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La siguiente pelea se trataba con Lee Hoo-seok. Había sido al inicio un dolor de cabeza acordar una fecha con él, siendo apenas dos semanas después de la primera. Lee Hoo-seok se conocía por sus bruscas técnicas para doblegar al contrincante y acorralarlo hasta que esté se rinda o el tiempo del encuentro se acabe. Los debilitaba lo suficiente para dar el golpe final en el último encuentro, acabando toda esperanza de ganarle.

Lee Hoo-seok se mantenía en forma y demasiado activo en las peleas, conociéndose por ser un tanto problemático con la prensa y sus adversarios, Dongmin dudó si había sido una buena idea que Bin se enfrentara ante él.

—¿Acaso no confías en mí?—Había cuestionado con una sonrisa, entrelazando sus manos.

—Por supuesto que sí, pero por boxeadores como él es que precisamente aborrezco la violencia. Es demasiado violento en todos sus encuentros sin excepción, no quiero que salgas lastimado de esa pelea.

Dongmin se había informado de cada contrincante con quién se estaría enfrentando Bin hasta la pelea final, y de todos sabía que Hoo-seok era el peor muy por encima de cada uno. La bestialidad que manejaba y la fuerza excesiva en sus golpes bastaba para noquear desde el primer encuentro. Lograba del ring su calabozo y de él su personaje de verdugo, castigando a todos sin piedad y lastimándolos como si sus gritos de dolor fueran música para sus oídos.

Todos le temían, pero alababan su bestialidad, siempre y cuando no les tocara enfrentarse a él.

—Estará todo bien, estudié todos sus golpes y técnicas, estaré bien en el ring.—Besó sus nudillos, tratando de tranquilizarlo.

—Por favor, vuelve a salvo.—Pidió, uniendo sus frentes y cerrando sus ojos

—Siempre, no debes de qué preocuparte.—Con una sonrisa tirando de sus labios, se inclinó lo suficiente para poder besarlo, sujetando su rostro entre sus manos unidas mientras sentía como Dongmin se acercaba lo más que podía a él.

El miedo se reflejaba en sus movimientos, sabía que el temor de Dongmin no era para nada un juego. Lee Hoo-seok era el tipo de persona que debía de irse con cuidado para enfrentarlo, pero al igual que las advertencias de Jinwoo, se había puesto a practicar sus golpes y sus técnicas para no doblegarse ante él. Lo consideraba como su contrincante más fuerte, y así como había sido un dolor de cabeza poder hablar con él, sabía a lo que se atenía en el ring.

Cuando sintió las manos de Dongmin romper la unión con las suyas para llevarlas a su cabello, sabía que en ese momento debían de detenerse. Con un pequeño jadeo, se separó lo suficiente para ver lo desorientado y pequeño que se veía su novio frente suyo, tratando de recuperar el aliento mientras sus labios se encontraban hinchados. Sonrió cuando Dongmin  abrió los ojos y volvió a depositar un pequeño beso sobre sus labios antes de separarse, manteniendo la distancia para ir por sus guantes.

—¡Es hora de salir, Moon!—Jinwoo tocó la puerta, rompiendo la atmósfera.

—Llegó el momento.—Bin se colocó los guantes y suspiró una vez más antes de salir acompañado del brazo de Dongmin, distanciándose cuando sus caminos tuvieron que separarse.

Lo vió escabullirse por las gradas, dónde sus amigos aguardaban por él. Jinwoo se posicionó a su lado, palmeando su hombro.

—¿Estás listo?

Asintió, extasiado cuando su nombre fue coreado por el público.—Estoy listo.

(...)

La pelea había comenzado, pero el pronóstico era incierto. Los golpes bruscos de Lee Hoo-seok hacían difícil para que Bin pudiera atacar, teniendo que bloquear los golpes antes de poder siquiera considerar propinar un golpe a su contrincante. Para el segundo encuentro no había podido salir de la esquina donde lo tenía acorralado, aguantando los golpes que eran dados en su abdomen y rostro.

Nothing | BinwooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora