Omar y Darío salieron de sus oficinas y se encontraron en el ascensor, luego fueron hasta el estacionamiento y subieron al auto del contador.
Hablaron sobre trabajo o sus parejas durante el corto viaje, llegando puntualmente a las 21 horas.
Las chicas ya tienen la cena lista y la mesa ordenada, además se han arreglado un poquito porque estuvieron todo el día en pijama y así no quieren recibirlos, obviamente.
Cuando sus parejas tocan el timbre, ambas se sonríen y se dirigen a abrir, saludándolos como corresponde. Los invitan a entrar y los cuatro se sientan en los amplios sillones que tiene la CEO.
Oriana se dispone a servir unas copas de vino para entrar en un ambiente más relajado.
Pocos minutos más tarde, ambas mujeres les avisan que sería ideal cenar y ellos ayudan a servir la comida, sorprendiéndose del elaborado menú. A la asistente de la CEO siempre le ha gustado la gastronomía, por lo que siempre ha hecho con cariño, las comidas para su amiga. Claramente, no tiene ningún tipo de obligación a cumplir con esa tarea, pero es algo que desea hacer por sí misma. Además, considera que cumpliendo su horario laboral, el almuerzo estaría incluido para ambas y ¿qué mejor que acompañarse entre ellas?
Siempre estuvieron solas, prácticamente, sus familias las han dejado desde jóvenes y se tienen mutuamente. Aunque ahora se debe tomar en cuenta que tienen pareja y sí, seguramente, van a querer citas a solas.
Cerca de la medianoche, Oriana avisa que debe volver a su hogar, ya que mañana sí irán a trabajar y tiene que descansar. Su novio, como todo un caballero, se ofrece a llevarla, olvidando que ha viajado junto a Darío.
En vez de hacerse un gran problema por esa situación, acuerdan que el contador volverá a buscarlo luego de dejar a su novia, sana y salva en su casa.
Las chicas asienten y ríen, ocultando que la asistente ha ido en su propio auto, pero es que quieren aprovechar a estar a solas unos minutos con sus acompañantes masculinos.
Ellas se despiden con un abrazo y Oriana le susurra unas pocas palabras en el oído de la CEO.
—¿Quieres que tu esposo se vaya?
Al separarse, para no ser tan obvias; Valeria niega con la cabeza, dejando en claro su respuesta. Oriana no es tonta y capta su directa, por lo que le toca distraer a Omar o avisarle que no debe volver.
El contador, ingenuamente, solo se despide de su "cuñada" y Oriana entrelaza sus dedos con él para sacarlo de allí antes que diga algo.
Cuando ambos están en el ascensor, bajando los pisos que requieren para retirarse de ese edificio, él bromea con su novia.
—¿Quieres secuestrarme? —la abraza desde atrás, por su cintura.
—¿Por qué lo preguntas?— cuestiona confundida.
—Me has sacado del departamento casi corriendo.
—Ah— ríe— Es que mi jefecita quiere estar a solas con su esposo y no quiere que vuelvas por él.
—¿En qué momento te ha dicho eso? — la voltea, dejándola frente a él.
—Al abrazarnos le pregunté algo y ella negó. — acaricia su pecho con coquetería— Así que...
—Entiendo— interrumpe— ¿Tú también quisieras que me quede contigo?— cuestiona devolviendo la caricia, haciendo exactamente el mismo recorrido sobre ella.
Es una pequeña manera de descubrir si su novia quiere comérselo ahora o más adelante, algo que en todo caso respetará, pero quiere tantear ese terreno.
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Locuras con un desconocido
RomansHace cinco años, sucedió algo impensado para Valeria y Dario, pero el problema es que ninguno de los dos lo recuerda. Ella es quien lo descubre al querer casarse con su novio y encontrar ese impedimento, por eso verá al CEO para pedirle el divorcio...