Capítulo 15.

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—No lo hará, él se fue a no sé a dónde y me dejó pasar a tu casa —dijo con simpleza—. Bueno, ¿te puedo dar otro beso?

—Estás loca —dijo Micaela.

María estaba confundida por como la llamó la chica

—¿Qué haces aquí?

—Te vine a visitar, le mentí a tu padre con que vine a explicarte la tarea que nos dieron hoy. —Sentía que se olvidaba de algo— ¡Ah! Camila y yo queríamos invitarte ir al campo este sábado, irá su papá. Obviamente, yo ya le pedí permiso a tu padre y me dio una respuesta positiva.

Micaela estaba sorprendida porque su padre aceptó la invitación y se puso a pensar.

—Él aceptó, pero con la condición de que él irá conmigo solo para cuidarme porque irá un hombre — dijo.

—¡¿Qué?! ¡Eso es injusto! —María pensaba que sus planes fueron arruinados por el padre de su amada bella durmiente.

—Oye, ¿por qué quieres que vaya al campo contigo?

María se puso nerviosa al no saber qué responderle.

—Camila... —fue lo único que dijo, la chica contraria estaba confundida— Ella quiere pasar tiempo con nosotras porque dice que no quiere pasar sola en su embarazo.

—De acuerdo, mi papá irá conmigo. Tendré que preparar todo, aún tengo tiempo.

—Micaela... —fue lo único que dijo la chica para llamarle la atención— Te amo — dijo con rapidez y le robo un beso.

Micaela le regaló una sonrisa. Ya estaba acostumbrada a los labios de María y ella no se quedó atrás, con sus manos agarró la parte de atrás de la cabeza de María, uniendo así, sus labios con los labios de su amiga e hizo que cayera encima de ella en su cama.

María se separó por falta de aire y se avergonzó por la debilidad que tenía con la chica.

—Creo que ya fueron muchos besos por hoy —dijo María, tratando de ser coherente.

—Tú me pediste que te diera más besos, Mari.

—Mejor levántate de esta cama —dijo y se levantó de la cama.

ΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩ

Sábado 20, de junio de 1970.

Camila, María y Micaela estaban emocionadas por el viaje que estaban por recorrer. Los dos hombres que las acompañaban se reían por la plática de mujeres que tenían.

Los hombres estaban hablando sobre política de sus países, mientras que las chicas estaban hablando sobre el embarazo de Camila.

—Yo digo que será una niña —dijo Micaela.

—Yo quiero que sea varón —dijo María, tocando el vientre de su amiga.

—¡Niñas! —gritó el padre de Camila mientras conducía su camioneta— ¡Dejen de chismear como si fueran unos pericos!

—¡Chicas, estamos hablando los adultos! —Esta vez gritó el padre de Micaela.

Las chicas se quedaron calladas, pero se aguantaban las ganas de reírse por los gritos de los hombres sobre la política.

Cuando llegaron por fin al campo, Micaela salió primero de la camioneta, seguida por María y Camila bajó con delicadeza de la camioneta.

Camila se acercó a María para poder hablar con ella.

—Mirá, yo voy a ir a la cocina con el papá de Mica y mi papá —susurró para que los dos hombres y la chica no las escucharan—. Los voy a distraer para que vos te lleves a Mica al río y le pidas que sean novias. —Sonrió, provocando timidez a su mejor amiga de toda la vida.

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