Capitulo 04

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-¡Amy!- Abril le llama desde la cocina- ¿Puedes venir un momento?
 
-¿Qué pasa, mami? -la niña pregunta mientras corre hasta donde su madre se encuentra.
 
La castaña sonrie cuando la ve aparecer con un tutú rosado en su cintura y una corona encima de su cabellera costaña, la toma en brazos y seguidamente la deja encima de la encimera,
 
-¿Recuerdas que la entrenadora nos ayudó el otro dia a llegar a casa? -pregunta sonriente.
 
-Sip-dice asintiendo.
 
-Estaba pensado que quizás podríamos hacer algo para darle las gracias.
 
Amy frunce el ceño
 
-Pero ya le dimos las gracias.
 
-Si, pero quizás podemos hacer algo especial para ella, por habernos ayudado Igual que cuando por ejemplo le hicimos un pastel a la tia Ama por ayudamos a arreglar la colefacción.
 
Los ojos de Amy se lluminan con la idea de prepararle algo a su entrenadora y enseguida se encuentra asistiendo varias veces con la cabeza
 
-¡Si! ¡Regalo para la entrenadora Samy!
 
Abril sonrie y seguidamente deja un beso en la frente de la pequeña.
 
-¿Qué te parecen unas galletas?
 
Amy sonríe ampliamente ante lo sugerencia, asintiendo con entusiasmo.
 
-¡Galletas de chocolate para la entrenadora Samy!
 
[...]
 
-¿Cómo en los peliculas? - Lucas pregunta, con sus ojos azules brillantes y una sonrisa que expresa pura emoción.
 
Se encuentran calentando un tanto apartados de los demás, hablando entre ellos sin realmente prestor mucha atención a lo que deberian estar haciendo.
 
-Mhmm- Amy coloca su mano en su barbilla y se encoge de hombros. -No estoy segura, pero mi mamá se pone muy nerviosa, como cuando la tia Ama va a esa tienda de tatuajes y ve a al señor que le gusta
 
Lucas frunce el ceño pero asiente

-¿Tu crees que tu mamá y la entrenadora se van a casar?
 
-No lo sé, pero espero que si porque la entrenadora Samy me cae muy bien-sonrie- Y tiene un coche muy bonito
 
El niño de cabello rubio sonrie.
 
-Si se casan, ¿puedo ir a la boda?
 
-Puedes, pero para eso primero tenemos que hacer que se enamoren.
 
-¿Y cómo hacemos eso? - Amy aprieta los labios. procesando la pregunta y buscando una respuesta.
 
-No lo sé.
 
Se quedan en silencio, cada uno pensando la manera perfecta en la que conseguir que su pequeño plan funcione
 
-¡Ya sé!- Amy exclama pero no demasiado fuerte para no ser regoñada en mitad del calentamiento- Tengo que hablar con mi tia Ama.
 
[...]
 

-Hola, Abril - Samantha la saluda con una pequeña sonrisa cuando este se detiene frente a ella.
 
En el campo tan solo se encuentran ellas, porque quizás Abril se retrasa un tanto a propósito para tener unos cortos segundos a solas con Samantha. No por nada en especial, tan solo porque la rubia es agradable (o al menos eso se dice o si misma).
 
-Hola, -sonríe
 
-¡Mamá! - Amy corre hasta ella al verla y Abril se agacha para abrazarla.
 
-Hola, bebé, -dice apoyando su barbilla en el hombro de su hija
 
Amy se aparta con el ceño fruncido y una sonrisa divertida en su rostro, mirando a su madre con algo de sorpresa.
 
- Mamá, ¿no hueles mucho a perfume?
 
El rostro de Abeil se enrojece, pero intenta ocultario con una sonrisa fingida.
 
-No me he puesto perfume, amor - Abril suelta una pequeña risa nerviosa.

Amy levanta ambas cejas, sonriendo porque sobe perfectamente que su madre le estaba mintiendo, La pequeña sabia perfectamente que aquello que olia era el perfume favorito de su madre, ya que quizás varias veces lo habia tomado prestado y lo habia usado sobre sus peluches favoritos.
 
-Mamá tengo casi siete años, no tres
 
Abril la fulmina con la mirada, y Samantha se muerde el labio para no sonreír. Genial, estaba siendo delatada por su propia hija
 
Cuando Abril dirige su mirada a la rubia, sabe que no hay persona en el mundo que se vea tan bien en una camiseta negra ceñida a su cuerpo, unos pantalones grises de deporte y un silbato amarillo colgado de su cuello. Sin embargo, ella se veía tan bien, que Abril casi quiere rodar los ojos ante lo injusticia. ¿No le podia haber tocado una entrenadora de cincuenta años, con esposo y tres hijos a Amy?
 
La respuesta es obviamente no, porque entonces el mundo entero no podía reírse de ella y de su caótica vida amorosa
 
Espera, ¿Samantha tendrá esposo?
 
-Entrenadora Samy, mi mamá y yo tenemos una sorpresa. -dice sacando a Abril de sus pensamientos.
 
Samantha levanta los cejas debido a la curiosidad que le causan esos palabras y sonrie levemente.

-Gracias, no era necesario- dice la rubia mientras se levanta.
 
Abeil aprieta los labios en una sonrisa antes de encogerse de hombros
 
-Tampoco que nos llevaras a casa y aun asi lo hiciste.
 
-No fue nada.
 
-Esto tampoco.
 
Samantha sonríe y asiente.
 
-Te diré que me han parecido el próximo dia que nos veamos
 
El corazón de Abril se acelero con las palabras. Realmente no deberia gustarle tanto la forma en lo que verla varias veces a la semana se habia convertido en rutina, lo mucho que le gustaba llegar un poco más tarde para estar solas en mitad de aquel campo de fútbol y poder hablar por tan solo unos minutos.
 
No deberia sentirse tan bien, pero lo hace.
 
-Te van a encantar,- Abril dice sonriente, colocando sus manos detrás de su espalda
 
La sonrisa divertida que se dibuja en los labios de Samantha es casi peligrosa, porque Abril de repente se siente débil.
 
-¿SI? Te veo muy segura de ello.
 
-Lo estoy, a todo el mundo le gustan mis galletas- responde orgullosa-. Y estas son especiales porque cuentan con la ayuda de una increible repostera llamada Amy Garza.
 
Samantha se rie echando su cabeza para atrás como una niña pequeña y seguidamente asiente. Y Abril puede jurar que su corazón crece un poco ante el gesto
 
-Solo por eso ya van a gustarme -dice, mirándola a los ojos como si fueran los más bonitos del mundo
 
Abril oprieta los labios en una sonrisa y aparta la mirada cuando se da cuenta de que se han quedado en silencio observándose la una a la otra por varios segundos
 
Es entonces cuando Samantha se mueve para quedar más cerca de la castaña, sus vans negras quedan justo delante de las botas de Abril en la mitad del campo de fútbol.
 
-Abril -susurra tomando el mentón de la castaña para obligar a mirarla a los ojos.
 
-¿Una sorpresa? ¿Para mi?
 
-Si-Abril dice y se acerca un poco más a la castaña.
 
Saca de la bolsa de tela que había traido con ella una pequeña caja de cartón blanca donde habian guardado las galletas de mantequilla y chocolate. Le dedica una sonrisa mientras se la entregaba.
 
-Queriamos darte las gracias, por la ayuda del otro dia-Jenna explica, y puede que sus mejillas hayan empezado a calentarse una vez más. -Fue muy amable de tu parte.
 
-¡Gracias entrenadora Samy! -Amy exclama y corre a abrazarla.
 
Abril no puede evitar que una sonrisa de gomita se dibuje en su rostro ante la imágen. Samantha abraza a la pequeña con una enorme y sincera sonrisa mientras le da las gracias y Amy le explica tode los pasos que habian seguido para hacer las galletas. Y por alguna razón Abril no siente celos de que alguien más sea tan cercana con su hija,
 
Por primera vez, se siente bien. Y es algo realmente tan extraño, pero por algún motivo se siente tan correcto y natural, que simplemente sólo se limita a disfrutar de aquello.
 
-Iré a por mis cosas, ahora vuelvo -dice la pequeña al separarse de su entrenadora y echar a correr por el campo.

El corazón de Abril late acelerado con el gesto, sintiendo que el mundo entero ha dejado de girar ahora que la mano de Samantha se encontraba tocandola
 
-¿Si?-sus ojos chocolate se abren con cierto brillo y curiosidad ante la repentina cercania
 
Samantha sonrie, como si supiera lo que aquel gesto, aquella cercania, estaba causando en la castaña.
 
-Tu hija tiene razón, te has pasado con el perfume. -susurra, y están tan cerca que con tan solo un movimiento sus labios podrian rozarse.
 
Intento no aparentar el nerviosismo y la vergüenza que siente al mantener sus mirada en los ojos avellana de la rubia, pero el brillo carmesi en sus mejillas realmente le delatan.
 
¿Y qué si se habia puesto más perfume de lo normal? Quizás si Samantha no fuera tan bonita, encantadora y amable Abril no sentiria esa necesidad de acercarse a ella.
 
-Bueno si te molesta no deberias acercarte tanto.- susurra también negándose a bajar su mirada a los labios de la rubia.
 
Porque si lo hacía, no habría vuelta atrás.
 
-No he dicho que lo hago.
 
El silencio que se forma entre ellas es rápidamente interrumpido, y Abril no sabe muy bien si sentirse aliviada o decepcionada.
 
-¡Ya estoy! - Amy grita a lo lejos mientras corre hasta ellas
 
Y en apenas un parpadeo, las dos se apartan como si nada hubiera sucedido.

¡Entrenadora Samy! | Adaptacion RivariDonde viven las historias. Descúbrelo ahora