10

59 12 0
                                    

Los días pasaban demasiado rápido, y cuando menos imaginaron, Bin estaba por subir al ring para su primera pelea. Se sentía nervioso, vagando por su camerino mientras repasaba sus golpes estratégicos, también tratando de recordar las debilidades de su oponente. Sentía una presión extraña sobre sus hombros, esta pelea no se sentía como las anteriores, y suponía que era por su retiro, además de como muchos internautas se disponían a manchar su nombre y su legado.

Estaba demasiado inmerso en ello que no sintió cuando la puerta se abrió, Dongmin asomándose con una sonrisa mientras visualizaba a su novio.

—¿El mejor boxeador ya se encuentra listo?—Cuestionó con un tono alegre, cerrando la puerta detrás suyo.

—Estás aquí.—El azabache sonrió, abriendo sus brazos cuando su novio se acercó a él, pegándose a su cuerpo.

—Por supuesto que estoy aquí, ¿Acaso creías que podía faltar a mi promesa?

Negó con una sonrisa.—Jamás, cariño.

—¿Estos son tus nuevos guantes? Maldición, se ven demasiado bien.—Agarró un guante morado entre sus manos y lo estudió con admiración, sin duda alguna las iniciales del boxeador con el contraste del color morado lo hacían ver demasiado especial.

—¿Te gustan? Serán para mi última temporada.—Los enseñó con orgullo, siento Dongmin la primera persona que tenía el privilegio de presenciar aquello. Ni siquiera Jinwoo había tenido la oportunidad de verlos tan pronto como se los hicieron llegar un día anterior a aquel.

—Son perfectos, me encantan.—Se impulsó con sus manos sobre los hombros del boxeador y besó sus labios, un casto piquito que le hizo añorar más al azabache.—Demuestra que mereces todos aquellos trofeos que tienes, que eres el mejor boxeador que el país puede tener. Por favor, disfruta de esta pelea y no te enfoques en nada más que en ello, ¿De acuerdo? No quiero que salgas lastimado por distracciones que no valen la pena.

El azabache sonrió, asintiendo ante las palabras de su novio, enterneciéndolo.—Estaré bien, ni un rasguño.

—Eso espero, luego vuelves a casa con un feo moretón o una cortada en tu rostro.

—Pero la mejor parte de todo esto es cuando me consuelas por ello.—Envolvió su brazo sobre la cintura ajena, sus dedos jugueteando entre el borde de su espalda y tanteando el inicio de sus glúteos sobre el pantalón.

Antes de que pudiera alguno de ellos seguir con la conversación, la puerta fue tocada y la voz de Jinwoo sonó al otro lado.—¡Moon Bin, tres minutos para salir!

—¡Ahora voy!—Gritó con una mueca, retirando su mano.—¿Te podré ver en el público?

Dongmin asintió.—Estaré en la zona de enfrente para tí.

Bin murmuró entre dientes antes de volver a besarlo, teniendo al principio un beso lento y suave hasta que sus manos comenzaron a toquetear todo lo que estaba a su paso, siendo interrumpido nuevamente por la puerta.—¡Salgan de ahí ahora!

Ahora fue turno de Myungjun de gritar al otro lado de la puerta, haciéndolos reír. Cuando Dongmin se giró para salir, recibió una nalgada del azabache, girándose para verlo con ojos acusatorios, pero Bin se hacía el desinteresado con la acción. Con una última mirada divertida, salieron del camerino tomando rumbos diferentes a sus respectivos lugares.

(...)

La pelea había comenzado, el público gritaba extasiada por ver a ambos boxeadores intentar dar el primer golpe. Bin había intentado acorralar a su contrincante, de no ser porque no vió a tiempo el primer gancho derecho que le propinó, haciendo que soltara el aire y se alejara un par de pasos hacía atrás.

Los narrativos lo distraían, los grupos del público lo sacaban de sus pensamientos y cuando recibió el siguiente golpe directo al rostro, tuvo que girarse hacia las cuerdas para tomé el aire. La campana sonó, haciendo que cada boxeador se dirigiera a su esquina para recuperarse del primer encuentro.

—Vamos, Moon. ¿Qué te sucede? No has tirado un solo golpe, solo te cubres.—Jinwoo reprimió contra él.

Bin no contestó, se limitó a levantarse y caminar al centro del ring para comenzar su segundo encuentro. In-yeop aún se veía demasiado bien al no recibir ningún golpe, mientras Bin estaría comenzando a saborear el sabor metálico en su boca si recibía otro mal golpe en su rostro. Esquivó los primero en cuanto inició el encuentro, y cuando vió a su contrincante demasiado ocupado tratando de acertar un golpe, con un rápido movimiento clavó un gancho izquierdo, alejándolo de él.

In-yeop se apartó, cubriéndose el rostro cuando Bin soltó otro golpe, intentado volver a acorralarlo. Estaba tan sumido en ello que cuando sonó la campana para la finalización del segundo encuentro, tardó en alejarse al sentirlo lejano. Cuando se giró y caminó hasta su lugar, fue cuando pudo observar la expresión de preocupación de Dongmin, conectando sus miradas.

—¿Estás bien?—Gesticuló con sus labios, sintiendo que las uñas de sus dedos iban desapareciendo conforme el tiempo pasaba a causa de los nervios.

Dongmin le ofreció una pequeña sonrisa y asintió, restándole importancia a los golpes recibidos. Se recuperó de manera rápido en los próximos encuentros, dando golpes certeros y demostrando que el poder en el ring lo tenía él, liderado todos los encuentros hasta que llegó el último. Se encontraban agotados, pero la victoria se sentía tan cerca que Bin no dudó en clavar dos ganchos izquierdos y rematar con un golpe final en su mandíbula cuando su contrincante cayó al centro de la plataforma, sin poder recuperarse a tiempo del ataque cuando el tiempo se acabó.

Moon Bin había terminado la pelea con una victoria más mientras el público gritaba su nombre. Dongmin observó con ojos de ensoñación cuando Bin ayudó a su contrincante a levantarse, ofreciendo una disculpa por si fue brusco con sus golpes. El público aclamaba su victoria, mientras Dongmin lo miraba con una gran sonrisa al verlo feliz y ganador de dicha pelea.

2

Esa era solo la primera pelea de su largo y comprometedor calendario de actividades para su retiro.

(...)

Dongmin y Bin estaban en su propio mundo detrás del escenario. El recinto se iba vaciando, mientras la pareja estaba celebrando el triunfo, sus managers los buscaban por todos lados.

—¡Ahí están!—El grito de Myungjun los hizo asustarse, separándose levemente hasta que los reconocieron.—Muchas felicidades, Moon. Te luciste muy bien en el ring.

—Gracias, hyung.—Sonrió, aún manteniendo un brazo rodeando la cintura de Dongmin.

—¿Y cómo quieren celebrar?—Jinwoo intervino con una sonrisa.

—De hecho, hyung... Yo ya tenía otros planes.—Bin miró a su novio, el cual reaccionó sorprendido.

—¿Qué otros planes?

—Reservé un restaurante para nosotros dos, de hecho ya tendríamos que irnos a alistar para llegar a la reservación.—Miró la hora en su celular.

—Oh, supongo que no quieren compañía.—Myungjun se burló, cruzándose de brazos.

—Claramente formamos el mal tercio para ustedes.—Jinwoo provocó una risa en todos, la pareja sintiéndose levemente avergonzada.

—Yah, váyanse mientras nosotros terminamos de ver aquí.—Myungjun los despidió, empujándolos al camerino.

—Muchas gracias por esto, hyung.—Dongmin abrazó con fuerza a Myungjun, sabía que haber ido y mostrarse entre el público había sido peligroso, pero en esos momentos nada le importaba más que apoyar a su novio.

—Espero que lo hayas disfrutado, Minnie. Sigan disfrutando de la noche que aún es muy joven.—Los mayores se despidieron con un gesto de mano, perdiéndolos de vista.

Los más jóvenes se fueron al camerino, tendrían que alistarse antes de partir para su cita de esa noche. Dongmin estaba emocionado con ello, no había esperado que Bin hubiera reservado todo el restaurante solo para ellos, pero una parte de él sabía que algo se traía en sus manos porque le había pedido que llegara ropa extra formal para cuando salieran de la pelea.

Y como Myungjun le había dicho, la noche aún era muy joven para seguir disfrutando de la victoria de su novio, pensando solo aquella noche en ellos dos y dejando sus vidas a un lado.

Nothing | BinwooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora