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Después de haber pasado el resto de la tarde afuera para disfrutar de las calles de Hawái, la noche había caído sobre la ciudad y el cielo estrellado relucía desde el balcón de la habitación donde se encontraba la pareja preparándose para cenar.

—Tengo que tomarle una foto al cielo, se ve tan irreal esto.—Sacó su celular, abriendo directamente la cámara mientras apuntaba al cielo, sonriendo en el proceso.

El azabache soltó una carcajada ante su reacción y asintió, aún pasmado por la forma tan espectacular que la noche les estaba brindando.—Sí, luce demasiado hermoso para ser real. Si no estuviéramos viviéndolo en este momento, fácilmente podría decir que está editado.

El rubio asintió estando de acuerdo, comprobando las fotos que había tomado antes de volver a guardar su celular, ahora enfocando su atencion en la deliciosa cena que se encontraba frente suyo junto con una botella de vino que él mismo se había encargado de comprar antes de volver al hotel.

—Esto luce mucho mejor que ir a los restaurantes.—Mencionó, halagando el cocinar de su novio mientras él se había encargado solo de colocar un poco de música y asegurarse de las copas para el vino.

Bin negó divertido.—No es cierto, hay comidas mejores.

—Deja de negarte a mis halagas, todo lo que haces te esmeras a hacerlo espectacular, no conozco una cosa que no hagas bien.

El contrario sintió un leve rubor sobre su rostro, aclarando su garganta y agradeciendo que estuvieran en el balcón para poder tomar aire.—Basta de halagos, ya cerró la hora de los halagos para el cocinero, es momento de comer.

Dongmin rió divertido, pero asintió ante su comentario. Se dispusieron a comer, aunque la atmósfera se sentía un tanto incómodo y eso no le parecía, ¿Qué era lo que había cambiado para que se sintiera de esa manera? No era alguien precisamente que se andaba con rodeos, así que dispuesto a conseguir una respuesta bebió de su copa y soltó la pregunta.

—¿Qué es lo que ocurre? Pareces incómodo, a lo mejor nervioso...—Cuestionó, tratando de leer sus expresiones.

Bin tosió su bebida, sorprendido por la pregunta.—¿Uh? No, no es nada.

—Suéltalo, sé que quieres decirme algo.

El contrario dudó un segundo, sabía que tendría que decírselo e inclusive su plan estaba hacerlo en ese momento, pero no podía dejar sus nervios a un lado.—Sabes que siempre quiero tu felicidad, ¿Verdad?

—Por supuesto, así como yo la tuya.—Sonrió, tomando la mano de su novio sobre la mesa.

—¿Y te acuerdas que te dije sobre mi retiro? Lo habíamos hablado hace tiempo.

Lo pensó un momento antes de asentir, recordándolo.—Sí, lo harías en tu onceavo aniversario si mal no recuerdo, que sería en diciembre del próximo año. Inclusive cuando vimos a Jinwoo por última vez fue porque te quería contactar para confirmar tu última pelea, ¿Qué pasa con ello?

Tragó en seco, jugando con el piercing de su labio.—¿También te acuerdas que te dije que me ausentaré en las próximas semanas? En cuanto este fin de semana se termine me iré, pero eso ya lo sabías.

—¿Qué es lo que pasa, Bin? Me estás haciendo inquietar.—Frunció el ceño en su dirección.

—Antes de decirte sobre eso, yo fui con Jinwoo para hablar de nueva manera sobre mi retiro.—Bajó la mirada y con un apretón al agarre entre sus manos, lo soltó.—Adelanté mi retiro para este año, por ello me ausentaré las siguientes semanas para poder afinar todos los detalles.

Dongmin soltó el agarre de sus manos, mirándolo sin realmente enfocarlo ya que se sentía perdido. ¿Estaba escuchando bien? No estaba emocionado, estaba desorientado y desconcertado por sus palabras, esperaba que lo que sea que haya escuchado estuviera mal.

—¿De qué estás hablando?

—Lo estuve pensando desde hace tiempo y, Dongmin, he trabajado duro todos estos años y te diré lo que le dije a Jinwoo cuando lo fui a ver. Pasé la mitad de mi carrera anhelando los gritos y los regalos de las personas porque de esa manera me hacían sentir querido, sentía su amor y respeto cada que coreaban mi nombre antes del inicio de una pelea, cada grito de emoción cuando levantaba los cinturones o cuando recibía un reconocimiento por mi historial en las peleas. Me sentía querido que cuando terminaba una pelea e iba al camerino lo veía lleno de flores, regalos, peluches, todo lo que te imaginas; pero cuando te conocí, cuando me pediste que te enseñara a defender fue la misma emoción que sentí cuando recién iniciaba mis primeras peleas. Estaba nervioso, me cuestionaba si lo estaba haciendo bien, si realmente te estaba ayudando, estaba ansioso por tener el siguiente entrenamiento porque me ponía feliz verte y ver tu dedicación en cada golpe, en cada mirada de concentración que ofrecías. Me di cuenta que tú provocas las mismas emociones que tengo cuando estoy arriba de un ring, y no son sentimientos negativos porque nunca me subí a un ring con el afán de lastimar a mis contrincantes ni nada, sino aquellos sentimientos de poder disfrutar el momento. Comprendí que subir a un ring ya no me provoca la misma emoción que el saber que podré verte después de días sin saber del otro, o la emoción de saber que al despertar estarás ahí a mi lado, porque todo lo que veo eres tú, solo puedo pensar en ti y no quiero nada si no eres tú, solo tú.

Dongmin seguía con su mirada puesta en él, sus ojos en un ligero brillo por las lágrimas acumuladas mientras sentía como su corazón bombeaba contra su pecho, sentía cada latido retumbar en sus oídos, sus manos comenzaron a sudar y sintió una presión sobre sus hombros. Parpadeó un par de veces, sin querer que las lágrimas salieran para no alertarlo pero fue demasiado tarde, Bin ya se había levantado de su asiento y tomado su rostro entre sus manos mientras lo miraba con una expresión melancólica.

—¿Estás haciendo esto por mí? ¿Estás dejando todo por mí?—No quería escuchar una respuesta, sabía que si era una afirmación no podría perdonarse a él mismo, ¿Cómo podría hacerlo? Sentía que le estaría arrebatando una parte importante.

—No, amor. No lo tomes como algo negativo, a lo que me refiero es que ya di mis mejores amigos entrenando y preparándome para cada contrincante, dando lo mejor de mí en cada pelea. Ahora te quiero dar los mejores años que me restan para adorarte y pensar en un nosotros, un futuro en el cual ya no sientas miedo de lo que puedan decir, un futuro al cual aferrarnos y poder ser felices tal y como siempre lo hemos anhelado. Boxear siempre fue mi primer gran sueño, pero ahora mi mayor sueño es poder estar a tu lado sin sentir todas esas presiones, sin saber que tengo que ausentarme por las temporadas altas de peleas o porque no puedo acompañarte cuando vas a tus compromisos, lo único que quiero es a ti en mi vida, no lo tomes que estoy dejando esto por tu culpa porque no lo es, solo tomé una decisión creyendo que de esa manera todo estará mejor.

Dongmin se abalanzó a sus brazos, enterrando su rostro en el espacio de su cuello y hombro. Sus brazos se aferraron al cuerpo contrario mientras sentía las lágrimas fluir sobre sus mejillas sin control, sintiéndose sofocado por un momento. Jungkook lo envolvió consigo, acariciando su espalda mientras repartía besos sobre su sienes y cabello, tratando de tranquilizarlo.

—Quiero que seas feliz y dejes de atormentarte por cosas que deberías de saber que no me importan. Ofrecí lo mejor de mí por tantos años que ahora solo quiero descansar, y todo ello lo quiero a tu lado, no me veo en otro lugar que no sea en donde tú estés, solo eso pido. No espero que entiendas del todo mi decisión, pero solo quiero que comprendas la parte que no lo estoy dejando por ti, lo estoy dejando para poder darte una mejor versión de mí. No me siento obligado a dejarlo, yo lo estoy haciendo por decisión propia, solo estoy adelantando un par de cosas pero sabes que en mis planes ya estaba contemplado.

—Te amo mucho, realmente no te merezco.—Soltó un quejido por lo bajo, aún aferrándose a su cuerpo.—No te merezco.

—Mereces todo lo bueno en el mundo, cariño. Y yo me aseguraré de dártelo.—Lo meció entre sus brazos, repartiendo besos aún sobre su rostro, tratando de limpiar sus lágrimas.

Perdieron la noción del tiempo, no estaban seguros de cuánto tiempo pasó hasta que el azabache cayó dormido entre los brazos contrarios, sintiendo lejanas las caricias sobre su cabello y espalda antes de caer rendido al cansancio. Dongmin mordió su labio, tratando de retener sus sentimientos y pensando que podría partir a partir de ese momento

Nothing | BinwooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora