¿Divorcio o conquista?

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Al siguiente día, un hombre rencoroso no puede mantener sus labios sellados por más tiempo, así que llama a quién conoce a la perfección; un periodista que le vendería su vida al mismísimo diablo con tal de ser nombrado por sus primicias.

—‘’Valeria Rox está casada con Darío Moller’’— menciona— ‘’Fue hace cinco años en Las Vegas’’. Riega ese chisme.

—‘’De acuerdo’’— responde sonriente, saboreando la jugosa noticia que le traerá miles de dólares.

Al cortar la comunicación, el periodista agarra su laptop y empieza a generar diferentes frases que atraerán la atención del público y varios colegas, lanzando hashtag de todo tipo, #ValeriaRox, #DaríoMoller ,#Infidelidad, #Primicia, #Dolor, #FabricioHaland, algunos que incluyen sus trabajos, etc. 
Mientras eso sucede, Darío sube a su auto y maneja hasta la empresa de Valeria, la cual ya está nerviosa esperándolo.
Ninguno de los dos puede decir que está tranquilo porque eso sería mentir, pero saben que esto debe terminar antes de que la prensa se entere, ya que para su desgracia, ambos son famosos y puede traer problemas por el compromiso que ella ha mantenido, recordando que en consecuencia, la pueden tachar de zorra, sin que les importe lo que en realidad ha pasado para llegar al título de ‘’casados’’.
Su hermoso vehículo se estaciona frente a la empresa sin preocupaciones, ya que no hay reporteros esperando por ningún tipo de noticia; entra al elegante edificio y se encuentra con Oriana Paz, quien se presenta de inmediato, extendiendo su mano para acompañarlo hasta la oficina de su jefa. 
—Un gusto conocerlo— dice con amabilidad la chica— Su amigo ya ha llegado.
En ese momento, Darío frunce el seño, olvidando por completo que le había pedido que fuera con él para que no se pierda el chisme y pueda opinar sobre cómo resolver este pequeño problemita.
—¿Está arriba?— señala con su dedo hacia el techo, dando a entender los pisos superiores.
—No— niega sonrojada— Está en el baño— mira hacia atrás y ve venir al moreno enojado, puesto que minutos antes de que llegara Darío, Oriana chocó con Omar y tiró un café en su camisa, sin querer, pero sin disculparse.
—¿Qué te ha pasado?— cuestiona el CEO viendo su ropa adherida a su piel.
— He decidido ducharme con café caliente— responde sarcástico mientras mira a la pelinegra que ni siquiera disimula su sonrisa ganadora.
No fue nada extraordinario, ni siquiera se ofendieron mutuamente, solo un choque que termino con una gran mancha en la camisa blanca y a pesar de eso, Omar no dijo ni una palabra, únicamente pidió la ubicación del sanitario para poder lavar esa zona, sin éxito.
—Síganme— pide Oriana, caminando delante de esos hombres, mientras ellos se lanzan miradas interrogativas.

Justamente, todos bajan del ascensor cuando sus celulares notifican una noticia mundial, Darío quiso ignorar, hasta que sintió la mano de su amigo en el hombro.
—¿Qué…?— quiere cuestionar lo obvio, pero Omar solamente pone la pantalla frente a sus ojos.
— Ya se enteraron— murmura Oriana viendo también esa asquerosa 

‘’La impresionante diseñadora, Valeria Rox, está casada hace cinco años con el dueño de la mayor fábrica automovilística. ¿Quién creería que una carita tan inocente es capaz de ser infiel? Pero, sí. Ella por años ha utilizado al productor televisivo, enredándolo con historias de amor, cuando solamente son unas simples palabras, mientras su esposo, Darío Moller, se mantenía en las sombras, consiguiendo millones de dólares por su silencio. ’’ 

Ella conoce más que nadie a su amiga, así que se mete dentro de la oficina sin permiso, dejando la puerta abierta, pero la ve demasiado tranquila, incluso es sospechoso para ella, aunque puede ser que todavía no haya visto esa nota.

—¿Estás bien?— cuestiona viéndola sin entender.
—Claro, ¿por qué no lo estaría? – Frunce el ceño y mira hacia afuera, encontrando unos ojos que la ven atentamente— Dile que pase— menciona todavía observándolo.
—Primero debes saber que…— trata de avisarle.
—Lo sé, Fabricio es predecible— interrumpe haciéndole saber que era obvio en él. Ya se lo esperaba.— Vi las cámaras ayer, luego de que el señor Moller quisiera una cita urgente, y simplemente lo supe al ver la cara de Fabricio. Él había escuchado todo lo que Tito me dijo.
—Pero, entonces, ¿qué quiere?— cuestiona Oriana, sin entender.
—Fama, dinero, popularidad, menciones para sí mismo. De paso, destruirme emocionalmente y a mi carrera— alza los hombros como si fuese normal.— No hagamos que pierda tiempo— señala hacia afuera con la cabeza.

Oriana no dice nada más y sale de la oficina, avisándole a Darío que Valeria le permite el ingreso y también que ya ha visto la noticia, por lo que está demasiado tranquila; asegurándole que ella resolverá el problema.
Sí bien, eso último no lo mencionó, sabe que debe ponerse en contacto con los creadores de ese chisme para que retiren la noticia, algo que costará miles de dólares.

Darío entra a la oficina y ni siquiera mira la decoración, simplemente se sienta en uno de los sillones, frente a la que es su esposa y espera que ella hable.
— Espero que sepa disculpar el problema creado por mi ex prometido, pero le aseguro que en unos días no quedará registro de nada— dice con confianza— Le he pedido su tiempo para hablar de algo que me enteré hace poco y eso es mi situación matrimonial con usted.— puede ver que él no se sorprende, así que es obvio para ella, que Fabricio ya lo ha puesto al tanto.— Supongo que ya le mencionaron eso.
- Sí, ¿qué quiere?— responde borde, odia estar en la boca de todos por chismes y no por su excelente trabajo con los autos.
Puede que sea un poco egoísta en pensar en sí mismo, pero sus padres siempre le han enseñado que se trata de él y su reputación.
No debe prohibirse el intercambio de fluidos con otra persona, mientras se ponga un condón para no embarazar a ninguna interesada, pero también debe ser consciente de que su apellido y profesión, traerán muchas persecuciones y chismes sin fundamentos; que incluso, podrían ser creados por una mujer despechada si le da demasiada importancia.

—Quiero el divorcio— responde con calma, viendo que el rubio gestula una leve sonrisa, apenas perceptible.
—¿Tienes los papeles?
—No, primero vea que esto es real— avisa pasándole la carpeta que anteriormente le había dado Tito.
—No tengo tiempo para leer cómo sucedió— responde sin tacto, pareciendo un maldito, pero en realidad está fastidiado por la noticia que ha salido y lo peor, es que ahora conociendo a su esposa, no le parece mala idea.
— Lléveselo, yo ya lo hice— responde sin paciencia— Si me disculpa. Necesito trabajar— señala la computadora mientras Darío sonríe por su atrevimiento.
Y le encanta. Esa mujer es justamente lo que necesita, ¿para qué o por qué? 
Simplemente para él, como su compañera o novia, como le desee llamar. Es tan obsesiva al trabajo como él y no le interesa si suena descortés, como lo hizo segundos atrás, aunque puede ser por su culpa.
Su trato hacia ella no fue bueno, pero ciertamente fue directo.
—¿Cuándo volveremos a vernos?— cuestiona visiblemente interesado en una respuesta.
— Nunca. Le enviaré los papeles firmados con Oriana.— menciona mirándolo directamente a los ojos, sin titubeos. 
— Bien, la espero en mi oficina y dígale que tiene pase libre, por tal importante acontecimiento— chasquea su lengua y sonríe ladino, sabiendo que esto recién empieza.
Valeria Rox será su mujer en todo sentido de la palabra, así tenga que conquistarla con pura cursilerías. 
Mujer, no solamente en la cama, sino como novia, esposa  y madre de sus hijos, porque sí, ahora puede ansiar tenerla en diariamente con esa actitud que cualquiera rechazaría, pero a él lo ha enamorado. 

— Hasta pronto, señora Moller— se despide con sarcasmo, haciendo que ella le sonría juguetona, entendiendo.
- Hasta nunca, futuro ex esposo— responde mordiendo su labio, dónde él se pierde unos segundos.

No son estúpidos, saben que existe la tensión sexual entre ellos, no solamente por el problema que tienen, sino porque no han despegado sus ojos del otro, ya sea para retarse en algunos minutos, con las preguntas y respuestas directas o crueles, con el disimulado recorrido que se han dado, con las pequeñas sonrisas, y por último, con ese juego que Moller empieza al despedirse y el cual Valeria, no piensa perder.

Él sale de la oficina y se dirige directamente al ascensor, mientras es seguido por Omar, en completo silencio. Él estando fuera, se mantuvo así mismo, ya que Oriana solamente lo ignoraba y hacía llamadas sin parar, pudiendo escuchar que no ha podido arreglar el problemita.

—¿Qué te dijo?— cuestiona Omar viendo a su amigo.
— Quiere el divorcio y su secretaria irá a la empresa para llevarlo— avisa— Tiene pase libre para eso, no importa el día, ni la hora.
—¿Qué? ¿Desde cuándo lo permites?— consulta sorprendido.
—Desde hoy y solamente porque son ellas dos— responde con el celular en la mano, buscando más información sobre su esposa.
—¿Vas a firmar?
—No— responde seriamente, logrando que Omar lo mire incrédulo.
—¿Fuiste tú mismo o el CEO implacable?— ahora le interesa lo obvio porque no escuchó gritos a sus malos tratos.
— El CEO que ella quiso dominar— responde con una gran sonrisa— Es peor que yo.— murmura lo último, pero es escuchado.
—¡Carajo, será entretenido!— responde Omar entre risas— Ella te gusta.— afirma.

—No pienso negarlo.

Locuras con un desconocidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora