hay en ti, ni siquiera necesité conocerte a fondo para darme cuenta de eso.

Eso era cierto, no es que fuera una santa, pero tampoco sería capaz de lastimar a alguien o incluso de tener pensamientos malos. Simplemente me haría sentir mal, y si es como él decía, entonces debía andarme con cuidado.

—Gracias... por avisarme.— Hablé en un tono bajo, apoyando mi codo sobre la barra y mi mejilla sobre mi mano.

Husk hizo otro gesto con los hombros, como restándole importancia al asunto. Luego se giró, tomó una botella de alcohol, la destapó y comenzó a beber de esta.

—¿Puedes servirme una copa?—

Le pedí a Husk. No solía ingerir mucho alcohol y la verdad es que era muy mala bebedora. Pero por un día no pasaba nada.

—¿Crees que puedes manejarlo? No pareces ser del tipo de chica que suele beber alcohol.

Otra vez parecía estar leyéndome, él lucía cómo el tipo de bartender al que le cuentas tus problemas cuando estás ebrio. Pero con una actitud poco sutil y hostil.

Aún con mi mejilla apoyada en mi mano le contesté.

—Pareciera que estás preocupado por mí.

—No te equivoques, sinceramente me importa un carajo lo que te pase. Pero mientras sea alrededor de mí, debo evitar que hagas tonterías. No quiero tener que lidiar con las quejas de Charlie o cualquier otro.

Touché, pero ya esperaba ese tipo de respuesta por su parte. Y aunque tuviera esa actitud arisca, no me caía mal, no es masoquismo, pero respeto cada manera de ser. De repente escuchamos la interferencia de una radio, era un sonido leve. Me di la vuelta en mi asiento y se encontraba Alastor, con su típica gran sonrisa y su porte elegante.

"BIENVENIDA AL INFIERNO" _ (Hazbin Hotel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora