Capitulo 07

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-Tengo un plan- Amy dice sentándose a un lado de Lucas en la fresca hierba del campo de fútbol-. Un plan para nuestra investigación.
 
El dia estaba algo nublado, y tal vez en cualquier momento la lluvia podria hacerse presente. Sin embargo, Samantha se encuentra a lo lejos, hablando con otros niños, esperando a que llegue todo el mundo para empezar el entrenamiento.
 
-¿Un plan? -el pequeño pregunta con el ceño fruncido.
 
-Para que mi mama y la entrenadora Samy hagan las paces.
 
Resulta, que durante la última semana Abril no ha aparecido para recoger a Amy ni una sola vez. Es confuso para Amy, y aún más para Samantha que no entiende que ha hecho mal para que Abril no quiera verla.
 
Supone que las excusas de Ama con que la castaña está muy ocupada tan solo son eso, excusas. Una forma de evitar la realidad, Abril no quería verla.
 
-Pensaba que no estaban enfadadas. -dice confundido.
 
-No lo están, pero mi mamá esta triste y ya nunca viene a buscarme. -la niña hace una mueca.
 
-¿Crees que esta triste porque echa de menos a la entrenadora? ¿Y por qué no viene a verla? -la pequeña se encoge de hombros.
 
-Dice que está ocupada-rueda los ojos. - Pero sé la forma de arreglarlo.
 
-¿Cómo?
 
-Si mi mamá no puede venir aqui, llevaremos a la entrenadora Samy a mi mamá. -y con una sonrisa cómplice, Lucas comienza a explicarle su plan.
 
[...]
 
El cumpleaños de Amy llega más rápido de lo que Abril esperaba, y con este, la necesidad de que todo salga perfecto.
 
-¿Cómo van esos sandwiches?-pregunta entrando en la cocina, justo después de haber dejado varios tipos de zumos distintos en la mesa de la sala.
 
Podian oirse los gritos de emoción y las risas desde la cocina, previniendo desde la habitación de la pequeña. Y Abril sonrie porque sabe que todo estaba saliendo como debia. Si Amy lo estaba pasando bien significa que todo va perfectamente.
 
- Abril, solo tengo dos manos. -Ama se queja, rodando los ojos.
 
-Bien, te ayudo.

La caataña sonrie satisfecha con esa respuesta y comienza a explicarle cómo los está haciendo.
 
-Estos son de crema de cacahuete y mermelada, estos de queso y estos de jamón. - Ama le indica, señalando tres bandejas de plata distintas, donde caras de pan blando se encuentran listas para rellenar.
 
-Entendido- Abril asiente con una sonrisa.-. Manos a la obra..
 
Ambas terminan de preparar todos los sandwiches y en un pequeño plato a parte colocan galletas que Abril había horneado esa misma mañana.
 
La castaña lleva las bandejas de comida a la sala, dejándolas en la mesita de café. Y una vez todo está perfectamente colocado, toma el mando de la televisión para seguidamente encenderla.
 
-¡Pequeños monstruos, es la hora de la pelicula!
 
Risas se escuchan en la habitación de Amy, y enseguida un montón de pasos corriendo se hacen presentes a lo largo del pasillo. Justo segundos después, un grupo de cinco niñas y un pequeño rubio aparecen en la sala.
 
-¿Qué pelicula vamos a ver, mami? - Amy pregunta, llevando su vestido de Tiana porque era de su color favorito.
 
El rostro de Abril se ilumina al verla. Ve la coleta que le habia hecho aquella mañana completamente despeinada, y eso solo indica que lo estaba pasando genial. Y eso era todo lo que la castaña queria, que tuviera el mejor cumpleaños del mundo.
 
-La que quieran, pónganse de acuerdo, ¿vale? - dice, mientras se sientan en el largo sofá.
 
-Que elija Amy, ya que es su cumpleaños. -sugiere Lucas a lo que las demás niñas asiente en acuerdo.
 
Abril va a abrir la boca para decir algo pero el sonido del timbre le interrumpe.

-¿Ama, podrias ayudar a los niños a poner la pelicula?-dice un tanto fuerte para que su mejor amiga la escuche desde la cocina.
 
-Mamá, yo puedo sola - Amy dice rodando los ojos-. No tengo tres años.
 
-¿No? Yo estaba segura de que justo hoy los cumplias.-responde divertida mientras se levanta del sofá.
 
-Mala. - Amy murmura haciendo que Abril suelte una pequeña risa.
 
-Tia Ama al rescate. -dice llegando al salón con un sandwich de mermelada entre sus manos, dejándose caer sobre el sofá al lado de la pequeña castaña y sacando risas al resto de niños.
 
-Mi tia Ama es la mejor. -Amy dice abrazando a la castaña.
 
Abril sonrie mirando la escena pero el timbre vuelve a sonar y rápidamente se dirige a la puerta principal, abriéndola y encontrándose con lo que menos esperaba.
 
-Hola, Abril.
 
La sonrisa que la castaña tenía dibujada en su rostro desaparece por completo, mientras su corazón se revela en su pecho y su respiración se atasca en sus pulmones.
 
Delante de ella, se encontraba la castaña de ojos avellana en la que no habia podido dejar de pensar. Esta vez, viste una camiseta negra junto a una chaqueta vaquera y unos skinny jeans rotos en las rodillas, y en sus manos una bolsa de tela negra. Verla vestida de aquella forma le resulta extraño, porque está acostumbrada a verla siempre en ropa de deporte.
 
Pero estaba increible, siempre lo estaba. Parecia que sin importar lo que llevara puesto, Samantha siempre estaría tan preciosa como ahora.
 
Y eso le parecia completamente injusto. Porque, ¿cómo se supone que no va a enamorarse de ella si era la mujer más bonita del mundo?
 
-Samantha-susurra. -¿Qué haces aqui?
 
La rubia frunce el ceño levemente y antes de que pueda responder la pequeña Amy aparece, pasando por al lado de su madre y lanzándose a abrazar a Samantha.
 
-¡Entrenadora Aamy, has venido!
 
-¡Por supuesto! No pensarás que me iba a perder el cumpleaños de la mejor futbolista del mundo. -dice, agachándose para estar a su altura y devolverle el abrazo con una gran sonrisa,
 
-¡Mamá, la entrenadora Samy ha venido! -exclama, girándose para mirar a su madre. Y cuando Abril ve sus pequeños ojos chocolate repletos de ilusión, no puede hacer nada más que sonreir.
 
-Ya lo veo, cielo.

-Pasa, pasa ¿te gusta mi vestido? Es verde como el de Tiana, seguro que te encanta Tiana. Los ojos de mi mamá son como los de Tiana y los mios también. -Amy habla rápidamente, debido a la emoción de que su entrenadora estuviera en su casa, en su cumpleaños.
 
Samantha sonrie mientras entra dentro del cálido hogar de Abril y Amy, cerrando la puerta detrás de ella.
 
-Tiana es genial, pequeña. -le responde, feliz de estar alli. Feliz de ver a Abril.
 
-Lo sé -sonrie-. ¿Qué es eso?
 
Amy señala a la bolsa entre las manos de Samantha.
 
-Un regalo para la cumpleañera. -Samantha responde con una pequeña sonrisa.
 
Los ojos de Amy se abren mientras le dirige la mirada a su madre.
 
-¿Lo puedo abrir, mamá?
 
Abril aprieta los labios, hay tantos pensamientos en su cabeza, tantas emociones juntas que de repente se siente un tanto abrumada. Sin embargo, intenta que no se note.
 
-Los regalos son después de la tarta, cielo.
 
Es entonces que el rostro entero de Amy se iluminan con aquellas palabras, y si antes estaba emocionada, ahora rebosaba en ella la pura ilusión.
 
-¡Eso significa que la entrenadora Samy se queda a comer tarta! -exclama con la mayor sonrisa en su rostro.
 
-Solo si a tu madre le parece bien. -Samantha dice, mirando a Abril en busca de aprobación.
 
A Abril, quien no había visto por tan solo una semana pero que se había sentido como una eternidad. La había extrañado, había extrañado su cabello castaño medio largo, su sonrisa de gomita y su forma lenta de hablar, verla nerviosa y tener pequeñas conversaciones en mitad del campo de fútbol.
 
Y finalmente, volvía a tenerla frente a ella.
 
-Porfa, porfi, por favor. -la pequeña dice mirando a su madre, juntando ambas manos en forma de súplica y poniendo pucheros.
 
A lo que Abril no puede negarse, porque es su cumpleaños y si Abril dice que no la pequeña pasaria a estar triste. Asi que con un suspiro, asiente.
 
-Claro, la entrenadora Samy puede comer tarta con nosotros.

Y si Samantha sonrie al mirarla dulcemente mientras la pequeña da saltos de emoción en la entrada de su casa, eso será algo que solo ella sepa.

¡Entrenadora Samy! | Adaptacion RivariDonde viven las historias. Descúbrelo ahora