► K: No. 01

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Te detestaba.

Habías sido transferida desde México a Kortac por un tiempo. Eras la única mujer en su organización y él estaba totalmente en contra de que debía confiarle tareas a una mujer.

"Ese no es tu trabajo"

Siempre reprochaba cada vez que intentabas demostrarle tu capacidad.

Constantemente en la base escuchabas comentarios poco disimulados de tus compañeros.

"¿A quién se la tuvo que chupar para llegar a ese rango?"

Te irritaba y te esforzarse por entrenar y destacar en los entrenamientos. El coronel se negaba a darte misiones pero había una razón tras sus denigraciones.

Una razón tan profunda como la mirada que te clavaba cuando entrenas.

Hacía tiempo para ir al gimnasio a verte levantar pesas y trotar. Su ejercicio favorito eran las sentadillas.

Te citaba en su oficina siempre que terminabas, con cualquier excusa con tal de regañarte. Su sangre hervía de deseo cada vez que te hacías la dura y podía ver el sudor bajar por tu cuello y perderse en tu escote.

Moría por poner sus manos en esas curvas y por comerte con sus labios su pudiera.

"Un conejito como tú no puede andar por ahí saltando, hay depredadores. Te estás exhibiendo"

"¿Le molesta eso o el hecho de que no me puede tocar?"

Sabías perfectamente sus intenciones, sus miradas no pasaban desapercibidas y no es que intentara disimularlo mucho.

No querías darle el gusto, pero König era un hombre que no sabía aceptar un "no" por respuesta.

Estabas en las duchas como cualquier mañana después de tus ejercicios cuando sentiste un gran cuerpo pegarse a tu espalda. Sus manos viajaron hacia tus senos, ahuecándolos y sus dedos atraparon rápidamente tus pezones.

¡C.. Coronel! - Te quejaste.

Cubrió tu boca para llevar su otra mano hasta abajo, hacia tu centro para humedecerte ayudándose del agua de la ducha.

Frotando tu clítoris con rapidez mientras tus gemidos se ahogaban en su mano.

Cuando introdujo uno de sus dedos, suspiró en tu oreja.

Imagino lo apretada que debes estar, hasenmädchen.

Te deshacías en sus dedos hasta que se detuvo, dejándote rogando por más.

Jaló tu cabello, tirando tu cabeza hacia atrás mientras se pegaba a tu cintura para que sintieras la dura erección presionarse a tu espalda.

¿Qué es lo que deseas? Dímelo.

Ha.. Por favor.

Voy a sentirte hasta el fondo.

Te giró hacia él, cargandote con facilidad para estamparte contra la pared del cubículo, besando tus labios de forma animal mientras aprieta tu trasero.

Su miembro roza tu mojada intimidad y jadeas ante el contacto. Antes de que puedas ser prevenida clava su grosor en tu interior.

Un gemido de dolor y placer sale de tus labios, te da algunos minutos para acostumbrarte mientras muerde tu cuello, sabía que era un hombre grande.

Luego de un momento empieza con sus embestidas que van acelerando gradualmente. Gruñe roncamente ante la sensación adictiva de sus paredes apretadas.

Clavas tus uñas en sus hombros mientras envuelves tus piernas alrededor de sus caderas con el miedo de caerte por su brusquedad. Él cubre tu boca con su mano para callar los fuertes gemidos que salen de ti y hacen eco en la pared del baño.

Te aferras a él sintiendo tu orgasmo cerca luego de que la forma en que frotaba tu clítoris a la par que entraba y salía como le placía de tu interior te empujaba más cerca de límite.

Él dejó escapar un gemido acompañado de una maldición cuando sintió que de pronto tu vagina se volvió más apretada tras tu orgasmo.

Obligándose a si mismo a salir de tu interior para no acabar, apretando su propio miembro entre tus muslos para masturbarse hasta dejar salir todo lo que había aguantado por tu culpa hasta ese momento.

One Shots | COD Donde viven las historias. Descúbrelo ahora