CAPÍTULO XXXIX EL TIEMPO CORRE

20 4 0
                                    



Dos semanas después, Milenka caminaba por el pasillo de la clínica rumbo a ver a su tía, la única razón por la que no se había vuelto loca tras escuchar la sarta de revelaciones que expuso Demian.

Si no fuera por su tía que iba mejorando a pasos agigantados, Milenka jamás habría tenido la fuerza para salir de su habitación. El despertar de Zaira le brindo valentía para enfrentar su realidad y algo de paz mental.

Aún por las noches, cuando se quedaba sola con sus pensamientos, estos la atacaban con dudas, traicionando la poca cordura que tenía.

Aunque la capacidad de hablar de Zaira se veía un poco limitada, poco a poco consiguió contarle toda la historia de su origen a Milenka, ambas sucumbieron al llanto cuando se tocó por qué Nerón era su padre.

La joven sostuvo la mano de su débil tía con fuerza, sintiendo que los pedazos que quedaban sé su despedazado corazón terminaban por desaparecer también, dando paso a un hueco infinito que reemplazaba su lugar en el pecho.

— Tu origen no te define — le había dicho su tía.

— Ni siquiera sé quién soy — respondió con amargura y tristeza Milen.

— Una gran mujer, una hija amada, por qué tus padres, te desearon y te amaron más que a sus propias vidas.

— Mi padre ... Lenid — rectificó —. Estoy segura de que dondequiera que este me aborrece — rezongó.

— No es así, mi hermano siempre aseguró a Misha que tendrían una hija hermosa e inteligente y aquí estás — le dedico una mirada de ternura — Tú eres hija de Misha y Lenid, de nadie más.

Era fácil decirlo; pero creerlo, no tanto; desde que supo que Nerón era su padre y que ella era producto de un abuso, sintió como una mancha negra nacía desde su estómago hasta cubrirla por completo.

Una mancha de vergüenza, cernida sobre su espalda como un tiro al blanco, Era la prueba del abuso del que su madre había sido víctima. No lo había dimensionado hasta que Rigo le entrego una carpeta con toda la información.

La denuncia que su madre interpuso en contra de Nerón y la cual el mismo se encargó de desaparecer; pero su madre fue lista al mantener el expediente, como si adivinara el futuro, resguardo aquellas pruebas, sabiendo que algún día pudieran servir como prueba de lo que ese desalmado le hizo.

Aún tenía vividas las imágenes de aquel expediente, partes del cuerpo de su madre amoratadas, su rostro opaco y la mirada perdida. Una mujer muy distinta a la que ella admiraba en la fotografía que le entregaron después de leer el testamento y mismas con las que decoro toda su habitación y parte del departamento.

La valentía que su madre mostró en aquellos momentos tan difíciles, fue lo que la no le permitió quebrarse. Lo que ella sufría ahora no era nada comparado a lo que su madre tuvo que pasar, así que no pensaba deshonrar su memoria sucumbiendo al dolor.

Apresuro el paso, había ido al departamento a por algo de ropa y también a comprar unas cosas para su tía, ropa cómoda y neceseres personales, comenzaría su terapia física para recobrar al cien por ciento su movilidad, además, le había prometido que la llevaría a dar un paseo corto por los jardines de la clínica.

Ansiosa por compartir una mañana de sol a lado de Zaira Milenka se apresuró entusiasmada a la habitación; pero aquella felicidad se esfumó al encontrarse con el hombre culpable no solo de su desdicha, sino la de su madre, también en la habitación, sentado junto a su tía.

AMOR OSCURO (Oscura Inocencia libro 2) COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora