XI

412 42 5
                                    

Lino blanco

Envuelto en una neblina de incredulidad, me sumergí en un mar de pensamientos tumultuosos. Toda esta información, ¿acaso tiene algún sentido? ¿Dioses? ¿Destino? Yo, un escéptico empedernido, no puedo dar crédito a ninguna de estas ideas. ¿Cree que soy tan ingenuo como para creer en esta historia fantasiosa? Pero cuanto más reflexiono, más se desliza el sentido entre las grietas de mi incredulidad.

El silencio se cierne sobre la habitación como un manto pesado, y yo, con la mirada baja, intentó articular palabras que desafíen esta realidad distorsionada. ¿Debo expresar mi descreimiento y arriesgarme a su ira, o debo seguir el juego por temor a las consecuencias? Mientras tanto, él sigue observándome con una intensidad penetrante, clavando sus ojos oscuros y vacíos en los míos, como si pudiera leer mis más profundos pensamientos y temores.

_Su majestad yo...

Me esforcé por encontrar claridad en mis pensamientos, pero su mirada fija en mí me llenaba de una incomodidad abrumadora. Cada palabra que se formaba en mi mente parecía desvanecerse en el aire, ahogada por su imponente presencia.

_Yo soy alguien sin creencias firmes, y con todo lo que usted dijo, permítame expresarle que me resulta sumamente complicado aceptar esta historia. Por favor, compréndeme yo-

Fui interrumpido abruptamente.

_¿No me crees? Bien, comprendo tu escepticismo, pues parece que nunca has escuchado hablar de esto antes, pero te pido que confíes en mí. Puedo entender que te resulte una historia larga y algo complicada de asimilar. Sin embargo, tranquilo, una vez lleguemos al palacio, te concederé el permiso para acceder a mi biblioteca real. Allí encontrarás libros que relatan con mayor detalle la historia de mis ancestros.

_El palacio...

No quiero ir ahí, y mucho menos en compañía de este hombre. Sin embargo, ¿acaso mi ausencia podría significar... Su muerte? ¿O será que toda esta historia no es más que una artimaña para llevarme con él? Aunque sus palabras acompañadas con su profunda voz suenen melódicas y embriagadoras, ¿Cómo puedo confiar en que cumplirá con todo lo que promete? Las dudas, como sombras inquietantes, se ciernen sobre mí, oscureciendo incluso las palabras más dulces que brotan de sus labios.

_Yo... ¿Algún día podré regresar a casa?

Su rostro parecía desconcertado con lo que dije y sus hormonas se volvieron un poco pesadas.

_¿Qué? ¿Acaso no escuchaste nada de lo que dije?

Antes de que se enojara más, intente apaciguar lo, parece que es alguien explosivo.

_Yo... si y perdóneme no me exprese correctamente, para mi esto es muy difícil por favor entienda todo paso muy rápido yo hace poco solo vivía en paz con mi familia y ahora usted me cuenta todo esto, para mi es algo abrumador y asfixiante yo nunca quise nada de esto yo solo quería una vida feliz y tranquila como siempre lo fue, yo solo quería ese día salir por fin de esa casa y poder hablar y conocer personas, cosas nuevas; ni siquiera, pude disfrutar del festival que tanto rogué por ir... Todo esto es muy injusto.

Mis lagrimas salieron mientras que mi voz quebrantada dejaba fluir este agrio sentimiento guardado en mi pecho. De repente sentí unos brazos rodeándome calentando mi cuerpo y entonces, un suave suspiro rozó mi cuello, estremeciendo mi piel con el delicado contacto de unos labios fríos.

_Está bien tranquilo, perdóname .

Yo solo me limite a llorar en silencio ya cansado de todo esto. Después de un rato se separó de mí mirándome directamente a los ojos sosteniendo y acariciando suavemente el dorso de mis manos.

Mi reina - MaitakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora