Capitulo 06

1K 76 3
                                    

-¿Mamá? -Amy dice mientras Abril mueve sus manos mojadas y llenas de champú por la cabellera de la pequeña.
 
Se encuentran en el cuarto de baño de su acogedor hogar. Amy está dentro de la gran bañera, la cual está llena de agua caliente, espuma y un patito que flota de un lado a otro. El olor a jabón es todo lo que les rodea y después de todas las emociones que había sentido horas atrás por fin encuentra un momento de tranquilidad entre las paredes blancas de su cuarto de baño.
 
-Dime, cielo. -dice en un tono relajado.
 
-¿Por qué nos hemos ido tan rápido? No le he podido decir adiós a la entrenadora Samy.
 
La tranquilidad dura poco cuando aquel nombre aparece otra vez, y Abril pone una mueca de incomodidad aunque su hija no pueda verla.
 
-Había que irse. -intenta decir de la manera más suave posible, como si en realidad no hubiera pasado nada.
 
-Pero tú dices que irse sin despedirse es de mala educación. -y aunque la pequeña castaña no pueda verla porque está de espaldas a ella, sabe que su hija tiene el ceño fruncido.
 
-Lo es-suspira. Porque ciertamente lo era.
 
-¿Entonces? -la niña aprieta los labios- ¿Te has enfadado con la entrenadora Samy?
 
Abril suspira de nuevo y aparta las manos del cabello de su hija.
 
-No, Amy.
 
La niña se gira en la bañera para poder quedar frente a su madre y mirarla con aquella expresión que gritaba regaño.
 
-Tú siempre me dices que hay que decir si algo nos molesta, porque la otra persona no puede leer la mente. Que es importante comunicar los sentimientos.
 
Rueda los ojos como una niña pequeña, maldiciendo el momento en el que dijo aquello.
 
-No tengo que comunicar mis sentimientos con tu entrenadora, ella es solo eso, tú entrenadora. -Amy niega, insatisfecha con aquella respuesta.
 
-Pero la entrenadora Samy te hace sonreír, le gustan tus galletas y estoy segura de que quiere ver sus películas favoritas y llevarte a una cita. -dice apoyando sus manos mojadas en el borde la bañera mientras levanta las ceja de arriba abajo.

Abril entonces suelta una pequeña risa ante las palabras de su hija, de algún modo, le hacen sentir un poco mejor que ella piense eso. Al menos una de las dos lo hacía.
 
-¿Tú crees? -le pregunta entonces,
 
-¡Si! -exclama con emoción- Lucas dice que los ojos de sus papás brillan cuando se miran, y los de la entrenadora Samy brillan mucho cuando te está mirando a ti.
 
Abril mira a su hija con adoración y se muerde el labio ante las palabras, pensarlo le da vértigo ¿Pero y si su hija tenía razón? Tal vez, el universo estaría de su parte, por lo menos esta vez.
 
-Eres demasiado observadora, ¿lo sabes?
 
-Tía Ama dice que lo he heredado de ella. -presume con orgullo.
 
Abril se rie y niega con la cabeza levemente.
 
-Anda, terminemos de bañarte antes de que se enfrie la cena.
 
[...]
 
-¿Ya se ha dormido? -pregunta desde el sofá al ver a su mejor amiga salir del cuarto de Amy.
 
-¿Dudas de mi talento como cuenta cuentos? -con una sonrisa Ama pregunta justo antes de desplomarse a su lado en el sofá.
 
Abril sonríe y le da un sorbo a su taza de té roja de la cual todavía salia humo. Aún tiene el corazón acelerado y jura que aún puede sentir el fantasma de los labios de Samantha sobre los suyos.
 
-¿Cuánto crees que debe odiarme en una escala del uno al diez? -pregunta en un susurra.
 
Ama no puede evitar rodar los ojos ante lo dramática que su mejor amiga estaba siendo.
 
-Le has besado Abril, no has matado a nadie.
 
Pero Abril niega, porque Ama realmente no podía entenderla. No entendía lo bien que siempre se había sentido con Samantha desde el primer momento, lo mucho que la rubia causaba en ella sin tan siquiera conocerse demasiado, la forma en la que había entrado en su vida como un huracán que a su paso había arrasado con todo.
 
-Ella es maravillosa Ama, demasiado como para ser real-intenta explicar-. Adora a los niños. Dios, tendrías que ver cómo trata a Amy, la forma en la que le hace reir... -sonríe tontamente- No he podido evitarlo, realmente quería besarla.
 
-¿Entonces cuál es el problema?

-El problema es que no debía haberlo hecho, porque no se nada de su vida privada. Tal vez está casada, tal vez tiene hijos, tal vez se está viendo con alguien y...
 
La castaña niega.
 
-Entonces simplemente tienes que hablar con ella.
 
-Cuando lo dices tú parece tan fácil...
 
-Lo es, pero el miedo a que algo salga mal te hace verlo como la cosa más difícil del mundo.
 
Abril asiente, bajando la mirada a su taza de té.
 
-De todas formas no puedo permitirmelo Ama, no solo soy yo. -susurra.
 
Su mejor amiga frunce el ceño.
 
-Pero Amy la adora.
 
-Ya, quizás demasiado. Pero no puedo dejar que la gente entre en nuestra vida y después tener que recoger mis pedazos y los de Amy cuando se vaya.
 
Ama aprieta los labios, porque sabe que aquello era un tema un tanto delicado para Abril.
 
-Quizás nunca se vaya, quizás es momento de que permitas que alguien más cuide de ti y de Amy- dice con cariño.
 
-Para eso te tengo a ti.
 
Ama la mira, y Abril sabe perfectamente lo que quiere decir con esa simple mirada. Amy tendrá su propia vida y no podrá estar siempre que la necesite.
 
Abril sonríe con un poco de tristeza.
 
-Estaremos bien, siempre lo hemos estado. -la castaña asiente.
 
-Siempre van a estar bien, porque se van a tener la una a la otra. Pero Abril, tú también mereces ser amada.
 
La castaña aprieta los labios y apoya su cabeza en el hombro de su mejor amiga.
 
-Da mucho miedo. -susurra.
 
-Lo sé- Ama dice acariciando su cabello-, lo sé.
 
[...]
 
-Tranquila Amy, seguro que a tu mamá se le pasará. -Lucas dice apoyando su mano en el hombro de su amiga.

Amy sonrie con tristeza, y está vez ni siquiera fingen estar prestando atención a Samantha, quien les ha mandado a calentar los diez primeros minutos de la clase.
 
-Mi mamá nunca se va sin despedirse no quiero que se enfade con la entrenadora Samy.
 
-Los adultos san raros, yo tampoco los entiendo -dice el rubio rodando los ojos, haciendo que Amy ría un poco.- Seguro que lo arreglan hoy cuando termine el entrenamiento, ¿vale?
 
La castaña asiente, sintiéndose mucho mejor con las palabras de Lucas.
 
-Vale.
 
Amy abraza a Lucas con una sonrisa, esperando con fuerza que su amigo tenga razón.
 
[...]
 
Todos los niños corren hasta la puerta de metal del campo de fútbol, mientras un montón de padres los recogen y emprenden su camino a casa con sonrisas e historias de lo que han hecho hoy.
 
Sin embargo, Amy se queda cerca de su entrenadora.
 
-Siento que nos fuéramos corriendo el otro dia, te he hecho un dibujo. -dice, con un papel abrazado contra su pecho.
 
Se lo entrega a la rubia mayor con emoción en sus ojos y Samantha siente que podría llorar. Amy era la niña más dulce e inteligente que Samantha haya conocido en toda su vida, y entonces, con el dibujo de lo que supone que es ella jugando a fútbol y un corazón verde dibujado en la parte de arriba, Samantha se siente malditamente afortunada.
 
-Muchas gracias, angel-dice antes de abrazarla-. Y no es tu culpa cariño, supongo que tu madre tenía prisa.
 
Amy se separa de su entrenadora y la mira con algo de preocupación.
 
-¿Tú y mi mamá estan peleadas?
 
Aprieta los labios, y la realidad es que no sabe que responder a eso. Estaba confundida, había sido besada por aquella mujer que parecía sacada de sus sueños más profundos, y desapareció cuando quiso darse cuenta. Fue un tanto frustrante, pero no quiso darle demasiadas vueltas y hablar con ella el próximo día.
 
Solo esperaba que Abril no se arrepintiera de aquel beso, porque sin duda ella no lo hacía.
 
-No estamos peleadas, no te preocupes. -le sonrie.
 
-¡Genial!-le abraza con fuerza, sintiéndose aliviada. -No quiero que se enfaden.

-No pasará, tu mamá es muy genial, ¿sabes?-dice con una gran sonrisa.
 
-¡Si. Es la mejor mamá del mundo! -Samantha asiente.
 
-Estoy segura de eso.
 
-Aqui está la mejor futbolista de todo Estados Unidos.
 
Amy se gira con sorpresa al escuchar aquella voz y sale disparada con los ojos brillantes de emoción.
 
-¡Tía Ama! -exclama llegando hasta ella, quien la toma en brazos con una sonrisa.
 
-Hola, preciosa. ¿Qué tal ha ido?
 
-¡Muy bien! -exclama, pero entonces frunce levemente el ceño. -¿Y mamá?
 
Ama de repente parece un tanto nerviosa, y no puede evitar sentirse algo mal al notar la leve decepción en la voz de la pequeña.
 
-Tenía mucho trabajo y he tenido que venir yo, siento decepcionarte.
 
-¡No pasa nada! -dice antes de volver a abrazarla -Así conoces a la entrenadora Samy.
 
La castaña entonces aparta la mirada de su sobrina para mirar a la mujer rubia que parecía un tanto incómoda ahora.
 
-Hola, soy Ama. -se presenta con una sonrisa amable.
 
-Samantha, encantada.
 
-Siento que Abril no haya podido venir...-dice con una mueca, un intento de sonrisa que se queda en eso, intento.
 
-No hay problema.
 
Aunque en realidad aquello le molesta de cierta forma, Samantha piensa que tal vez simplemente sea así, Abril  teniendo mucho trabajo y para nada intentado evitarla. Pero cuando Amy se despide y la ve marcharse de la mano de la chica castaña, por tan solo unos segundos, siente envidia. Y cuando se da cuenta de eso, se asusta.

¡Entrenadora Samy! | Adaptacion RivariDonde viven las historias. Descúbrelo ahora