Para poder formar parte de la Cosa Nostra oficialmente tenías que pasar una prueba. Usualmente, te entregaban un enemigo, atado y noqueado, y lo único que tenías que hacer era apuntar y apretar el gatillo. Así de fácil.Para poder formar parte de la Cosa Nostra cuando no nacías dentro de la organización, la prueba cambiaba ligeramente. Yo perdí la cabeza durante mi prueba.
La cabeza de la famiglia me había entrenado durante cinco años cuando decidió que me quería dentro de la organización y eligió mi prueba.
Observé al adolescente que tenía delante, era delgado como un perro callejero y su cuerpo temblaba con miedo contenido, sin saber cómo reaccionar ante mi presencia.
Cada persona tenía su rol dentro de la organización, habían contables, médicos, soldados, conductores. Todos sabían lo que yo era, y no pertenecía a ninguna de las anteriores.
El plan inicial del Capo era transformarme en una espía, se me daba bien recolectar información sin llamar la atención. Su plan cambió completamente después de mi primera prueba.
Me habían trasladado en un G-Wagon hasta una fábrica que parecía abandonada. Con los ojos vendados, para no poder memorizar el camino y unos cascos insonorizados, impidiéndome escuchar su conversación.
Cuando llegamos, me ordenó que alejara la tela de mis ojos y mientras me la desataba, su guardia me abrió la puerta.
Bajé de un salto y miré a mi alrededor. Estábamos enterrados en las profundidades de un bosque y a unos diez metros había un edificio de dos plantas en mal estado. Una fábrica, había deducido por su aspecto.
Cuando empezamos a caminar, la nieve crujió bajo mis botas de combate, y me tensé ante el ruido que me impedía escuchar alrededor.
Lo único qué sabía era que si conseguía cumplir la misión, mi padre tendría unos cuantos días más de vida asegurados. Al menos hasta que una nueva amenaza cayera sobre mis hombros, pero unos días eran unos días. No iba a fallar.
Giovanni me había dicho que durante sus misiones, tanto Dante, Gianluca y él simplemente tuvieron que apretar el gatillo y matar a alguien que estaba atado a una silla. Intenté convencerme a mí misma de que el Capo de la Cosa Nostra iba a elegir la misma suerte para mí. No había nada emocionante ni peligroso en eso, y me encantaba.
A mis catorce años, ya había saboreado la muerte varias veces y ya no me aterraba en absoluto. Me había encontrado a mí misma deseándola a veces.
Entramos en el edificio y miré por toda la planta, buscando a mi primera víctima. Segunda, si contábamos a mi madre, que había muerto tan pronto como el doctor informó que yo había nacido.
Pero estaba vacío. No parecía haber nadie más que nosotros en la planta, y el sonido del viento entrando por las ventanas rotas hizo que se me pusiera el pelo de punta.
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ATARAXIA (Editando)
RomanceEn un mundo donde la traición se paga con sangre y los secretos son la moneda más valiosa, Gianna Lombardi ha aprendido a sobrevivir jugando con las reglas de la mafia... y rompiéndolas cuando es necesario. Pero cuando su pasado regresa para desafia...