Prólogo.

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Su respiración agitada era lo único que se podía escuchar en aquella habitación silenciosa,adornada de forma modesta para su gusto. Temblorosa caminó a pasos tambaleantes al mueble de madera de aquella cuna pintada de colores alegres en la esquina del cuarto.

Su corazón se aceleraba con el pasar de los segundos, tragó saliva sintiendo como su cuerpo pesaba con tan solo estar frente al objeto. Los ojos cafés observaron con alivio al pequeño infante que dormía plácidamente en la cuna, suspiró calmada acercando sus brazos para cargar al pequeño bebé que abría lentamente sus ojos color miel.

La peruana sonrió derramando unas pocas lágrimas frotando su mejilla contra la del bebé que reía tiernamente. Besó la frente del niño que balbuceaba riendo con la presencia de su progenitora. Perú acomodó al bebé en sus brazos volteando a ver fijamente a la puerta con ansiedad.

—¡República de Perú!. ¡Abre la maldita puerta si no quieres que las consecuencias sean graves!—Gritó una voz detrás de la puerta,empujando con fuerza la madera intentando entrar a la habitación.

Asustada miró a su alrededor,buscando una salida que fuera fácil para él y su bebé. Sus manos temblaban con los gritos de afuera que solo lo alteraban, inmediatamente el bebé empezó a llorar por las voces que querían entrar. Una opción era la ventana pero sería peligrosa para su hijo, también estaba el armario pero de igual forma sería peligroso. Todas las opciones eran malas para ellos, suspiró decidiendo tener que enfrentarlos y luchar lo que pudiera para que no le arrebaten a su bebé.

Cerró los ojos con fuerza una vez que la puerta fué derrumbada por aquella organización que estaba acompañada de otros. Los pasos aterradoramente tranquilos del ser alado,hicieron eco en la habitación hasta quedar frente al él.

—Perú. Deja de huir y atente a las consecuencias de tus actos—Decretó autoritario la voz calmada de la organización de la paz.

La latina abrió los ojos encontrándose con los ojos violetas que lo miraban con decepción en ellas. Sus cabellos desaliñados por la persecución,su vestimenta toda desordenada por las prisas y sus notables ojeras de quizás desvelarse cuidando a su hijo se veían.

—No puedes hacerme esto. Por favor,es mi bebé—Rogó la de ojos cafés arrullando al infante que se calmó con los cantos suaves de su madre.

—Son las reglas,¿recuerdas?. Deben ser cumplidas sin importar de quién se trate—Respondió ONU acomodando sus elegantes guantes blancos en sus manos.

La organización de 2 metros posó su mirada en la pequeña criatura casi idéntica a la nación latina, que entrecerraba los ojos a punto de tomar otra siesta. Sentía pena por lo que estaban haciendo,separar a una madre de su hijo era un acto difícil de ejecutar. Dió un paso adelante mirando como la representación daba otro paso hacia atrás abriendo los ojos mientras las lágrimas se derramaban en sus mejillas.

"Lo siento", murmuró el de cabellos azules,chasqueando los dedos. Haciendo que los acompañantes de la organización lo rodearan de forma amenazante con sus armas en manos. La atención de Perú fué llamada por una silueta familiar que caminó entre los hombres haciéndose paso entre ellos,una figura delgada y alta con la altura de 1.70 se hizo presente.

Mordió su labio inferior con repulsión al reconocer de quién se trataba. Odiaba con toda su alma esa sonrisa arrogante de dentadura blanca que la primera potencia poseía,sus cabellos blancos con mechones azules y rojos,más adornos de estrellas por sus banderas. Ese porte elegante y de ojos azules que eran ocultados con esas ridículas gafas de sol.

—Vaya,vaya. Perú, realmente no me lo esperaba de tí. Que decepción,no hagas que todo sea más difícil—Dijo el americano con notable tristeza fingida en su voz.

La nombrada bajó la mirada de impotencia,pedirle clemencia a ONU era fácil,puesto a que este siempre tenía compasión con todos. Pero con la presencia de Usa era imposible, sabía muy bien porque estaba ahí.

Este era su mundo gobernado por él,todos inevitablemente dependían de su persona de una u otra forma. Todos debían acatar sus reglas al pie de la letra sin importar si estaban o no de acuerdo con estas. Perú se quedó quieta en su posición aferrándose al bebé,no quería dejarlo en manos de ellos.

Se odiaba así misma por no haber sido precavida,de lo contrario nada de eso estaría pasando.

—No te lo repetiremos una vez más. Entrega a ese bebé si no quieres que las cosas se pongan peores. Deja de ser tan necia por una vez en tu vida mujer—Ordenó el estadounidense a la fémina que negaba llorosa, bufó indiferente dejando que los hombres se acercarán a ella.

Rápidamente los gritos desgarradores de Perú se escucharon con fuerza en aquella casa dejando un mal sabor de boca al americano. Frases como "Es mi bebé","por favor no me lo quiten",eran repetidas por la latina que sollozaba al ser sujetada por los soldados.

Lamentablemente el infante se le fué arrebatado de su madre,un par de soldados entregaron a la criatura a un par de enfermeras que se lo llevaron en una camioneta. Perú estaba de rodillas en la alfombra,con los ojos irritados de tanto llorar. El brillo que había en ellos se desvaneció dejando un vacío en la mujer.

—Tú...me quitaste a mi bebé. ¿Te das cuenta de lo que has hecho?—Preguntó con voz apagada la peruana al americano que estaba de espaldas hablando con ONU.

—Pff,hice lo que tenía que hacer para evitar una catástrofe. Perú, comprendo muy bien tu dolor,perder a un hijo no es fácil—Se volteó a ver a la mujer que lo miraba con notable rencor en esos orbes cafés que alguna vez amó.

Ella se levantó en silencio caminando hacia él, dándole con fuerza una cachetada tomándolo por sorpresa para después jalar con fuerza su saco azúl marino.

—No. Tú no sabes lo siento,deja de fingir que sientes empatía con mi situación. No eres más que un ser egoísta que solo piensa en su bienestar—Declaró con veneno en sus palabras soltando el saco, para después ser sujetada de los brazos por dos uniformados que la llevaron a otra habitación de la casa.

Lo peor es que ella tenía razón,eso era lo que los demás pensaban de él. Ha cometido tantas atrocidades que es imposible ser empático con él.

USA solo sacó un cigarrillo fumando de ansiedad por lo que había ocurrido,la organización al notar eso suspiró pidiéndole que se fuera a casa a descansar. Había sido un día largo para la primera potencia,ya mañana sería un día mejor.

—Soy horrible—Susurró el albino tirando el cigarro en el suelo para después pisarlo con la suela de sus relucientes zapatos negros de vestir.

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Así es,USA no es un santo obviamente. Especialmente con eso que ocurrió con Perú.

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