► R: No. 01

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Anexo 1/3

Fuiste secuestrado por los rusos para ser obligado a trabajar con las armas químicas bajo el poder de Vladimir Makarov.

Estuviste siendo explotado en aquel laboratorio durante aproximadamente seis meses hasta que empezó el conflicto bélico contra los ingleses.

Se hacían llamar "Fuerzas Especiales 1-4-1"

Tras la muerte del líder terrorista fuiste capturado junto con los pocos sobrevivientes y transportado a aquella base en otro país.

Dijiste todo lo que sabías, después de todo jamás quisiste trabajar para los rusos pero aún así dieron órdenes de mantenerte encerrado para poder investigarte.

Era una celda fría y húmeda, aquel ambiente te mareaba e irritaba. Era tan desesperante tener que estar encerrado sin que tomen en cuenta lo que dices o pides.

Como si hubieses sido el mismísimo Makarov.

Las supervisiones de tu celda las realizaba un soldado enmascarado que jamás respondía cuando pretendías hablar con él. Luego de un tiempo el vigilante fue cambiado, esta vez por un hombre con un casco y googles, era visiblemente más bajo que el anterior.

No intentabas hablarle, pero no era muy difícil darse cuenta que no apartaba la vista de ti. Sabías que debía vigilarte pero eso ya era una exageración.

— Disculpe, no se lo tome a mal pero me incomoda que me esté observando tanto. No es como si tuviese por donde escapar.

— Es simplemente rutina. Tengo que asegurarme de que no hagas nada inapropiado.

Su mirada parecía juzgarte pero más que molestarte te intrigaba. Porque no parecía una mirada autoritaria, sino avergonzada.

¿Estaba intentando ser rudo?

— Eso se llama acoso ¿Sabe?

— ¿Acoso? — Murmuró confundido. — Solo te estoy vigilando para que no intentes hacer una estupidez.

— Por Dios ¿Qué podría hacer encerrado entre cuatro paredes? No tienen un mínimo de decencia humana.

— Es por tu propia seguridad. Aunque de los reos eres el que menos parece perturbado por estar aquí.

— No lo estoy porque ya he dicho todo lo que sé. Colaboré con Makarov por mi vida, usted hubiese hecho lo mismo en mi lugar.

— ¿Crees que hubiera traicionado a mis compañeros y a mi país por intentar salvar mi vida?

— ¿Qué le hace pensar que yo tengo compañeros que respetar? — Dijiste molesto. — Para usted es muy fácil hablar porque tiene un equipo que lo escuda. No sabe lo que es sentirse miserable y ser culpado por ello.

— ¿Crees que no he vivido mis momentos de miseria? — Sostuvo los barrotes con fuerza al fruncir el ceño. — He luchado en guerras y batallas duras, he perdido amigos y compañeros de equipo ante mis ojos. Mi vida ha estado varias veces en peligro.

Chasqueó, deteniéndose por un momento.

— No creas que siempre he tenido un equipo que me respalda. Yo también he estado solo.

— Entonces debe saber lo que se siente ¿Por qué me juzgan tanto? No maté a nadie ni planeo hacerlo. Solo quería vivir ¿También me quitarán ese derecho?

— No puedes simplemente decir "oh bueno, no maté a nadie pero ayudé a uno de los hombres más buscados del mundo a avanzar con su objetivo". La lista de acusaciones es bastante larga. — Recriminó. — Tienes suerte de seguir respirando.

— Cuando tienes un cañón en la cien no es como si tuvieses muchas opciones.

— ¿Acaso no sabes lo que es dignidad? Para un soldado una regla de oro es no traicionar a los suyos

— Pero yo no soy un soldado. A mí no me interesa la guerra y toda esta mierda. Las hazañas de Makarov no iban a detenerse con mi muerte ¿Entiende?

Roach se desplazó por los laterales, sin apartar la vista de ti.

— ¿Entonces qué crees ser? ¿Solo un ciudadano despreocupado que de manera inocente fue llevado hasta el borde del precipicio y cayó? Por favor, no me hagas reír.

— ¿Sabe? Realmente no me importa lo que su falsa justicia determine sobre mí. Después de todo ustedes y Makarov son la misma mierda.

— No me compares con ese bastardo, yo si tengo valores y una moral.

— Su moral es invisible cuando me tienen aquí como si fuera el peor de los terroristas. Ya les he dado todo lo que me han pedido, no sé qué más quieren

El hombre soltó un suspiro fastidiado.

— Estamos siendo extremadamente benevolentes al dejar que sigas respirando. Makarov te abandonó y para tu mala suerte te atrapamos. ¿Esperas un premio por habernos facilitado las cosas?

— Espero que al menos me traten como un ser humano.

— ¿Quieres que te traiga el almuerzo? Tal vez té y bizcochos. ¿Que tal unos dulces y una cobija para que te encuentres más cómodo? — Bufó. — Esto no es un hotel cinco estrellas niño.

— Quiero salir a tomar aire.

— ¿A tomar aire? — Repitió confundido. — No eres libre de simplemente salir a dar un paseo y mucho menos yo de dejarte fuera de esta habitación.

— Solo será un rato. — Insististe. — Además usted me acompañará ¿No?

El mayor te dirigió una mirada de duda, tomándose un momento para pensar.

Tal vez no sería mala idea, después de todo solo serían unos minutos.

Se animó a desactivar el cierre de la puerta, entrando a la celda para acercarse a ti.

— Vamos. Pero me quedaré a tu lado y a cualquier sospecha haré que te arrepientas de querer salir a tomar aire.

— ¿Por qué todas sus palabras tienen que ser una amenaza?

— Estoy intentando mantener el control de la situación, nunca se sabe qué pueda hacer alguien como tú. — Sacó un par de esposas de su uniforme. — Esto es para asegurarme que no intentes hacer ninguna tontería.

— Ni siquiera estoy armado. — Rodaste los ojos ante la acusación, permitiendo ser esposado.

— No es necesaria un arma para hacer daño. — Aseguró el metal, sosteniendo la cadena para caminar contigo.

— Me siento como un narcotráficante. — Dijiste entre pequeñas risas haciendo que el hombre también sonriera.

— ¿Te gusta la comparación? ¿O tal vez pareces un perro que es sacado a pasear por su amo? — Frunciste el ceño.

— Prefiero la del narco.

One Shots | COD Donde viven las historias. Descúbrelo ahora